sábado, 26 de julio de 2008

El capitalismo inventó el amor a la infancia

Rigoletto arriba, drama de Verdi con mucho amor filial (La donna e mobile)

La aparición del capitalismo en los siglos XVIII y XIX inventó el matrimonio por amor y del amor familiar. En la Europa medieval y campesina, la gente vivía en pueblos, en comunidades rurales y religiosas, donde había un cura y estrictos ritos religiosos. Cuando el capitalismo inventó el asalariado, no imaginó el efecto que tendría en la historia del mundo: los pequeños individuos dejaron sus comunidades de origen para ir a trabajar a la ciudad y, al mismo tiempo, se emanciparon del peso de la tradición y de la religión, y adquirieron una formidable libertad. Todo eso, gracias a esa enorme autonomía financiera -aunque escasa-, por primera vez en la historia.

Hasta ese momento, los casamientos eran arreglados por los padres, por el cura o por la comunidad. La condición del hombre moderno está estrechamente ligada a ese fenómeno. Ese es el momento de la invención del "matrimonio por amor", que es una institución reciente, una institución que aún no existe en buena parte de los países del mundo, donde todavía se casa a los jóvenes por la fuerza.

Con la aparición del capitalismo, para casarse dejó de contar el linaje, el patrimonio, la economía. Lo único importante es el amor, el sentimiento. Ese matrimonio por amor va a hacer aparecer dos cosas desconocidas hasta ese momento: un amor desmesurado por los hijos y el alejamiento del hecho religioso.

En la Edad Media, en el Renacimiento, en todo el siglo XVIII realmente, los niños tenían menos "valor" que los adultos. Montaigne escribió a uno de sus amigos: "He perdido dos o tres bebés" ¿Es posible imaginar en la actualidad a alguien que no sepa cuántos bebés ha perdido? Rousseau abandonó a todos sus hijos sin ningún remordimiento. Bach perdió diez hijos, Lutero perdió otros diez. En el siglo XVIII, en Francia, el 30 por ciento de los niños recién nacidos eran abandonados. Y otros muchos eran confiados a nodrizas. En esa época, moría el 90 por ciento de los niños confiados a nodrizas. Los únicos hijos que contaban eran el primero y, tal vez, el segundo; los demás no existían. Como el matrimonio no estaba fundado en el amor, no había transferencia de amor hacia los hijos.

Con la aparición del amor matrimonial, se inventa una relación con los hijos, en la cual estos se transforman en el momento más importante de la vida afectiva.