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sábado, 17 de octubre de 2009

La concentración del sexo

Delicious by Ashley Quenan Ashley Quenan

Si un condenado a muerte sabe que será ejecutado en quince días, su cerebro adquiere una extraordinaria capacidad de concentración. El sexo también concentra maravillosamente la mente y ésta es la razón por la que al hombre civilizado le obsesiona. Le permite saborear cada fracción, cada centímetro, no sólo del acto sexual, sino de la propia vida.

Después el hombre se entristece, hay una bajada de tensión al finalizar el sexo (post coitum triste decían los clásicos ) y no se tarda en volver al estado desconcentrado y desenfocado habitual. La conciencia normal es blanda y su actitud respecto a la realidad, defensiva.

Ésto es lo que Sartre denominó contingencia, la sensación de estar a merced de la suerte. Así unas relaciones sexuales interminables son un intento de escapar de la sensación de contingencia.

Y a esto ayuda que en las condiciones antinaturales de la civilización, el deseo sexual se ve artificialmente incrementado. Los simios en los zoológicos practican constantemente el sexo mientras que en la naturaleza lo tratan con relativa indiferencia.

domingo, 30 de agosto de 2009

Todo sobre el incesto

El incesto (del latín "incestare", infestar, contaminar) viene a ser, según el diccionario de la RAE, toda "relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio", es decir, cualquier clase de actividad sexual entre padres, hijos, sobrinos, abuelos, nietos, primos y hermanos,

El incesto está prohibido por la ley en casi todo el mundo occidental, aunque no de la misma forma y con la misma intensidad. En España no lo está, pero no por ello deja de estar muy mal visto. Aún así, el sexo entre padres e hijas es mucho más común de lo que pensamos; y no estamos hablando de abusos, sino de relaciones íntimas consentidas y ocultas.


Lucrecia Borgia, la prostituta del Papa Lucrecia Borgia, por Bartolomeo Veneto. Del periódico Público.

No es esto algo nuevo ni moderno: el mismísimo Lot bíblico fue seducido por sus hijas con ayuda de unos tragos de licor de uvas.

"¡Cómo es posible que los hombres sensatos puedan llegar a la absurdidad de creer que el goce de su madre, de su hermana o de su hija pueda ser delito!", se preguntaba el Marqués de Sade en La filosofía en el tocador. Pues lo cierto es que existen infinidad de teorías. Según Freud, el incesto siempre es deseado inconscientemente y su prohibición tiene como función coartar al ser humano de las tendencias de matar a su padre y desposar a su madre. Marks en 1991 llegó más lejos, hasta comparar el asco al incesto con el miedo a las serpientes: algo instintivo o, al menos, de "fácil aprendizaje".

A finales del s.XIX el investigador Edvard Westermarck propuso que tendencia a evitar el incesto podría tener una base biológica e instintiva más que cultural. Cree que es algo que forma parte de la naturaleza humana y que la atracción erótica se desvanece cuando has crecido con otra persona, sea o no sangre de tu sangre, lo cual explicaría la extensión del tabú a los padres e hijos adoptivos. Y además está la explicación biológica, dice que las criaturas nacidas de coitos entre parientes cercanos podrían ser psíquica y físicamente deficitarios.

Los sociólogos, por su parte, dicen que lo que pasa es que el incesto provoca confusión de los roles sociales y por eso no se tolera. Según el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, la prohibición del incesto inaugura la cultura humana, en oposición a la naturaleza. Según Claude Lévi-Strauss, la exogamia favorece los vínculos extrafamiliares al tiempo que mejora el reparto del trabajo comunitario. La madre de un adolescente joven puede verse favorecida por la llegada al núcleo familiar de una hembra joven bien dispuesta para el trabajo. A cambio, ese mismo padre puede “perder” a una hija, porque sabe que tendrá el recambio de una nuera en otro lugar.

Pero la Historia está llena de incestos. Ya en la antigua Grecia, el incesto madre-hijo era paso obligado por aquello del aprendizaje, y los dioses de la mitología griega fornicaban entre familiares sin problemas. En Roma, Nerón se acostaba con su madre y Calígula con tres de sus hermanas. En la Edad Media, el mismísimo Rey Arturo tuvo un hijo con su hermana Morgana. Y en Egipto, la dinastía ptolemaica y muchos faraones se entregaban a prácticas incestuosas, que nunca han sido un tabú en ese país porque en su mitología es el pan nuestro de cada día.

El padre Abraham, el de la Biblia, se casó con su hermana Sara, sentando un precedente que convertiría las Sagradas Escrituras en un cúmulo de incestos... hasta llegar al papa renacentista Alejandro VI, que no dudó un segundo a la hora de fornicar con su hija, la bellísima Lucrecia Borgia.

También se ha cometido incesto por razones de Estado (Cleopatra se casó con dos de sus hermanos). Eso por no hablar de monarquías europeas como los Austrias o los Borbones, que se apareaban entre ellos por imperativo real. Más vicioso fue el caso de Carlomagno, que no dejaba casarse a sus hijas porque las tenía de amantes; o Augusto II el Fuerte, rey de Polonia, - a caballo entre el s. XVII y el XVIII - que tenía como concubina favorita a su propia hija bastarda.

En la actualidad, el incesto es una costumbre permitida en ciertas zonas de habitantes indígenas. La tribu sudamericana de los kubeo, por ejemplo, lo considera un rito de iniciación a la edad adulta. Los indígenas hawaianos y peruanos lo han practicado hasta hace nada. Y en la tribu africana de los tutsi, si un hombre tiene un gatillazo en su noche de bodas tiene que ir junto a su madre para que ésta le devuelva con sus artes la virilidad...

jueves, 13 de agosto de 2009

El erotismo de las estatuas

El romano Plinio el Viejo cuenta la pasión erótica que suscitaba la estatua policromada Venus de Cnido, de Praxíteles, pues alguno se le abrazaba durante la noche y la besaba dejando la estatua llena de huellas. Ovidio relata el caso del escultor Pigmalión cuya hermosa estatua de Venus, cincelada por el mismo, le llenó de pasión de tal manera que igualmente se abrazaba con ella y la besaba.

Venus Colonna, copia romana de la Venus de Cnido

Pero nadie llegó al nivel del romántico Heinrich Heine. En su libro Noches florentinas cuenta el caso de un joven que se dirige a un jardín donde yace una estatua femenina que le obsesiona para besarla. Lo hace con gran voluptuosidad y siente tal deleite que se convierte exclusivamente en un adorador de estatuas, y lo curioso el que el propio Heine actuaba igual según le confesó a un amigo más tarde. Heine evocaba una de sus últimas salidas antes de quedarse paralítico, fue el Louvre para contemplar la Venus de Milo Se postró ante ella y conmovido pasó largo rato a sus pies. A pesar de todo Heine murió de sífilis que seguro no le contagió una estatua.

En el año 30 del pasado siglo Luis Buñuel, con guión ex- aequo con Salvador Dalí , realiza La Edad de Oro y en uno de sus fotogramas recoge la escena en que una actriz lame con frenesí el pie de la estatua de Diana, lo que provocó - unida a otra escena en la que muestra a uno de los personajes de “Los 120 días de Sodoma” de Sade interpretado por Jesucristo - que fuera retirada una semana más tarde para salvaguardar el orden público. Envuelta en el escándalo, recibió violentas críticas, ataques de la extrema derecha, y fue prohibida en Francia y en Estados Unidos.

sábado, 8 de agosto de 2009

Sexo y arte de los fluidos corporales

Júpiter y Antíope. Rembrandt

Henry Miller en Trópico de Cáncer proclama que cuando un hombre arde de pasión quiere verlo todo, incluso como ella hace pis. Es como si el hombre quisiera retornar a la humedad del seno materno. Los franceses dicen retourner dans la mére, retourner dans la mer. Miller confiesa que una vez en un parque se puso debajo de una mujer de forma que pudo verle todo y esa visión le procuró tal paz interior que se quedó dormido.


Sin saberlo se produce una fascinación inversa en las mujeres: hay cierta práctica que se da en algunos lugares de Grecia y los Balcanes y es que durante las fiestas los hombres llevan pañuelos en sus sobacos para regalar a las mujeres que invitan a bailar. Hay algo fascinante en el olor, no en el mal olor sino en el olor personal y privativo de la otra persona

La ovulación aumenta la respuesta a la feromona androstenol (que contribuye al olor corporal masculino). El responsable de todo este oloroso asunto es el órgano vomeronasal, situado en la nariz. Los roedores lo usan para buscar pareja: detectan las feromonas presentes en la orina de otras ratas. Así evitan escoger compañeros sexuales con un sistema inmune demasiado similar al suyo y se aseguran una descendencia sana.

Este instinto también está en los humanos: en ensayos con mujeres a las que se les pidió que olieran camisetas sudadas por distintos hombres. se encontró que preferían el olor de aquellos cuyo sistema inmune era diferente al suyo. Pero las mujeres que tomaban la píldora escogían al hombre con un sistema inmune parecido. Parece que el sabotaje al ciclo menstrual femenino confunde a los instintos.

Dalí en Diario de un Genio comentaba a mediados del siglo XX. que viajando por Francia con Marcel Duchamp éste le explica la idea de un artista en Verona que vendía excrementos de otros artistas a los que había esculpido. dentro de frasquitos, a los que había dado forma. Dalí señaló que lo que le hubiera gustado era tener las pelusilla del ombligo de Rafael Sanzio. el maestro pintor del Renacimiento.

Posible retrato de Rafael Sanzio. Wiki

Todo lo corporal produce en el fondo atracción.

domingo, 2 de agosto de 2009

Adulterios de adultos

La famosa etóloga Helen E. Fisher en el reeditado 'Anatomía del amor. Historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio' hurga en los comportamientos no aprendidos de la conducta y se extiende por su desarrollo en la cultura,

El libro muestra muchas evidencias, como la frecuencia y normalidad del adulterio en todas partes - que va desde actividades tan diferentes como la hospitalidad sexual de los esquimales hasta el sentimiento norteamericano de que la intimidad fuera del matrimonio, aunque no haya sexo, es una forma de adulterio-.

Los amores de Helena y Paris. David. Vía Wikipedia

En fin, "Señor, dame castidad y continencia, pero no todavía", que decía Agustín de Hipona.

Afirma Fisher que vivimos en una cultura rara, en la que el entorno sociológico nos induce a invertir en fidelidad conyugal, mientras la práctica demuestra que realmente la energía la empleamos en meternos en otras sábanas.

Resulta que el adulterio es un comportamiento evolutivo adaptativo. Los hombres quieren multiplicar su linaje como sea y las mujeres buscan protección y seguridad para ellas y su progenie (si les basta con uno se convierten en santas y si no se fían del uno, cogen más).

Pero la cultura lo mediatiza según épocas y posición: Lucien Febvre, fundador de la famosa escuela histórica francesa de los Annales, comenzaba su curso de Historia Moderna rememorando una madrugada en la cual Francisco I de Valois regresaba de incógnito a su castillo tras yacer en el lecho de su amante; a su paso, las campanas de una iglesia llaman a los oficios; el rey entra, se arrodilla y reza fervorosamente; luego, vuelve a subir a su caballo y se reúne con los suyos.Pide a los estudiantes que lo interpreten: quiere hacerse perdonar su adulterio, por el que se siente culpable, antes de recibir el abrazo de su mujer y sus hijos. Nada de eso, replica el maestro: en el siglo XVI, al menos para un Valois, no había incongruencia alguna en pasar de las armas al lecho del placer, de éste a los bancos de la iglesia y de estos últimos al seno de la familia, sin que supusiera la menor sombra de hipocresía.

Pero actualmente a las diferentes culturas la infidelidad no les sienta muy bien. A la hora de combatirla, algunos toman medidas drásticas. Los hombres bantúes de África Sudecuatorial untan su pene con un veneno antes de hacer el amor con su esposa. Están convencidos de que el veneno no afectaría a la esposa pero sí al posible amante.

Como decíamos, en cambio algunos esquimales son tan hospitalarios que acostumbran a agasajar a sus visitantes masculinos ofreciéndoles una noche con su mujer.

Por el contrario, entre los miembros de la sociedad de los Turu de Tanzania, se da por hecho que las mujeres tienen amantes, pero es su obligación mantenerlo en secreto. Para ello colaboran los vecinos con su silencio.

Literariamente, el otro día recordé El desorden de tu nombre' de Juan José Millás, que se vale de una trama amorosa construida sobre el esquema típico del triángulo: el protagonista que es un ejecutivo de una editorial; su psicoanalista, y la esposa de éste, Laura, de 35 años. O la novela El primo Basilio, de Eca de Queirós que cuenta la traición de la joven y encantadora Luisa, que engaña a su marido con el primo del título.

Ya David es adúltero en el arranque del Antiguo Testamento, como lo es Helena en La Ilíada; desde los albores del relato escrito hasta la pasión homosexual de Brokeback Mountain, el tema del adulterio es constante en la narrativa. Lo cual remite al matrimonio, que lo antecede en la experiencia: para que exista el adulterio, hombres y mujeres deben haberse prometido fidelidad, un amor exclusivo. Al menos a mí, esta promesa me parece más sorprendente y más misteriosa que el adulterio.

W. Somerset Maugham dice que el amor es una broma pesada que se nos juega para asegurar la preservación de la especie. Si así fuese, debería sernos natural la reproducción con cuantos se nos presenten cada vez que sucumbimos al celo, como ocurre con la mayoría de los animales. Y sin embargo, casi desde el origen de la especie, el hombre tendió a organizarse de manera monogámica. Me pregunto cuáles serán las razones. Zeus se veía obligado a adoptar los disfraces más indignos para ocultarse de su esposa cada vez que copulaba con una mortal, llegó a hacerse pasar por un cisne ¿Cómo es posible que ya entonces el adulterio fuera asunto mal reputado? Las cópulas de Afrodita con Marte y de Helena con Paris, que acaban tan mal, lo atestiguan.

La maldición del adulterio suele justificarse por la legitimidad de la descendencia, pero me parece un argumento flojo.

Y no es evidente que se considere una traición a la sangre. El marido sufre pero a ese dolor debe añadirse la vergüenza, porque el cornudo siempre y en todo lugar ha sido motivo de burla. No así la adúltera, la cual recibe castigo, pero no humillación.

Todos sabemos además que  paradñojicamente sólo una porción pequeñísima de adúlteras acaba siendo conocida. Todos los adúlteros, en cambio, acaban siendo descubiertos.

miércoles, 15 de julio de 2009

Sexo en la conquista de América

El descubrimiento de América va a abrír un periodo de esplendor para el Imperio español. Al calor de buscar dinero rápido para salir de la generalizada escasez de la vida en la época muchos embarcaron para luchar y abrirse nuevas perspectivas.

Al llegar, la desnudez de los habitantes de América excitó mucho a los conquistadores según afirman las crónicas. Los pechos desnudos y el pubis sin signo de vello de las hermosas mujeres les parecía un sueño a la soldadesca que huía de la hambruna en España. Se desató la lujuria. Un soldado de Palos apellidado Álvarez tuvo en tres años treinta hijos de indias diferentes, en México.

Mapa de América - 1640. Wikipedia

Las relaciones a veces se basaron en el sometimiento y la captura. Otras eran los propios aborígenes los que las ofrecían. Tengamos en cuenta que Europa a partir del finales del Medioevo el fanatismo religioso, instrumentado por la Inquisición, había puesto en la mujer la causa de todos los males de la humanidad y actuaba en consecuencia, como en la caza de brujas. Por eso, cuando los españoles, por la misma época, llegaron a América, no les sorprendió el alevoso maltrato que practicaban los indígenas con sus propias mujeres, las que, como apuntábamos, -así fueran esposas, hijas o madres- eran vendidas a los invasores por bagatelas, o directamente obsequiadas para complacerlos, como hacían los guaraníes.

A partir de ahí la promiscuidad y el rápido mestizaje: en Asunción (Paraguay), se denunciaba que el español que está contento con cuatro indias es porque no puede tener ocho, y el que con ocho porque no puede tener dieciséis .En Chile unos cientos de conquistadores mantuvieron una actividad sexual frenética. La maratóniana actividad sexual de los conquistadores españoles en América adquirió dimensiones colosales: unos, relativamente pocos hispanos (de entre los que no se excluían capellanes, frailes adoctrinadores y curas), consiguieron cambiar la composición étnica del continente, cuya población es hoy predominantemente mestiza.

El primer emplazamiento de Buenos Aires, obra de don Pedro de Mendoza, fue abandonado a mediados del siglo XVI. Los libros de historia hacen hincapié en las mejores condiciones naturales y climáticas que rodeaban a la ciudad de Asunción, comparándola con las que ofrecía la zona rioplatense. Pocos reconocen, sin embargo, que una cuestión de sexo, primó en la decisión tomada por los españoles. En efecto, las mujeres guaraníes eran amables, cariñosas y muy condescendientes con los conquistadores, mientras que a las damas bonaerenses y charrúas, por su gran hostilidad, no había manera de acercarse. Por el contrario, convenía mantener prudente distancia de ellas dadas su tendencia a la antropofagia. A Buenos Aires la refundan los lujuriosos de vuelta desde Asunción; cuando la Corona de España ordenó repoblar la ciudad porteña abandonado por varias décadas, fueron los hijos criollos de aquella unión fogosa, quienes bajaron al Río de la Plata comandados por Juan de Garay, a realizar la tarea refundadora.

Las autoridades incas custodiaban celosamente la Casa de Reclusión de Cajas (Perú) donde vivían 500 doncellas menores de 14 años, quienes eran entrenadas para servir como amantes y concubinas de los funcionarios públicos del imperio o para rendir culto al dios Sol. Sin embargo, Diego de Trujillo, cuando llegó al lugar al frente de un contingente de 40 españoles deseosos de confraternizar, ordenó llevar las niñas recluidas a la plaza del pueblo y las repartió entre sus soldados, provocando el júbilo de éstos, tocándole a cada uno un promedio de 12 vírgenes.

Bartolomé Colón, fundador de Santo Domingo, tuvo una recepción inolvidable. Mientras el cacique Bohechio aprestaba sus tropas para defenderse de los invasores hispánicos, su hermana Anacaona, más pragmática, optó por otra estrategia. Cuando el Adelantado desembarcó en la isla, fue recibido por un nutrido grupo de vírgenes locales ataviadas sólo con una cinta alrededor de la frente. Según cuenta el cronista, el comité de bienvenida lo integraban decenas de jóvenes cuyo rostro, pecho, tetas, manos y demás partes son muy hermosas y de blanquísimo color y que, a los atónitos visitantes, se les figuró que veían esas ninfas salidas de las fuentes de que hablan las antiguas fábulas. Colón y su gente fueron agasajados con una opípara cena y luego se les suministró hamacas para pernoctar bien acompañados.

En Cuba, según Gonzalo Fernández de Oviedo, cuando los indios se casan la novia fornica con todos los invitados siguiendo un rango de jerarquías, siendo el último el esposo.

Pero la consecuencia fue que junto al oro de los galeones llegó a Europa la sífilis gran azote desde entonces hasta el invento de la penicilina. Sus principales transmisoras a partir de aquí serían las prostitutas que invadieron Sevilla, el único puerto del Imperio autorizado a comerciar con América. Por la misma época el escritor y clérigo español Francisco Delicado, el autor de La Lozana andaluza, afincado en Italia, que clasificaría más de cien clases de putas en la ciudad de los Papas, unas profesionales con cuyos impuestos se pagó - está demostrado - a Miguel Ángel la decoración de la Capilla Sixtina.

jueves, 25 de junio de 2009

Las rubias naturales tienen ventajas

Roy Lichtenstein

Hay una creencia popular según la cual si un murciélago entra en el cabello de una mujer quedaba irremediablemente enredado en el. Y eso tiene una cierta base. En el pelo rubio concurren más factores que el color. La cabellera de las rubias está ornada por una media de 140.000 cabellos por 108.000 en las morenas. Apenas 90.000 en las pelirrojas. Las rubias tienen además el pelo más fino, suave y sedoso.

Esta característica de ser el pelo más suave al tacto lo hace más sensual. Al ser acariciado por los dedos de su amante, esa suavidad actúa de eco de la propia suavidad de la carne femenina. El cuerpo de la mujer es mucho más acolchado que el del varón; contiene un 28 % de grasa por un 15% el del varón.

La feminidad de las rubias abarca todo el cuerpo, pues la delgadez de su vello - casi invisible en las pieles más claras - hace que sea menos patente a pesar de que tienen según el número real de filamentos, más vello que las morenas.

Sus axilas y pubis se hallan más delicadamente revestidos, el vello del pubis es más suave aunque siempre es más oscuro que el del cabello.

Un médico del siglo XIX, un tal doctor Galopin, afirmaba que las rubias exhalaban una fragancia delicada de ámbar gris diferenciada del olor más fuerte de las de pelo más oscuro. Cabe preguntar cómo llegó a esa conclusión, pero es de suponer que exista la diferencia pues el tono de la piel no es sino respuesta a los diversos climas. Las rubias tienen menos glándulas sudoríparas que las morenas. De ello se infiere la diversidad de aromas, ya que las glándulas odoríferas tienen su origen en glándulas sudoríparas modificadas.

Desde luego yo tengo una pareja rubia y sí que puedo afirmar que el olor de su sexo es más delicado que el de anteriores de cabello moreno.

Hay un añadido, el pelo rubio en la mujer confiere a quien lo posee una imagen más juvenil ;el hecho reside en que los niños, en gran parte de la humanidad, son más rubios que sus padres y los ojos azules y los mechones dorados se hallan indeleblemente asociados a la infancia.También el hecho de que el vello rubio sea menos perceptible contribuye a configurar esa imagen juvenil.

En la cultura Griega antigua, el color de las pelucas de los actores indicaba la naturaleza de sus papeles: rubia para el héroe, negra para el villano, pelirroja para el bufón o necio. Una tradición que llega hasta nuestros días, con una larga sucesión de heroínas rubias mientras que a las brujas se les pone el pelo oscuro.

De todo esto ha surgido la fortuna de fabricantes de pelucas y tintes para el cabello. Los griegos antiguos utilizaban una pomada de pétalos de mostaza, una solución de potasio y unos polvos coloreados que hacían que el cabello adquiriera el anhelado tono dorado. Las romanas se teñían el pelo con jabón germano importado de tierras bárbaras, empero eran más proclives a las pelucas hechas con cabellos de los pueblos de las tierras que iba conquistando Roma en sus campañas imperiales. No fue hasta 1930 cuando aparecieron en el mercado los tintes para el pelo tal como los conocemos ahora. En los cincuenta, los anuncios de tintes decían cosas como: «Si sólo tengo una vida que vivir, dejádmela vivir como rubia». Marilyn Monroe, morena, se tiñó de rubia y se maquillaba en tonos pálidos.

Cuando se pide a la gente que señale características de la personalidad a partir de una fotografía, tiende a juzgar a las rubias más dulces y débiles; el psicólogo Jerome Kagan descubrió que los niños con el pigmento de palidez, en los de ojos azules, eran más tímidos que los de ojos oscuros: temían más las nuevas situaciones, dudaban si acercarse a alguien, estaban callados y tendían a estar más cerca de sus madres.

Kagan cree que el miedo a la novedad, la producción de melatonina y los niveles de corticoesteroides están relacionados. Su idea, muy arriesgada, es que al emigrar al norte de Europa se produjo una mutación que incrementó el nivel de norepinefrina (un neurotransmisor) y que conllevó un aumento en la eficiencia del sistema nervioso simpático y en la temperatura corporal, ofreciendo una ventaja evolutiva. Pero como subproducto dejó también un sistema nervioso más reactivo y un temperamento más apocado.

jueves, 21 de mayo de 2009

El eterno femenino y los mirones

Milo Manara













Bettina
, la acróbata que describe Goethe en sus Epigramas venecianos, era tan elástica y tan ágil, tan maravillosamente hecha y tan flexible que podía tocar su cuerpo de todas las maneras posibles. Goethe se pregunta a qué especie pertenece, pues la chica es simultáneamente pez, concha, reptil, pájaro, humano y ángel.

El escritor siente miedo y arrobamiento: " Lo que más me preocupa es que Bettina crece cada día más en soltura, en belleza y en dominio de sí misma. Su cuerpo se perfecciona cada vez más. Al final se acariciará con la lengua su propio sexo. Jugará con su encantador cuerpo y perderá todo interés por los hombres."

Es el problema de ser un voyeur. No sólo permanece ajeno al juego sino que también es un perdedor. La chica se ha convertido en un fin de por sí. Embelesa tanto y se preocupa de tal manera de sí misma que no tiene necesidad alguna de los hombres, a no ser como espectadores.

En Mademoiselle de Maupin, de Theophile Gautier, no sólo los espectadores descubren que M. de Maupin, que siempre vestía de hombre, es en realidad una jovencita, sino también las otras mujeres que entonces la consideran una nueva rival y critican sin piedad su físico, pese a ser hermosísima

Así vemos que hay varios niveles en el voyeurismo: en la primera fila están otras mujeres, las rivales, en la segunda, hombres excitados por los comentarios y en la tercera, los lectores, nosotros.

Por encia de toda virtud reina el deseo. La metáfora de la feminidad es el secreto, el misterio. Desvelarlo es la razón última de la vida de un hombre. Por eso hay quién quiere profanarlo con violencia incluso. Jack el Destripador después de asesinar amputaba el útero a sus víctimas y daba prueba de esa impotencia para profanar el secreto a no ser por medio de la violencia. Por eso son siempre hombres quienes comenten crímenes sexuales, las mujeres no tienen esa naturaleza porque no pueden penetrar con violencia el cuerpo de un hombre.

El cuerpo femenino no sólo despierta deseo de profanación. Es sobre todo motivo de búsqueda de aventura de éxtasis, de sueño. Por ese motivo ha conducido a cimas artísticas , la imaginación se ve estimulada por lo prohibido. De ahí el auge de la pornografía en la Inglaterra victoriana o la misma época en Francia, igualmente represiva. A pesar de que podía acarrear prisión, centenares de obras prohibidas fueron vendidas.

En el ensayo Una habitación propia, Virginia Wolff describe irónicamente la sorpresa que se llevó al consultar las fichas del índice del Museo Británico con muchísimos libros escritos por hombres sobre mujeres y ninguno al revés. La respuesta es evidente. los hombres encuentran a las mujeres infinatamente fascinantes e indescifrables. Veáse: Venus en la mitología romana es la diosa del amor y de la belleza femenina. En Grecia Afrodita surgió de la espuma del mar. La Afrodita de Cnidos del escultor griego Praxíteles , del 350 a de C. , es el primer desnudo femenino de la historia de la escultura. Empezaba a ser el espléndido objeto del deseo.

sábado, 7 de febrero de 2009

Las obras de arte desnudas , el hombre.

Autorretrato desnudo de Durero, Schlossmuseum, Weimar
El Duque de Wellington veía a Napoleón desnudo todos los días. El torso de su enemigo llegó a resultarle con el tiempo tan familiar como su propia carne. El coloso desnudo de Napoleón Bonaparte, obra de Antonio Canova, sigue aún bajo la escalera caracol del num. 1 de Hyde Park Corner, en Londres, propiedad del general que ganó Waterloo.

La estatua había sido encargada por el propio emperador. Canova era famoso en toda Europa como exponente del neoclasicismo, el estilo que aspiraba a recrear el arte griego antiguo. En su centro se encontraba el cuerpo masculino desnudo.

A Napoleón le habría convenido leer lo que Joshua Reynolds, teórico además de pintor, había dicho sobre el tema en sus "Discursos": los estadistas griegos eran lo suficientemente idealistas como para retratarse desnudos, pero los modernos carecían de esa inocencia. Una estatua desnuda de Napoleón era ir demasiado lejos.

En el hall de entrada del Museo Británico se destaca una obra maestra de la escultura clásica: el Lanzador de Disco. Este atleta olímpico es el ideal griego, la quintaesencia de un ideal atlético venerado por los hombres victorianos que aspiraban a ser especímenes físicos dignos de gobernar un imperio en expansión.

Y sin embargo, como la inmensa mayoría de las obras por las cuales conocemos el arte griego clásico, se trata de una copia romana. Perteneció al emperador Adriano y proviene de su villa en Tívoli, Roma.

Él fue el coleccionista romano de arte griego más apasionado.Y disfrutaba no sólo el arte sino el amor griego. Su fascinación por la cultura griega era inseparable de su culto por su amante masculino, Antinoo.

El afán griego por retratar al cuerpo masculino desnudo era una expresión directa de una cultura que nosotros llamaríamos homoerótica. La complejidad aparece cuando más tarde los europeos emulan el desnudo griego. La pregunta es: ¿por qué quisieron hacerlo? La respuesta es simple: porque los griegos transformaron el cuerpo en filosofía.

Si observamos las representaciones griegas de la figura masculina vemos de inmediato lo regulares, sistemáticas y abstractas que son. La síntesis de cómo tiene que lucir el cuerpo de un hombre confiere una cierta irrealidad a las estatuas griegas. La insistencia en el cuerpo "ideal" y permanente es comparable a los filósofos y científicos griegos, desde Pitágoras a Platón, que buscaban la verdad más allá de las apariencias visibles.

La creencia en un conjunto de proporciones ideales para la cabeza, el torso y las extremidades de un hombre sobrevivió hasta el Renacimiento en los escritos de Vitruvio, el teórico de la arquitectura. En el siglo XV, Leonardo da Vinci dibujó su famoso diagrama del "hombre vitruviano" con las piernas y los brazos abiertos en forma de estrella, revelando que éste encaja dentro de una figura geométrica: hay una geometría secreta en el diseño humano.

De pronto podemos ver que los artistas griegos no sólo encubrían deseos no reconocidos. El hombre vitruviano de Leonardo resulta antes cosmológico que erótico. La forma de estrella que asume el hombre nos hace ver la humanidad en una escala astral.

Empero, los griegos eran plenamente conscientes de los peligros potenciales del arte del desnudo, mas les generaba inquietud solamente a la hora de retratar mujeres desnudas. Cuando Praxíteles esculpió a una Afrodita totalmente desnuda, fue un acontecimiento sensacional. Plinio el Viejo relata que los visitantes a su santuario no podían contenerse, y que todavía en su época podían verse las manchas del encuentro de un hombre con la estatua.

 
La progresiva oficialización del cristianismo fue prohibiendo estas manifestaciones artísticas, de las que gran parte habrán sido destruídas por considerarlas pecaminosas.
En la Edad Media, el desnudo desaparece hasta llegar el Renacimiento, en esa Italia del Quattrocento (siglo XV) que revisa y reaviva los ingredientes de la cultura grecolatina. De esa etapa es el "David" de Donatello, una vuelta al desnudo aunque con la disculpa de ser un personaje bíblico que se enfrenta a Goliat. Veinticinco siglos después de los primeros desnudos masculinos aparece el mismo canon de belleza.

En la Italia del Renacimiento, los escritos de Platón, en los cuales el deseo masculino por los hombres es una parte noble de la cultura filosófica, fueron traducidos y reverenciados, pero se tra taba de una sociedad donde un individuo podía llegar a ser quemado por sodomía. Este toque adicional de pecaminosidad y castigo parecía incitar a los renacentistas.

El "David" de Donatello fue puesto en el patio del Palacio de los Medici para anunciar el retorno espectacular del desnudo artístico después de un milenio de culpa cristiana. El arte del Renacimiento italiano es sexual. Y esta sexualidad se ve intensificada por el miedo cristiano.

Los desnudos renacentistas enfrentan el miedo con violencia, como castigando el cuerpo masculino para corregir el pecado de mirarlo: San Sebastián es un favorito, atravesado por las flechas. Y Cristo crucificado. En la Deposición de Caravaggio, en el Vaticano, la carne desnuda de Jesús es descendida a la tumba, desnudo poco heroico, como para compadecerse.
El "Cupido Victorioso" de Caravaggio, imagen del dios del amor como un chico de la calle con alas negras, que aplasta el arte y la cultura bajo su pie. Sin embargo, su pintura es a su vez una cita. Con el "Cupido Victorioso", Caravaggio se burla de la biografía escrita en el siglo XVI por el discípulo de Miguel Angel, Condivi, quien afirma que el eterno amor del gran maestro por el cuerpo masculino era puramente platónico.

El amor victorioso o cupido victorioso, Caravaggio



En cuanto a representar la propia desnudez, hay ejemplos entre los artistas, como Caravaggio que se pinta a sí mismo como el Goliat decapitado por David o se pone una cabeza de medusa infestada de serpientes. Miguel Ángel prefiere ponerse en la piel temblorosa de San Bartolomé y netronizarse en el techo de la Capilla Sixtina y Rafael forma parte de la reunión de los filósofos de la Escuela de Atenas. Pero se trata siempre de disfraces, de representar papeles. Paul Elouard explica que puede ser porque mientras se veían en un espejo para retratarse pensaban que no eran ellos mismos. Alberto Dudero es uno de los pocos que se autorretrata desnudo sin ocultar ninguna arruga de su anatomía y sus genitales están reproducidos tan detallísticamente como su rostro. Algo así sería impensable en Rembrandt o Van Gogh.

Pero hay que advertir que estos autorretratos no iban destinados al público.

Me voy a vestir.

domingo, 11 de enero de 2009

Las felaciones en Egipto



Set sostiene una deidad y una sacerdotisa le hace una felación.

A finales del siglo XIX, Sigmund Freud, diferenció tres etapas en los orígenes de la sexualidad humana: la oral, la anal y la genital. Desde que nacemos, el primer placer nos llega a través de la boca cuando mamamos del seno materno, una sensación de bienestar que queda almacenada en la memoria y que tratamos de reproducir posteriormente a través de los besos, que también pueden efectuarse en la zona genital.

Desmond Morris, explica en su libro El mono desnudo cómo el hombre primitivo utilizaba la boca para dar y obtener placer con su pareja. Al parecer, en los primeros contactos, los besos se repartían principalmente entre el cuello y los lóbulos de las orejas y, posteriormente, en los genitales. El macho se dedicaba a lamer el clítoris de la hembra -cunnilingus (del latín cunnus, vulva y lingere, lamer)- y ella a chupar el pene de su compañero -felación (de fellare, chupar)-.

En contra del tópico y mal que le pese desde el cielo a Terenci, la iconografía erótica del antiguo Egipto representa muy escasas felaciones y abundantes cópulas a tergo que aparece especialmente representada en los ostracas (fragmentos de piedra caliza con bocetos informales dibujados) A tergo es decir, por detrás pero por vía vaginal. Hay pocas representaciones de la cópula humana en la iconografía egipcia y la que aparece con más frecuencia es esa posición con el hombre penetrando a la mujer así. Eso ha llevado a suponer que se trataba de una práctica habitual, quizá la forma característica de hacerlo en el antiguo Egipto.

Pero el caso es que en el análisis de la conducta sexual de 190 culturas humanas de Beach y Ford (Conducta Sexual humana, 1955), no aparecía ninguna en la que fuera preponderante la cópula a tergo. ¿Por qué iba a ser una posición canónica entonces en el Egipto faraónico? Es posible que esas representaciones no plasman en realidad cópulas a tergo sino en su mayoría sexo anal. Se puede considerar que se trataría de demostraciones de poder sobre el partenaire (la sodomización lo era en el Egipto faraónico; pasividad = debilidad) y que los protagonistas serían ambos masculinos en una proporción mayor de lo que parece.


Entonces, si los egipcios no lo hacían mayoritariamente a tergo, ¿cómo lo hacían?. Es significativo lo poco que aparece el acto sexual en general en el mundo egipcio, antes de la época grecorromana. Existe una relativamente abundante iconografía en lo referente al acto sexual entre divinidades pero poquísima en el ámbito humano, poco más de una treintena de cópulas en total. Ciertamente, los egipcios contaban en su panteón con el dios Min, en perpetua erección; Hathor que podía ser bastante desinhibida, y Geb y Nut y Osiris e Isis (cada pareja por su lado) lo hacen de manera recurrente en imágenes por todo Egipto. Pero se trataba de cópulas sagradas.


En cambio, del ámbito privado, cotidiano hay muy poca cosa, los ostracas, algún grafito como el de Uadi Hammamat. Y el excepcional papiro erótico de Turín, de época ramésida, en el que aparecen dibujadas una serie de encuentros sexuales muy explícitos entre hombres mayores con grandes penes y mujeres jóvenes en lo que se ha interpretado a menudo como escenas de un burdel. En el papiro hay nueve escenas de cópulas, tres a tergo. Los rasgos de hombres y sus desmesurados miembros y las posturas acrobáticas de las mujeres sugieren que estamos ante una pieza satírica, pero la verdad es que no se sabe el propósito del papiro, que es un ejemplar único. El papiro de Turín podría recoger el recuerdo de un personaje de sus vivencias en un lupanar, encargado por él para su solaz personal.


Aparte de la cópula a tergo, está acreditada en Egipto la posición del misionero, pero sólo se han encontardo un par de escenas. También existe alguna representación de lo que parece sexo en pie. En los textos asoman algo de fetichismo, algunas alusiones a pedofilia, chaperismo y zoofilia. Nada que se pueda comparar a la proliferación de escenas sexuales en Grecia o Roma (piénsese en Pompeya). La felación no está muy documentada -si exceptuamos el contexto sagrado y que algún dios incluso se la hacía a sí mismo-, mal que le pudiera pesar como decíamos al querido Terenci.


¿Eran un pueblo pacato los egipcios? Eran explícitos en textos sagrados pero no, en general, en los profanos. Si no existiera alguna especie de tabú, la cópula aparecería representada gráficamente de manera más abundante y oficial. Por ejemplo, en el contexto funerario. La fama de descocados de los egipcios les viene de las fuentes clásicas grecolatinas que imaginaron Oriente como lugar de lujo y lujuria. La propaganda romana contra Cleopatra, tachándola de libertina, también puso su grano de arena. Los egipcios iban poco vestidos por el calor y el desnudo es habitual en la representación de los trabajadores. Eso puede resultar erótico para nosotros pero seguramente no lo era para ellos. Sucede lo mismo con las transparencias de los vestidos. Quizá la marcada sexualización de las mujeres tenía algún significado relacionado con la fertilidad más que con el erotismo. Todo ello no quiere decir que para los egipcios el sexo tuviera connotaciones pecaminosas en el sentido judeocristiano. El acto sexual con penetración no presentaba, según explica Lynn Meskell en La vida privada en Egipto (2002) connotación ninguna, ni positiva ni negativa. Se lo denominaba simplemente nk.


sábado, 13 de diciembre de 2008

Trágalo otra vez, Sam.

Walk Time by Robert Knapman Images of Art Gallery, Robert Knapman and Lee Wilde

Sasha 2 by Lee Wilde

Este post es fruto de múltiples artículos sintetizados y resumidos, al menos abarca una docena de fuentes distintas, de las cientas que he consultado, para nada la de ningún patán que ha repetido unas líneas mil veces publicadas en otros sitios y encima llenas de faltas de ortografía.

VERDADERO


1. El semen te hace feliz. Esa es la conclusión de un estudio que compara a mujeres que practican sexo con condones con las que su pareja no lo usa.

El controvertido estudio muestra que las mujeres que fueron expuestas directamente al semen tuvieron menos depresiones. Los investigadores piensan que esto se debe a que las hormonas que lleva el semen son absorbidas por la vagina. Ellos dicen que han excluido otras explicaciones.

Pero Gordon Gallup, el psicólogo de la Universidad Pública de Nueva York que dirigió el equipo, para nada recomienda no usar codones, pues claramente evitar un embarazo no deseado o una enfermedad de transmisión sexual hacen más que compensar algún efecto psicológico ventajoso del semen.

2. Las universidades Malayas de Kinushao y Melandoe, publicaron estudios en los que confirman las propiedades medicinales del semen, pues aseguran que la ingestión de la sustancia disminuye la reacción ante las bacterias causantes por la halitosis crónica., es decir, el mal aliento.

Por otro lado, investigadores del Instituto Max Planck, de Alemania, afirman que el semen contiene una sustancia que se cree que es un antibiótico tan poderoso como la penicilina. El investigador Karl Scheidt y su equipo están estudiando las cualidades de la plasmina seminal, una proteína que se encuentra en el semen, que destruye gérmenes tan poderosos como los estreptococos y muchas bacterias que amenazan aspectos diferentes de la salud humana. Experimentalmente, dicen los investigadores, la plasmina seminal parece destruir los gérmenes tan efectivamente como la penicilina, la estreptomicina y la tetraciclina

FALSO

1. Las mujeres que a menudo tragan el semen de sus parejas tienen un 40% menos de probabilidades de desarrollar un cáncer. Así lo afirman los investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, (EE.UU), según informa la revista estadounidense Woman.

"Yo animo a todas las mujeres del mundo a que practiquen la felación y que ésta, se convierta en la rutina más importante de su vida diaria" afirma la doctora Helena Shifteer, directora del grupo de científicos que realizaron el estudio sobre los efectos del semen y dice también que ella siempre se traga el semen de su marido y, para que el método sea efectivo, debe practicarse al menos dos veces por semana.El sitio que publicó el articulo original tuvo mas de 667000 visitas en un solo día cuando se dio a conocer la historia, pero a la semana Brandon Williamson, el estudiante que escribió la historia, respondió a amenazas con denunciarle legalmente disculpándose por el informe FALSO a su universidad y a la CNN (la primera en publicar la noticia).

2. Otra paparrucha que ha llegado hasta nuestros días es que un exceso de onanismo provoca acné, tal vez porque un alto porcentaje de adolescentes tienen espinillas (debido a los cambios en el metabolismo, no a la masturbación) y se da por supuesto (otro mito) que a esa edad, las personas se autoestimulan más que nunca. Lo confirma el doctor Valeriano López Alfajor: “Son dos cosas muy diferentes. La masturbación es una práctica sexual muy sana que no causa ningún tipo de enfermedad o trastorno. El acné es una infección de los folículos cutáneos por un exceso de grasa y la acción de estafilococos”.

ALIMENTO

Son ciertas las muchas vitaminas, proteínas y aminoácidos que contiene el semen. Los espermatozoides flotan en una mezcla de fructosa, aminoácidos, calcio, sodio, potasio, ácido cítrico y fósforo, entre otras sustancias que componen el semen humano. Pero la cantidad de nutrientes que contiene el semen no son suficientes, ni de lejos, para alimentar a una persona, en cada eyaculación se expulsan entre 3 y 5 mililitros de media. Qué hacer entonces. Completarlo con otros alimentos. El esperma no sólo es nutritivo, sino que tiene una textura maravillosa y sorprendentes propiedades culinarias.


recetas con esperma

"Como el buen vino o los quesos, el sabor del esperma es complejo y dinámico. Es barato y fácil de producir y está disponible en muchos, si no la mayoría de hogares y restaurantes. A pesar de todas estas cualidades, el semen sigue teniendo un trato desfavorable como alimento. Este libro aspira a cambiar el concepto que se tiene del esperma. Una vez superada la fase inicial, te sorprenderás al saber cuan maravilloso es el semen en la cocina. Excitante ingrediente que puede dar un giro a cualquier plato. Si eres un apasionado cocinero y no tienes miedo de experimentar con nuevos ingredientes, éste es tu libro."

Ésta es la introducción del libro de Fotie Photenhauer, “Natural Harvest - colección de recetas basadas en semen’. Vamos a adelantar dos de las recetas estrellas del recetario: el Strawberry Splashgarita y los cacahuetes caramelizados.


Strawberry Splashgarita :

Ingredientes:

1 plato de fresas cortadas en rodajas
1/2 taza de tequila
1/4 taza de un cava muy seco
1 cucharada de semen fresco
2 copas de hielo triturado

Combina todos los ingredientes excepto el semen en una licuadora y mezcla hasta que quede suave. Humedece los bordes de las copas con azúcar. por último añade el esperma sobre la bebida. El cocktail tendrá la textura perfecta a medida que se enfríe.


Cacahuetes caramelizados :

Perfecto para sorprender a tu abuela estas navidades.

Ingredientes:

1/2 taza de azúcar
200 gramos de cacahuetes pelados
3 cucharadas de mantequilla
1 ó 2 cucharadas de esperma fresco

Someter el almibar a 121º, momento en el cual incorporaremos los cacahuetes. Añadir el semen y remover constantemente hasta que los cacahuetes estén envueltos de una capa caramelizada (entre 5-8 minutos).

CLEOPATRA

Por último, parece que solo es una leyenda fomentada por sus enemigos, que la reina Cleopatra ordeñase los penes de sus soldados para tragar su semen porque pensaba que conservaba así su juventud.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Apuntes sobre el placer

El Partenón. De Wikipedia


Algunas ideas extractadas del maestro Antonio Escohotado:
Los antiguos atenienses no parecían tener ningún complejo en practicar libremente el sexo. Los griegos no tenían ningún problema con el sexo, porque no fueron ascéticos, pero les aterrorizaba el alcohol. Los jóvenes tenían prohibido beber, lo mismo que las mujeres, salvo que fueran cortesanas. Platón afirma que los viejos deben hacer libaciones a Dioniso (entiéndase beber) cada vez más frecuentes, pues nada alivia en mayor medida las miserias de la senectud. Grecia fue un importante exportador de vino, y Dioniso (el Baco de los romanos) era un dios terrible, símbolo de lo irracional y salvaje. El mejor testimonio lo encontramos en Las Bacantes, la tragedia de Eurípides, donde Dioniso inspira canibalismo y parricidio.
Los romanos tenían el mismo problema con el vino, lo heredaron de los griegos. Durante la República, cuenta Tito Livio la historia de una mujer que fue sorprendida con las llaves de la bodega y condenada a no salir de allí hasta haber muerto de hambre. La costumbre se relajó al progresar el Imperio y el vino borró su estigma al identificarse con la sangre de Cristo en el rito de la misa. Como ocurre con otros vicios y placeres, nos fuimos acostumbrando y hacia el siglo XIII aparecieron los aguardientes. Desde entonces, el alcohol ha sido un fiel compañero para buena parte de la humanidad.
Volviendo a los griegos, aquella cultura fue admirable. Grecia brilló dos siglos y luego acabó devorada por su propio éxito, que la llevó a entregar todo el trabajo a esclavos y entrar en una decadencia por recesión. Por lo que se refiere al sexo, los grandes problemas llegaron con el cristianismo, aunque los romanos ya habían prohibido con anterioridad los ritos báquicos. Livio cuenta que miles de personas fueron ajusticiadas por participar en ellos.
En las bacanales se ingerían todo tipo de drogas. Eurípides cuenta que Ulises dio de beber a Polifemo un vino tan fuerte que debía ser aguado en cuatro quintas partes, so pena de enloquecer. Quizá los cargaron con extractos de belladona, beleño, hachís, opio, cáñamo e incluso hongos. Lo mismo ocurría en las celebraciones de la gran institución religiosa griega, los Misterios de Eleusis, que persistió hasta la caída del Imperio Romano. La inefable impresión que el ritual causaba en sus peregrinos sólo puede explicarse por magia o por química. Entre sus iniciados se encontraban Platón, Aristóteles, Cicerón, Adriano o Marco Aurelio, todos ellos prototipos de sobriedad intelectual. Fueron los obispos cristianos de Alarico quienes destruyeron el santuario eleusino.
En los Misterios de Eleusis según investigaciones de Albert Hofmann y otros. los iniciados pudieron consumir un brebaje preparado a partir del cornezuelo del centeno, que sigue creciendo allí en una variedad especialmente poco tóxica. Los sacerdotes eleusinos se llamaban hierofantes (“reveladores de lo sagrado”) y psicopompos (“los que ponen de manifiesto lo anímico”) e imponían a sus iniciados la llamada reserva mistérica. Todos juraban por su vida no revelar nada sobre el rito de iniciación. Pero no ya en Eleusis y en otros cultos mistéricos del Mediterráneo, sino en Asia, África y América es evidente que las comuniones religiosas previas al monoteísmo se hacían con sustancias psicoactivas.
Al respecto, Epicuro alertó contra quienes viven de vender la vida eterna, y asustan con infiernos. “Sólo cabe temer –dijo– el dolor que acompaña al acto de estar vivo”. Por lo demás, el placer epicúreo, la hedoné, tiene mucho de severidad y matemática; el camino de una vida sensata consiste en evitar que placeres menores nos desvíen de placeres mayores. Evitar los excesos, incluso los copulativos. Imagínese un profesional del porno, que tras horas de trabajo acaba sintiendo incomodidad en las zonas evocadoras del goce carnal.
Los primeros cristianos aborrecieron el pensamiento de Epicuro. ¿Qué hacer con alguien que tildaba de dementes y manipuladores a quienes metiesen miedo con el más allá? Durante el breve retorno al paganismo que representa Juliano el Apóstata sabemos por el propio Juliano que las obras de Epicuro ya eran difíciles de encontrar. Pero de los centenares de escritos de Demócrito, otro gran moralista ateo, tampoco ha quedado prácticamente nada. Gran parte de la memoria antigua desapareció con el incendio de Alejandría y de las demás bibliotecas públicas romanas.
Roma heredó como decimos una parte de esa actitud, pero matizada; mantuvo vigente una norma –si no recuerdo mal, la Lex Escantinia– que preveía enterrar vivo al invertido sexual. Sin embargo, en Vidas de los Doce Césares, Suetonio menciona a emperadores pederastas como Tiberio en su vejez, emperatrices disolutas y orgías como las organizadas por Calígula y Nerón. Historiadores posteriores cuentan otro tanto de Cómodo y alguno más. Por ejemplo, Adriano fue sin duda homosexual. Las clases privilegiadas se permitían ciertas veleidades prohibidas al resto. A pesar de las abundantes historias libertinas de conocidos personajes históricos, como Mesalina, los romanos fueron sinceramente autoritarios en estas cuestiones, y quizá el pueblo más puritano de la cuenca mediterránea.
La acusación de lujurioso –aplicada a césares, senadores, generales y aristócratas– aparece con alta frecuencia en los textos de los grandes cronistas romanos, como Livio, Salustio o Tácito. Lucrecia se suicida porque Tarquino la amenaza con decir que ha sido descubierta fornicando con un esclavo. Por lo demás, todos los ciudadanos que tenían esclavas de buen ver dormían con ellas cuando querían. El peligro de que sus esposas hiciesen lo mismo era que el pater familias cargase con bastardos. Nerón se hacía traer rodaballos del Atlántico, sirviéndose de un carísimo sistema de transporte que destripaba caballos durante el día y conservaba por las noches el pescado en hornos de cal rellenos de nieve. Pero el viaje duraba al menos una semana. Sin duda, Nerón digería un género que para nosotros sería infecto. En aquel tiempo, la plebe romana vivía de vales de economato, como ahora en Cuba, y esos dispendios resultaban tanto más odiosos para el moralizante historiador romano.
En conclusión, la ignorancia sigue ligando epicureísmo con orgías y ebriedad incontrolada, aunque sea una ética de sencillez casi puritana. Epicuro, pero es un moralista bastante más limitado que su maestro, Aristóteles. La matemática epicúrea del placer –en última instancia, no dejar que el corto plazo nos esconda el largo– es, por otra parte, un buen compañero para experimentar con toda suerte de cosas capaces de convertirse en dolores, como los afectos, las ideologías y las sustancias psicoactivas, donde ser incauto y tener baja la propia estima lo paga uno convirtiéndose en una piltrafa o un fanático. Siempre existe un justo término medio.

sábado, 22 de noviembre de 2008

La sexualidad de Grecia y Roma


Según la mitología griega el seductor Zeus se enamoró tan ardientemente del joven Ganímedes que le secuestró, le llevó al Olimpo y le convirtió en su amante. También Apolo sucumbió a la belleza de Jacinto, un adolescente mortal, a quien se entregó incondicionalmente. Aquiles y Patroclo fueron más que amigos durante la Guerra de Troya.

Son muchas las historias mitológicas que giran en torno al amor entre hombres, muchas veces dioses o semidioses y jóvenes, que sirven de ejemplo del pensamiento heleno con respecto al amor homosexual masculino, el más perfecto y puro según su cultura.

En la realidad, fueron célebres las relaciones entre Alejandro Magno y Hefestión o entre Platón y varios de sus alumnos. Y ya en Roma, el amor entre el emperador Adriano y Antinoo, o el apodo de Julio César: Hombre de todas las mujeres y mujer de todos los hombres.

A cualquiera de ellos hubiese sido absurdo plantearles: ¿Homosexual o heterosexual? ¿Bisexual? Ninguno de ellos lo hubiese entendido porque se trata de conceptos modernos, nacidos a raíz de las sociedades industriales. En la Antigüedad, ni griegos ni romanos contaban con identidades sexuales definidas. Los primeros amaban la belleza, y los segundos, el placer, aunque tuviese que ser discreto. Además, ambas culturas fueron precedentes a la difusión del ideal moral judeocristiano de pecado, que criminalizó el erotismo en general y cualquier relación sexual sin la reproducción como fin.

Pero no nos engañemos, tanto la Grecia clásica como Roma están muy lejos de poder ser consideradas culturas libres, sexualmente hablando. Existían reglas tácitamente aceptadas que no estaba permitido transgredir. Esto podía conllevar ser criticado públicamente por comportamiento indigno, multas o ir a la cárcel. Una de las normas a respetar era la diferencia de edad.

Se permitía la unión entre un maduro ciudadano y un adolescente, pues mantener una relación duradera más allá de la edad adulta significaba el escarnio público. De hecho, en la Grecia de Pericles era una tradición imprescindible que los jóvenes futuros ciudadanos mantuviesen este tipo de relaciones como parte de su educación. El adolescente, tras el cortejo y el beneplácito de su familia, se convertía en el amado (eromenos) del adulto (erastes), quien adoptaba a partir de entonces el papel de maestro y protector.

La idea era que el erastes guiase al más joven y le mostrase a la vez, los placeres de la vida. Cuando el joven dejaba de ser imberbe, la relación debía terminar. Entonces, el incipiente ciudadano se casaba y pasados unos años se convertía a su vez en el erastes de otros jóvenes.

Estas relaciones eran complementarias al matrimonio o las visitas a los prostíbulos y eran consideradas puras y perfectas por los griegos ya que se basaban en la mutua admiración. El joven accedía a los secretos de la areté (perfección de la virtud intelectual). El adulto, por su parte, tenía la oportunidad de gozar del ideal sublime de belleza griega: el joven cuerpo masculino, plasmado en esculturas, pinturas y mosaicos. En la cama, los papeles también estaban repartidos. El erastes era el activo porque se le presuponía el vigor y virilidad de un atleta o soldado y el eromenos, el pasivo. La pasividad en las relaciones homosexuales fue criticada o censurada.

En Roma, heredera de los ideales clásicos, la familia se convirtió en el núcleo de la sociedad y el papel del maestro lo ocupó el padre, quedando fuera el componente sexual. Desaparecieron, al menos de forma pública, las relaciones entre adolescentes casi impúberes y patricios adultos. La homosexualidad se practicaba, pero de forma discreta. Se toleraba mientras no pusiese en peligro a la familia, la gran institución romana. Como ejemplo, la infidelidad con otra mujer se consideraba mucho más grave que con un hombre. En esta tolerancia subyacía que el matrimonio debía ser protegido porque era el instrumento para perpetuar el imperio, pero las relaciones homosexuales eran sólo por placer. La prostitución masculina se generalizó. Era natural que un patricio acudiese a gozar tanto con jovencitas como con efebos. Era una forma más de obtener placer, sin ninguna carga moral. Tanto es así que los padres de la élite romana solían comprar un esclavo a sus hijos para que pudiese volcar en él los ardores adolescentes.

Pero cuando el cristianismo se asentó (siglo IV-V), todo cambió. Fundamentalmente en un aspecto: la tolerancia.

En primer lugar la historia de Roma tiene 1200 años, hubo hombres como Catón el viejo que representaban lo más romano entre lo romano y que renegaba de estas influencias griegas. El amor efebo tuvo fuerza en la grecia arcaica, clásica, y helenística, pero a medida que avanza el imperio se va apagando, y ya no digamos a partir de Constantino. Pero de todas formas en el siglo II d.c. esas costumbres griegas, y esas infidelidades tan comunes en el siglo I a.c. y I d.c. ya no serán tan acusadas, y comienza a proliferar la literatura sobre las parejas heterosexuales.