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jueves, 9 de abril de 2009

Eichmann y la maldad de los burócratas

,En 1961 Hannah Arendt asistió al proceso contra Adolf Eichmann en Jerusalén. Era reportera de la revista The New Yorker. En su libro subtitulado Un informe sobre la banalidaddel mal, postulaba que por la no posesión de un motivo para el mal este es banalizado. Zygmunt Bauman en Modernidad y Holocausto expone su tesis complementaria según la cual el Holocausto no fue un fenómeno ocasional de una barbarie precivilizada, la expresión de una brutalidad salvaje contra lo humano, sino una consecuencia lógica (y añade que era del todo evitable) de la civilización moderna y su “creencia en la ingeniería social a gran escala”.

Adolf Eichmann era un alto oficial de las SS responsable del asesinato de millones de judíos durante la II Guerra Mundial. Eichmann se unió a la policía secreta nazi (Gestapo) en 1934 y cuando los alemanes anexionaron Austria en 1938, se le encargó el cometido de deportar a los judíos de ese país de acuerdo con la política antisemita nazi. Durante la II Guerra Mundial estaba encargado de ‘la solución final del problema judío’, en el curso de la cual los judíos de toda Europa ocupada por Alemania fueron enviados a campos de concentración para su total exterminio. Después de la guerra, Eichmann escapó ayudado por la organización ODESSA, pero en 1960 agentes israelíes le localizaron en Argentina, le secuestraron y le llevaron a Israel. Enjuiciado en Jerusalén y acusado de crímenes contra la humanidad, fue ahorcado dos años después.




La filósofa alemana afirmó que cuanto más se escuchaba a Eichmann, más evidente resultaba que su incapacidad para hablar iba estrechamente unida a su incapacidad para pensar. Fundamentalmente, para pensar desde el punto de vista de otra persona.

Que inclusive no era posible establecer comunicación alguna con él, no porque mintiera, sino porque estaba rodeado por la más segura de las protecciones contra las palabras y la presencia de otros y, por ende, contra la realidad como tal.

Retazos del libro de Arendt

[...] El miembro de la jerarquía nazi más dotado para la resolución de problemas de conciencia era Himmler. Himmler ideaba eslóganes, como el famoso lema de las SS, tomado de un discurso de Hitler dirigido a estas tropas especiales, en 1931, "Mi honor es mi lealtad" -frases pegadizas a las que Eichmann llamaba "palabras aladas", y los jueces de Jerusalén denominaban "banalidades"-, y los difundía, tal como Eichmann recordaba, a finales de año, seguramente acompañadas de una gratificación de Navidad. Eichmann únicamente recordaba uno de estos eslóganes. Y lo repetía constantemente: "Éstas son batallas que las futuras generaciones no tendrán que librar". Se refería a las batallas contra las mujeres, los niños, los viejos y las "bocas improductivas".

Eichmann durante el juicio en Jerusalén

He aquí otras frases tomadas de los discursos que Himmler dirigía a los comandantes de los Einsatzgruppen y a los altos jefes de las SS y de la policía: "Haber dado el paso al frente y haber permanecido íntegros, salvo excepcionales casos explicables por la humana debilidad, es lo que nos ha hecho fuertes. Ésta es una gloriosa página de nuestra historia que jamás había sido escrita y que no volverá a escribirse", "La orden de solucionar el problema judío es la más terrible orden que una organización podía jamás recibir", "Sabemos muy bien que lo que de vosotros esperamos es algo sobrehumano, esperamos que seáis sobrehumanamente inhumanos".

Lo que se grababa en las mentes de aquellos hombres que se habían convertido en asesinos era la simple idea de estar dedicados a una tarea histórica, grandiosa, única ("una gran misión que se realiza una sola vez en dos mil años"), que, en consecuencia, constituía una pesada carga. Esto último tiene gran importancia, ya que los asesinos no eran sádicos, ni tampoco homicidas por naturaleza, y los jefes hacían un esfuerzo sistemático para eliminar de las organizaciones a aquellos que experimentaban un placer físico al cumplir con su misión.

Las tropas de los Einsatzgruppen procedían de las SS armadas, unidad militar a la que no cabe atribuir más crímenes que los cometidos por cualquier otra unidad del ejército alemán, y sus jefes habían sido elegidos por Heydrich entre los mejores de las SS, todos ellos con título universitario.

De ahí que el problema radicara, no tanto en dormir su conciencia, como en eliminar la piedad meramente instintiva que todo hombre normal experimenta ante el espectáculo del sufrimiento físico. El truco utilizado por Himmler -quien, al parecer, padecía muy fuertemente los efectos de aquellas reacciones instintivas- era muy simple y probablemente muy eficaz. Consistía en invertir la dirección de estos instintos, o sea, en dirigirlos hacia el propio sujeto activo. Por esto, los asesinos, en vez de decir: "¡Qué horrible es lo que hago a los demás!", decían: "¡Qué horribles espectáculos tengo que contemplar en el cumplimiento de mi deber, cuán dura es mi misión!".

El hecho de que Eichmann recordara mal las ingeniosas frases de Himmler quizá sea un indicio de que existían otros medios más eficaces para resolver los problemas de conciencia. Entre todos ellos destacaba, como Hitler había previsto certeramente, el simple hecho de la guerra.

Eichmann repitió una y otra vez la existencia de "una actitud personal diferente" con respecto a la muerte, "cuando uno ve muertos en todas partes", y cuando todos esperaban con indiferencia la propia muerte. "No nos importaba morir hoy o morir mañana, y, en ocasiones, maldecíamos el amanecer que nos pillaba todavía vivos."


Conclusión

A pesar de los millones de personas asesinadas, a pesar de la inmensa crueldad de las acciones que se llevaron a cabo, no fue el resultado de la acción de sádicos degenerados, ni de enfermos mentales, como resultaría tranquilizador creer. Exigió la colaboración de honrados ciudadanos, de intelectuales, de científicos, de personas que, en la mayor parte de los casos serían incapaces de crueldad directa contra sus semejantes que, probablemente, reprobarían el uso de la violencia física y que jamás la habían utilizado y, pese a todo, consiguió dicha colaboración.

¿Cómo fue posible?: se había logrado la invisibilidad de las víctimas, deshumanizándolas, aislándolas, sacándolas de la vista de la mayoría, convirtiéndolas en entes intercambiables y, lo más importante, totalmente diferentes del resto de ciudadanos. Se había logrado una perfecta división del trabajo, totalmente jerarquizada que permitía a cada uno de los funcionarios implicados obtener la satisfacción del trabajo bien hecho, traspasando la responsabilidad moral al funcionario inmediatamente superior.

Se utilizaba un lenguaje neutro, aséptico, que permitía dormir las conciencias y otorgar una sensación de rutina, de normalidad. No existía una relación directa entre la nimiedad del gesto individual y la inmensidad del resultado. Ni se veía a las víctimas, ni existía una relación directa entre el trabajo de cada uno y el resultado de dicho trabajo, siempre existía un intermediario que garantizaba que la responsabilidad se diluyera. Se había utilizado, en fin, la burocracia y como en toda burocracia, lo importante eran los medios, los procedimientos, los reglamentos y no el fin que se perseguía.

De la misma forma se hizo posible la mayor crueldad, se logró la colaboración de las propias víctimas, a las que siempre se concedió el engaño de la lógica: sin poder imaginar el horror que se gestaba, acostumbradas a pensar en un mundo ordenado racionalmente, se les ofreció siempre, hasta el último momento, la apariencia de una organización racional, en la que existían leyes, procedimientos, categorías con las que podían, actuando siempre según los medios de los que anteriormente se habían valido, minimizar el sufrimiento y salvar la vida.

Es decir, fueron los propios mecanismos en los que solemos confiar para garantizar el bien general los que lograron que el éxito fuese completo. Los mismos mecanismos que siguieron funcionando actualmente. No quiere decir esto que la burocracia y la moderna organización social den cómo resultado necesariamente un fenómeno como el Holocausto, pero sí que contienen los elementos que lo hicieron posible y que dichos elementos no han sido puestos en duda como debieran. La mayor parte de las personas somos capaces de causar un daño importante a otras si ocupamos una posición de poder o si existe una autoridad firme que nos lo ordene.

Como decía el defensor de Eichmann en el juicio, se va a condenar a un hombre por hechos que, si hubieran sido otros los vencedores, le habrían glorificado.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Dormir, tal vez soñar.

John Henry Fuseli- La pesadilla

Dormir no puede ser solo para descansar. El cerebro trabaja continuamente mientras dormimos, su actividad solo se reduce un 20% respecto a la vigilia. Tenemos que dormir por otros motivos, motivos positivos, motivos fascinantes como la memoria. Todos tenemos recuerdos increíbles. Nuestro cerebro está repleto de recuerdos. ¿Cómo los conserva? ¿Cómo los mantiene actualizados y disponibles? Hay que entender los sueños y las emociones para responder estas preguntas.

Las leyes del cerebro cambian durante el sueño. Cambia la química y así desaparecen factores característicos de la vigilia como la coherencia y la continuidad. Es un cerebro diferente, y por eso no puedes organizar los pensamientos, no sabes quién eres, estás desorientado.

Los psiquiatras Allan Hobson y Robert Mc Carley sostienen que el cerebro es un generador de estados oníricos. Cuando se activan regiones implicadas en los sueños, se desencadena información que el cerebro trata de ordenar a través de un proceso fisiológico. La región implicada es el pontino. Cuando una persona sueña, células nerviosas del bulbo raquídeo llamadas pons son cuarenta veces más activas. Se propone que son las responsables de iniciar el conocido MOR (Movimiento Ocular Rápido) o REM (en inglés) y las imágenes oníricas (a través de la activación de los centros visuales del cerebro).

Bajo el sueño, las células nerviosas del pons transmiten información sobre los movimientos oculares hasta los centros principales del cerebro. Ahora bien, dicha información consistiría en ocasiones muy incoherente para el sistema cerebral que, en una persona despierta, comienza el movimiento de los ojos. Consiguientemente, se concibe al sueño como una forma de ordenar información, como una función biológica que intenta otorgar sentido a esa fuente de información incoherente. El absurdo de los sueños, teorizan ambos psiquiatras, es la falla del cerebro por integrar adecuadamente su propia información. El cerebro, tras recibir la información proveniente de los ojos en el MOR, intenta compararla con la fuente de datos disponibles en la memoria a corto plazo.

Según Allan Hobson, la esencia de la extrañeza de los sueños es la incongruencia y la discontinuidad. ¿Y por qué somos incongruentes cuando soñamos?

Porque la conciencia y los demás factores característicos de la vigilia, que hacen que nuestra conversación sea más o menos coherente, desaparecen. Ya no están. Las leyes del cerebro cambian. Y cambian como consecuencia de la química, ahora lo sabemos. Sabemos que el cerebro cuando dormimos en un cerebro distinto…

Y cuando soñamos, también es otro cerebro diferente. Así que por lo menos hay tres cerebros, y quizá tengamos un número infinitos de cerebros según los estados cerebrales. Si pensamos en la vigilia, por ejemplo, tampoco entendemos muy bien ese estado, hay muchos estados cuando estamos despiertos. Se pueden tener fantasías, y pensamientos. Si estás loco, puedes tener incluso alucinaciones despierto. El cerebro tiene la capacidad de generar una infinidad de estados

Al dormir, se genera una química distinta en el cerebro, es un cerebro distinto. La cantidad de acetilcolina aumenta en las neuronas. Llega en mayores cantidades, se libera de otra manera, se generan grandes oleadas de acetilcolina. Pero lo que más cambia es que la norepinefrina y la serotonina que son dos substancias químicas que sabemos que están relacionadas con la conciencia, el estado de ánimo y la memoria, ¡desaparecen! durante el sueño REM, al soñar. Ya no se liberan al cerebro. Por eso no puedes organizar los pensamientos, no sabes quién eres, estás desorientado… tienes toda esa incongruencia y discontinuidad, porque esas sustancias químicas nos ayudan de algún modo (no sabemos cómo) a organizar nuestros pensamientos cuando estamos despiertos. Pero el hecho de que esto se detenga al soñar hace que los sueños sean interesantes para los psiquiatra, porque tienen todos los elementos de la locura.

La acetilcolina aumenta, y la serotonina y la norepinefrina disminuyen.

Normalmente, los niveles de acetilcolina se controlan e inhiben por la serotonina y la norepinefrina, pero cuando esto se detiene, el sistema de acetilcolina puede campar a sus anchas. Y lo hace. Activa las neuronas que transmiten acetilcolina al prosencéfalo, en grandes cantidades, y gracias a los experimentos de microanálisis sabemos que la acetilcolina se libera en mayores cantidades en el tronco encefálico durante el sueño REM.

Los sueños nos cuentan algo del cerebro. Evidentemente, un sueño nos muestra un estado cerebral que no comprendemos del todo, nadie dice que en los sueños no hay gusto, no hay olfato, y siempre hay movimiento. Siempre hay movimiento en los sueños. Nunca son estáticos. Y sin embargo pasamos la mayor parte de nuestra vida, por lo menos los que trabajamos en universidades u oficinas. Sentados frente al ordenador, o al teléfono… eso nunca pasa en los sueños. Nunca. ¿Y por qué?

Siempre hay movimiento, lo que significa que el movimiento es un organizador muy importante de la memoria, probablemente, y la organización del movimiento en el cerebro se produce en lóbulo frontal, cerca de los sistemas de la memoria y las emociones. Así que, probablemente, al decidir moverte, hay muchas cosas que suceden en el cerebro.

Otra manera interesante de verlo es que, durante el sueño, sólo se produce una reducción del 20% en el consumo de oxígeno. Esto está relacionado con la energía, por supuesto. Así que, mientras duermes, la actividad de tu cerebro es de un 80% respecto a la vigilia, aunque no lo percibimos así. Nos parece que es cero.

Pero el cerebro está haciendo muchas cosas, y evidentemente esto es muy importante para responder una pregunta recurrente: ¿por qué dormimos?

Abandonamos la consciencia, pero nuestro cerebro trabaja continuamente mientras dormimos.Tiene un 80% de actividad mientras dormimos. Y en el sueño REM está casi igual de activo que en la vigilia. De modo que no es cierto que durmamos para descansar. No puede ser así. Quizá un poco, pero sólo una pequeña parte. Tenemos que dormir por otros motivos, motivos positivos. El cerebro está haciendo otra cosa con la información.

Una de las cosas más extraordinarias del ser humano es la memoria. Todos tenemos recuerdos increíbles. Nuestro cerebro está repleto de recuerdos. ¿Cómo los conserva? ¿Cómo los mantiene actualizados y disponibles? Si pensamos en un archivo de fotos con varias películas fotográficas, se deterioraría en 20 años. Buscaríamos un carrete y estaría en pedazos… pero el cerebro puede hacerlo,

Y las partes del cerebro que participan en el almacenamiento de recuerdos están muy vinculadas: el lóbulo temporal. Al estimular el lóbulo temporal, como cuando los neurocirujanos operan el lóbulo temporal, por ejemplo, se evocan recuerdos, los recuerdos llegan al paciente… recuerdos, olores, ¡sentimientos fuertes! Todo está vinculado en el cerebro. Probablemente por eso Proust recordó de un modo tan célebre la casa de su abuela en Illiers con el sabor de una magdalene. Tiene que haber reglas para evocar recuerdos que se activen con los sabores, con olores, ¡y con los sentimientos! Todo va de la mano, en cierto modo. Pero especialmente los sentimientos, esto es así con los sueños. Los sueños no se asocian con los olores, y eso resulta bastante interesante. No hay olores ni sabores No debe sea porque se reprima el sentido del gusto, simplemente es difícil de simular, o algo así. Pero el estudio de los sueños nos brinda una nueva manera de ver las cosas, especialmente cuando observamos ciertos aspectos de la conciencia que se crean con facilidad cuando estamos despiertos, pero no cuando dormimos, y viceversa. Es fascinante. Pero las emociones, claramente, prevalecen en los sueños.

Las pesadillas. A la gente le aterran las pesadillas. Miremos ahora el cuadro de Fuseli

En primer lugar, las emociones en los sueños son principalmente negativas.

La ansiedad, la ira son en conjunto mucho más frecuentes que el júbilo, que ocurre localmente también, claro, hay sueños buenos, como ya sabes. Pero lo interesante de las pesadillas es esta sensación intensa y opresiva en el pecho… Fuseli representa un íncubo sobre el pecho de la persona que duerme, porque esta figura mitológica siempre se representa así, era una teoría común en Alemania y Suiza.

Pero las pesadillas suceden en el sueño no-REM; normalmente las pesadillas más espantosas (las que son puro terror, con aceleración del pulso, sudores y el sentimiento de que te vas a morir) se producen en el sueño no-REM, y no se asocian con sueños. Claro que se pueden tener también sueños malos, pero la emoción negativa más espeluznante de miedo…

El sistema nervioso autónomo se activa, la tensión arterial sube a 180… el pulso se acelera al doble de lo normal, y llegan los sudores… Pero las pesadillas disminuyen con la edad, con la fase 4 del sueño no REM, que disminuye a los 30. Así que si alguno d tiene veinte años y sufre pesadillas, puede esperar que eso mejore con el proceso de envejecimiento. ¡Eso es lo bueno de envejecer!

martes, 14 de octubre de 2008

El espejo de las neuronas



Éste post ahonda en el tema de las neuronas espejo, hay un conglomerado de citas de neurofisiólogos y psicólogos. No se abunda en los artículos de referencia para no agobiar y aburrir.

Steven Pinker, el psicolingüista de Harvard, concluye un reciente artículo sobre la ciencia de la moralidad (2008) con estas palabras de Chejov: “El hombre llegará a ser mejor si le muestras cómo es.” En el mismo contexto, también recientemente, el destacado neurocientífico Marco Iacoboni cita el trabajo experimental que se está prodigando sobre los mecanismo neuronales que revelan que los humanos están “cableados para la empatía”. Se trata del descubrimiento, relativamente reciente, del sistema de neuronas espejo .

Lo que subyace a todo esto son los experimentos neurocientíficos que muestran que cuando uno percibe el dolor de los otros se movilizan automáticamente los mismos circuitos neuronales afectivos que cuando siente su propio dolor.

En 1996, a través de investigaciones en los monos macacos, los científicos informaron del descubrimiento de un tipo de células del cerebro denominadas “neuronas espejo”. Situadas en la corteza premotora, estas neuronas espejo se disparaban no sólo cuando el mono realizaba una acción, sino también cuando el mono observaba a otro realizando la misma acción. Las neuronas del mono reflejaban, como en un espejo, la actividad que estaba observando.

Posteriormente, mediante Resonancia Magnética, se descubrió que las áreas humanas de las que se suponía que contenían neuronas espejo también comunicaban con el sistema límbico, o emocional, facilitando la conexión con los sentimientos de otra persona, probablemente reflejando estos sentimientos. Se cree que estos circuitos neuronales constituyen la base del comportamiento empático, en el cual las acciones en respuesta a la aflicción de los demás son prácticamente instantáneas.

Valayanur Ramachandran, director del Centro del Cerebro y la Cognición en la Universidad de California en San Diego, observa: “Decíamos, usando una metáfora, ‘siento el dolor del otro’, pero ahora sabemos que mis neuronas espejo pueden sentir, literalmente, tu dolor.” . Ramachandran, escribe que “Esencialmente, la neurona es parte de una red que te permite ver el mundo “desde el punto de vista de otra persona”, de ahí el nombre ‘neurona espejo’ “.

Giacomo Rizzolatti, el neurocientífico italiano que descubrió las neuronas espejo, señala que este sistema cableado es lo que nos permite “captar las mentes de los demás no a través de un razonamiento conceptual sino a través de una estimulación directa de los sentimientos, no con el pensamiento” . La empatía nos permite forjar conexiones con gente cuyas vidas parecen totalmente ajenas a nosotros.

Hace unos cuarenta años, la célebre primatóloga Jane Goodall observó y escribió sobre las emociones de los chimpancés, sus relaciones sociales y la “cultura de los chimpancés”, pero los expertos mantuvieron un gran escepticismo. Hace una década, el etólogo especialista en primates Frans B.M. de Waal escribió sobre los antecedentes de la moralidad en “Bien Natural: Los orígenes del bien y del mal en los humanos y los otros animales”.

Todo ello ha cambiado. Hoy, según de Wall es un hecho incontestable que las mentes humanas, incluidos los aspectos del pensamiento moral, son el producto de la evolución a partir de primates anteriores. De Waal argumenta que la moralidad humana –incluida la capacidad de sentir empatía– es un subproducto natural, o una herencia de comportamiento de nuestros parientes evolutivos más próximos.

Siguiendo a Darwin, los biólogos Robert Boyd y Peter Richerson postulan que la cooperación a gran escala dentro de la especie humana (incluso con individuos no emparentados genéticamente dentro de un grupo) fue favorecida por la selección. (Citado por Marc Hauser) La evolución seleccionó el rasgo de la empatía porque el hecho de entenderse con los demás entraña ventajas para la supervivencia. En su libro “La gente del lago(1978), el paleoantropólogo de fama mundial Richard Leakey declara categóricamente: “Somos humanos porque nuestros antepasados aprendieron a compartir su comida y sus habilidades en un red de compromisos que se cumplían.”

Hay estudios que demuestran que la empatía está presente en niños de muy corta edad, incluso de 18 meses o aún menores. En el mundo de los primates, estudios del Instituto Max Planck de Leipzig, Alemania, hallaron recientemente que los chimpancés prestan ayuda incluso a chimpancés no emparentados y a humanos que no conocen, aún cuando eso les supone una molestia y sin que tengan expectativas de recompensa. Esto sugiere que la empatía puede explicar esta tendencia natural de ayudar, y que fue un factor en la vida social del antepasado común de chimpancés y humanos cuando sus líneas se dividieron, hace unos seis millones de años

Existen innumerables anécdotas de elefantes que muestran empatía hacia animales enfermos y moribundos, emparentados o no; recientes investigaciones en Kenia demuestran de forma incontestable el duelo exteriorizado del elefante, su empatía hacia otros elefantes muertos.
Los ratones sienten ansiedad cuando observan a otros ratones que sienten dolor.

Las acciones altruistas activan una parte primitiva del cerebro, dando lugar a una respuesta placentera (2007). Dentro de la corteza prefrontal, la corteza prefrontal ventromedial (VMPC) es necesaria para las emociones y los juicios morales. Los daños en la VMPC se han relacionado con comportamientos psicópatas, y los individuos con tendencias psicópatas muestran una gran carencia de empatía,

Todas estas pruebas empíricas revela que las raíces del comportamiento prosocial, incluidos los sentimientos morales como la empatía, preceden a la evolución de la cultura. Este trabajo apoya los escritos de Noam Chomsky sobre el instinto moral humano y su afirmación de que, si bien los principios de nuestra naturaleza moral no se han llegado a comprender bien, “no cabe duda de su existencia y de su función central en nuestras vidas intelectuales y morales”

La gran cuestión es por qué nuestra intuición moral tan arraigada no tiene mayor efecto de mejora, por qué no produce un mundo más pacífico. Iacoboni sugiere que esta desconexión se explica por los sistemas masivos de creencias, incluidos los políticos y los religiosos, que operan a nivel de reflexión y deliberación. Y nos recuerda de Waal, que desde el punto de vista evolutivo, la empatía es el punto de partida original del cual emanaron la cultura y el lenguaje. Pero a lo largo del tiempo la cultura filtra e influye estos sistemas de creencias y tiende a invalidar los rasgos neurobiológicos que deberían unir a la gente. Iacoboni plantea como hipótesis la presencia de lo que él denomina súper neuronas espejo en el lóbulo frontal del cerebro. Estas super neuronas espejo, más complejas, muy desarrolladas, tal vez controlen a las neuronas llamadas de bajo nivel, o clásicas. Esta investigación se encuentra en una fase preliminar aún.

Ervin Staub, un investigador pionero en este campo, admite que incluso si la empatía tiene sus raíces en la naturaleza, las personas no se guiarán por ella “...a menos que tengan un cierto tipo de experiencias vitales que dirijan su orientación hacia otros seres humanos y hacia sí mismos” El modo en que se nos educa y se nos entretiene evita que nos enteremos, o que entendamos, el dolor de los demás. Las circunstancias pueden bloquear o abrumar nuestras percepciones, volviéndonos incapaces de reconocer y dar expresión a nuestros sentimientos morales (Pinker). Por ejemplo, si se infunde temor de una escasez creada artificialmente, esto puede atenuar la respuesta empática.

Hauser anota que la proximidad fue sin lugar a dudas un factor en la expresión de la empatía. Evolucionamos en un mundo en el que teníamos delante a personas en apuros, por tanto nuestras emociones sintonizaban con ellas, pero no nos enfrentábamos al otro tipo de situación. Sugiere que el extender esta moralidad inmediata, ligada a la emoción (basada en circuitos fundamentales del cerebro) a víctimas que no vemos, requiere que se preste menos atención a la intuición y más a la dimensión cognitiva

La película Diarios de motocicleta trata de la empatía de forma indirecta. La película sigue a Ernesto Guevara de la Serna y su amigo Alberto Granada en un viaje de ocho meses por Argentina, Perú, Colombia, Chile y Venezuela.

Cuando sale de su barrio residencial de clase media alta (su padre es arquitecto) en Buenos Aires en 1952, Guevara tiene 23 años y le queda un semestre para licenciarse en medicina. Los jóvenes se embarcan en una aventura, deciden echar una cana al aire antes de establecerse e iniciar una vida acomodada. Les interesan las mujeres, la diversión y la aventura, y desde luego que ni buscan ni esperan un odisea que cambie sus vidas.

El poder de la película estriba en la forma en que se describe cómo nace la conciencia política de Guevara, a consecuencia de una acumulación de experiencias. Durante su viaje de 5.000 km, se encuentran con pobreza masiva, explotación y condiciones de trabajo brutales, todo ello consecuencia de un orden económico injusto. Al final, Guevara abandona la idea de ser médico porque la medicina se limita a tratar los síntomas de la pobreza. Para él, la revolución se convierte en la expresión de la empatía, la única forma efectiva de tratar las raíces del sufrimiento. Esto requiere fusionar el componente cognitivo de la empatía con el compromiso, con la resistencia contra el poder. Guevara afirmó que “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”.

Marc Hauser postula una “gramática moral universal”, cableada en nuestros circuitos neurales a través de la evolución; esta maquinaria neuronal es anterior a las decisiones conscientes en situaciones de vida o muerte. Más adelante Hauser sugiere que los factores ambientales pueden impulsar a los individuos hacia una razonamiento moral defectuoso, y los diversos resultados para una cultura local dada son prácticamente ilimitados .

Recapitulando, los datos neurofisiológicos apoyan decisivamente la idea de que la moralidad se funda en la biología. No son algo que recibamos “desde arriba”, de las altas autoridades religiosas o los filósofos, sino algo que surge “desde abajo”, como consecuencia de los procesos evolutivos del cerebro. Ahora bien, como Rizzolatti hacen bien en recordarnos, “Para usar el mecanismo de espejo (un mecanismo biológico) estrictamente de una forma positiva, hace falta añadir algo, algo cultural.”

Empleando la estimulación magnética transcraneal se ha encontrado una diferencia significativa, en la actividad de las neuronas espejo en los sujetos, según la persona que transmitía la información compartiera, o no, unas características culturales y étnicas determinadas Tanto la etnicidad como la cultura interaccionan para influir en la actividad del cerebro, específicamente dentro de la red de neuronas espejo que interviene en la comunicación e interacción social.

Hasta aquí hemos llegado en la mitad del 2008.

martes, 2 de septiembre de 2008

La plasticidad neuronal

Hasta el cerebro de Hommer se puede regenerar

En la Universidad de California hace unos 15 años, Michael Merzenich descubrió cuáles eran las neuronas en cerebros de monos que controlaban el dedo índice. Registró lo que sucedía con esas neuronas y luego extirpó el índice a algunos monos y, en dos semanas, las células de ese dedo ya estaban reasignadas y controlaban el dedo corazón. Y lo importante es que algo tan pequeño como eso puede tener repercusiones tan grandes en tan sólo dos semanas.

Lo adquirido se plasma en los circuitos cerebrales. Toda conducta acaba teniendo su reflejo en el cerebro; el entorno, los cambios adquiridos se codifican en las células del cerebro.

Otro ejemplo, el neurólogo Álvaro Pascual-Leone, señala que si te dejamos con los ojos vendados, en apenas unos días la parte de la corteza cerebral que normalmente procesa la información visual empieza a procesar la del tacto y la del oído, y aumenta la memoria verbal.

Ya se ha comprobado que el uso insistente del dedo pulgar por los jóvenes en los teléfonos móviles hace que ahora, cuando mueven ese dedo, se enciende un área mayor del cerebro. Para bien o para mal, toda actividad, toda percepción, cambia nuestro cerebro. Y todo pasa en el cerebro.

Norman Doige señala cómo los afectados por derrames cerebrales que han visto limitada la movilidad de la parte izquierda (o derecha de su cuerpo), reciben terapia durante un periodo en el que hacen ejercicios intensivos y progresivos (6 horas día) , que se centren en el empleo de las partes del cuerpo afectadas. Así, para evitar el uso de la mano sana, deben llevar puesto continuamente en la misma un guante de béisbol. El sorprendente resultado es que estas personas, forzadas a utilizar los miembros "lisiados", recuperan gran parte de la movilidad de los mismos.

Las terapias convencionales en estos casos no son tan intensivas (apenas una hora al día, con ejercicios repetitivos, no progresivos) y tratan de potenciar la "compensación", esto es, enseñan a desarrollar estrategias que ayuden a suplir la deficiencia ocasionada por la lesión cerebral. En esta terapia compensatoria tradicional, el cerebro acaba por percibir que un órgano no responde, en poco tiempo se adapta (ley de no uso) y deja de emitir señales para dicha función. Ésta terapia tradicional para lesiones cerebrales es consecuencia lógica del localizacionismo, según el cuál era imposible recuperar las funciones ubicadas en las partes dañadas del cerebro.

Pero ultimas investigaciones demuestran que es al revés. El cerebro sólo está a la espera de recibir los estímulos precisos para reconstruir circuitos y recuperar funciones.

Toda la neuroplasticidad puede resumirse en dos expresiones: aquéllas neuronas que emiten al mismo tiempo, acaban por conectarse; las neuronas que se activan por separado, terminan por desconectarse.

Incluso, según defiende el científico antes citado, Álvaro Pascual-Leone, el propio pensamiento, la imaginación, pueden llegar a producir cambios en la estructura del cerebro. Personas que se imaginan tocando un instrumento durante el mismo tiempo en el que otros efectivamente practican sobre un instrumento real, muestran similares niveles de destreza. Pascual-Leone también ha conseguido demostrar que es posible, mediante campos magnéticos intracraneales, mover partes de nuestro cuerpo de manera totalmente involuntaria.

Del cerebro conocemos aún poco; consume el 20% de la energía que gasta nuestro organismo, y consume casi la misma tanto cuando está muy activo como cuando está en reposo. ¿Para qué necesita tanta energía en reposo?. Aún dormido funciona en un 80%. Seguramente porque está focalizado hacia el interior. Marcus Raichle ha acuñado el término default network o red por defecto, que es la que actúa en estos casos. Cree que esta actividad cerebral "por defecto" se dedica a promover mecanismos de defensa para proteger la salud del organismo.

viernes, 28 de marzo de 2008

Lámeme el trasero con esmero. Mozart (II)

El famoso Canon del que hablo, no lo puedo colocar, pero pongo el enlace:

Abajo del vídeo viene la letra en inglés:

http://es.youtube.com/watch?v=SHIw-ZfbDSQ

¿Era Mozart tan infantil como aparece en Amadeus ? Esa risa desquiciante, esa manera de comportarse... ¿Tienen visos de realidad?

Veamos : . En 1885, el neurólogo francés Gilles de la Tourette describió un síndrome al que luego dio nombre y lo define como “una afectación nerviosa caracterizada por descoordinación motriz acompañada de ecolalia y coprolalia(la segunda es una tendencia patológica a proferir obscenidades, sonidos, movimientos y frases inapropiadas. y la ecolalia repetir lo que dicen los demás, incluso puede parecer que se hace de forma burlesca).

En el Congreso Mundial de Neurología de Viena, celebrado en 1985, se consideró que Mozart
fue un caso arquetípico del mismo.

Pero ¿en qué consiste este síndrome? Es la enfermedad de los "tics" y se puede acompañar de otra serie de síntomas - con frecuencia, también hiperactividad - que pueden llegan a producir una enfermedad grave, más no en todo el mundo, pues existen distintos grados de la afección. La causa es una lesión o disfunción de los núcleos basales del cerebro. También lo padecía André Malraux, del que otro día hablaremos.

De la estancia de Mozart en Londres, a los ocho años cuando escribió su primera sínfoníaK-17”, hay testimonios de que hacía muecas con frecuencia, tableteaba con las manos sobre cualquier superficie y movía las piernas continuamente cuando estaba sentado. En la película Amadeus , esa especie de risa tonta que tiene Mozart sería un "tic fónico". Se conservan muchas cartas de Mozart. Pues bien, en una parte de ellas se encuentran términos malsonantes como caca, pis, culo, etc., y por tanto, su "coprolalia" que además es referida por múltiples escritos de amigos durante su estancia en Viena, estando además acompañadas de irritabilidad.

Decía su cuñado
Lange que cuando estaba ocupado con un trabajo importante, no sólo hablaba confusa y desconectadamente sino que aumentaban las muecas y gestos extraños y que no podía comprender cómo existía un neto contraste entre las divinas ideas de su música y aquellas explosiones de vulgar chabacanería.


Como colofón compuso un canon bajo el título de Lámeme el trasero con esmero.

La tercera entrega será sobre el Mozart intelectual.