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sábado, 4 de diciembre de 2010

Conocerse a uno mismo


Un dictamen manido dice que el mejor modo de ser feliz es conocerse a sí mismo. Nadie, sin embargo, lo ha conseguido. Se sabe esto o aquello de uno, se toma nota de lo que la pareja o los padres nos atribuyen pero ensamblado todo no se llega a constituir una identidad.

La sentencia de Píndaro, "llega a ser el que eres", incide en la misma imposibilidad. Saber cómo se es o consagrar la vida a lograr la coincidencia entre el propio yo -supuestamente originario-  y su otro yo que  crea la sociedad, constituyen tareas rematadamente  inútiles.

En el breve ensayo Lejos de míClément Rosset se ocupa de destrozar la idea de que, más allá de la identidad social, existe en cada hombre (aunque sea un tanto escondida) una identidad personal. Esa vieja leyenda de que detrás de esa identidad que surge del trato con los demás, y que se considera falsa - una máscara sujeta a diferentes compromisos formada por concesiones y apariencias - hay un reducto donde se aloja la verdad de cada uno, aquello que da sentido a las propias vicisitudes y que llena de intenciones cada acto, cada decisión, cada paso que damos.

Ilustración de Sonia Sanz Escudero
No hay tal cosa, dice Rosset. "Lo que hace las veces de la identidad es pues un puzzle social, que es tan abigarrado como inexistente la imaginaria unidad que debía sostenerlo". Así que la identidad social es la única identidad real. "No estamos hechos más que de piezas añadidas", cuenta Rosset citando a Montaigne. Y pone el ejemplo del queso camembert, diciendo que ese queso podría conocer el sabor de los otros quesos, de poder probarlos, pero que del suyo no tendría nunca ni idea, por muchos mordiscos que se diera.

En otro libro anterior, Lo real y su doble, ensayo sobre la ilusión reflexiona Rosset en idéntico sentido acerca de la negación de la realidad: cuando se impone lo real, recurrimos a la ilusión; terminamos por instalarnos cómodamente en esa ilusión y asimilarnos al doble de nosotros mismos que en verdad no existe.


sábado, 28 de noviembre de 2009

Al este del Edén, el camino hacia la vejez.


Los pasos en la conciencia de la vejez empiezan cuando uno se pone a ver un partido de fútbol y le parecen unos chavales los jugadores. Hasta entonces, en tu memoria visual, los futbolistas eran esos señores que veías en los cromos siendo niño, De pronto esa imagen se destruye: aquellos señores de los cromos son en realidad unos jovenzuelos y tú los doblas en edad.

Más adelante te encuentras diciendo "¡Qué barbaridad!" ante cualquier cosa que te sorprende. Si unos chicos ven un accidente de la Fórmula uno, exclaman, "¡Vaya hostia, tío!", tú dices, "¡Qué barbaridad!".

Una tercera fase es que ante todo lo que te incordia, el ruido de una moto con el tubo de escape abierto, un grupo de gente en algarabía, la música muy alta, señalas "Eso debería de estar prohibido". Entonces es que ya eres un anciano.

Y lo último es cuando vas a cenar y se te acerca un fulano irreconocible de otra mesa, y te arenga, "¡Qué bien te encuentro!", "¡Qué bien te conservas!", como Arturo Fernández, qué bien se conserva.

El reverso terrorífico es que además, ese rostro destruido, ese cuerpo demacrado, descubres después de esforzarte, que esconde a un antiguo compañero de colegio.

En paralelo hay un cambio de ideología: te haces conservador. Uno se hace conservador cuando ya no le cabe una idea nueva en el cerebro, cuando las neuronas no le dan para más. Como lo nuevo no lo comprende, se hace conservador. Te haces conservador porque te quedas con lo único que entiendes.

sábado, 17 de octubre de 2009

La concentración del sexo

Delicious by Ashley Quenan Ashley Quenan

Si un condenado a muerte sabe que será ejecutado en quince días, su cerebro adquiere una extraordinaria capacidad de concentración. El sexo también concentra maravillosamente la mente y ésta es la razón por la que al hombre civilizado le obsesiona. Le permite saborear cada fracción, cada centímetro, no sólo del acto sexual, sino de la propia vida.

Después el hombre se entristece, hay una bajada de tensión al finalizar el sexo (post coitum triste decían los clásicos ) y no se tarda en volver al estado desconcentrado y desenfocado habitual. La conciencia normal es blanda y su actitud respecto a la realidad, defensiva.

Ésto es lo que Sartre denominó contingencia, la sensación de estar a merced de la suerte. Así unas relaciones sexuales interminables son un intento de escapar de la sensación de contingencia.

Y a esto ayuda que en las condiciones antinaturales de la civilización, el deseo sexual se ve artificialmente incrementado. Los simios en los zoológicos practican constantemente el sexo mientras que en la naturaleza lo tratan con relativa indiferencia.

jueves, 8 de octubre de 2009

Las píldoras

Schoales Lane, Drogheda by Munich

Tomarlas, en el fondo, es un poco como el sueño de la artificialidad. En contra de lo natural, porque de algún modo lo natural es la muerte. José Bergamín, en sus últimos años, iba al médico y éste le dijo: “¡Hombre, usted está muy bien, salvo los achaques naturales de su edad!” . Y Bergamín le contestó: “Es que usted no se ha dado cuenta de que lo natural a mi edad es morirse”.

The Wise Men Talking by swin


Y esa es mi impresión y que en cambio, la artificialidad es sobrevivir. Me gusta la idea de vida como triunfo más o menos artificial, como truco, como zancadilla a la muerte.

Digamos que las personas se dividen en aquellas que son reacias a tomar medicinas y las otras a quienes les gusta probar sus efectos. Las pro-medicamentos suelen ser menos rigurosas en cuestiones de moral y sexo. Su disposición positiva hacia ese producto farmacéutico que interviene en nuestro organismo requiere alguna desinhibición para exponer el cuerpo. La disposición del cuerpo para experimentar con él y sus efectos inducidos.

Blues Bar by Michal Bladek

Quien hace gesto de no querer tomar esta o aquella píldora reproduce en su actitud la del puritano que teme incurrir en algún acto impuro, mientras quien traga la píldora sin aprehensión hace saber que acepta la sorpresa, el cambio de estado. Quienes no desean medicarse, les pase lo que les pase, denotan a su vez que algo les pasa. Como también quienes se engolosinan en las farmacias dan a conocer síntomas de su yo. Entre tantos rasgos posibles, los pastilleros tienden a ser adictos mientras que los "naturales" tienden a ser adustos.

domingo, 12 de julio de 2009

La mirada inmóvil


Algunas cosas nuevas pasan desapercibidas, quizás por lo mismo que nuestra atención se concentra sobre objetos en movimiento. Los elementos inmóviles de un paisaje han de mirarse uno a uno antes de aparecer, y los trozos nuevos deben tener algo previsto o que no sea nuevo para que destaque.

on the street by halina1601 On the street, por Halina1601

Si el paisaje es totalmente nuevo conmueve en principio menos que si está acompañado por novedades de segundo orden, como cuando en un museo nos topamos con cuadros o esculturas ya familiares.

En el fondo esto no es tan extraño; al cabo de un rato de ponernos los zapatos dejamos de notar su presión, y no somos conscientes del zumbido del aire acondicionado hasta que se apaga. Son ejemplos de adaptación sensorial: en realidad, sólo percibimos los cambios, lo inmóvil es invisible. Cuando fijamos la vista en un punto, en realidad el ojo no se queda fijo: sigue realizando “microsacudidas” involuntarias, de amplitud muy reducida. Y cuando se eliminan estas sacudidas, es decir, cuando por fin la imagen queda estática sobre la retina como en una cámara de fotos… se vuelve invisible. Las microsacudidas de los ojos son un truco para conferir movimiento a lo estático y hacerlo así visible.

La fascinación del ojo ante lo móvil explica por qué resulta tan común obrar de manera torpe en los locales de copas. El patosillo los recorre de una punta a otra mirando ciegamente hasta darse a menudo de bruces con otros parroquianos. Como aspira a captar todo sin demora, apenas ve nada y encima es visto de lleno, imbuhído de una mezcla de prisa y avidez que no exalta su atractivo.

Estar provechosamente en un sitio de copas exige economía de movimientos. Por ejemplo, conseguir una bebida y buscarse algún sitio desde donde observar tranquilamente, la única manea de saber si hemos llamado la atención de alguien por el buen método, que es interceptar su mirada por sorpresa. Los seductores observan sin moverse porque no olvidan que lo móvil sólo puede captarse de manera borrosa. Ver, en sentido propio, reclama que observador y observado se detengan por completo, siquiera un instante.

Empero la mirada que se fija largamente en un objeto acaba dejando de ver al objeto tanto más cuanto más tiempo e intensidad se concentra en él. Según Adrian Unger, fisiólogo de la universidad franciscana de Löewen, y él mismo franciscano, la mirada más eficaz es la que se hace a hurtadillas y precisa, concreta y rápida. Mucha continuidad de la máxima relación entre el ojo y el objeto acaba con la realidad de ambos.

Si te mueves no ves, si te fijas mucho pronto desenfocas.

sábado, 20 de junio de 2009

La nostalgia no es un error

Estos días azules y este sol de la infancia… Fue lo último que escribió Antonio Machado. Puntos suspensivos, y murió con esa nostalgia.





Edward Hopper.

Durante los siglos XVIII y XIX, la nostalgia era considerada una enfermedad. El término se usó para definir el estado de añoranza que sufrían los mercenarios suizos repartidos por las cortes europeas.

Hay dos vertientes en la nostalgia, la filosófica y la psicológica . Filosóficamente se origina en el mito del andrógino que relata Aristófanes, habla de una humanidad dividida en dos, y cada una busca a la otra: el erotismo sería la búsqueda de esa otra mitad perdida. Por tanto el deseo es una nostalgia. Y en el plano de anhelo de trascendencia, Platón al hablar de la caída del alma explica cómo el alma tiene nostalgia de cuando participaba de ese mundo de las ideas. Por tanto, la herida de la pérdida implica una nostalgia en todos los terrenos.

Nosotros buscamos la inmortalidad más allá de la muerte porque se desarrolla en nosotros una idea nostálgica de la eternidad: buscamos en el otro cuerpo una unidad con nuestro cuerpo porque tenemos una idea de división.

Psicológicamente, en el siglo XX, los médicos la catalogaron de desorden psiquiátrico que, mediada la centuria, rebajaron a la categoría de depresión.

Sin embargo la Asociación de Psicología del Reino Unido ha publicado un estudio para demostrar que la añoranza hace más bien que mal. Dicen que mirar atrás con nostalgia no es un sentimiento que nos debilite sino una actividad muy saludable. Tanto, que las personas que mejor se rehacen tras un duro golpe, la usan como mecanismo de recuperación. Entre sus beneficios se encuentran el combatir la soledad y la exclusión social.

Los recuerdos suelen seguir el patrón de lo que los psicólogos llaman relato redentor. Aunque hay elementos negativos y positivos, se parte de un estado de dolor, pérdida o exclusión para llegar a un estado positivo de aceptación, euforia o de triunfo. En este proceso, la persona se remonta a un momento de su pasado en el que es el protagonista y está rodeado de personas que le quieren.

El detonante más habitual de la nostalgia es un malestar personal, en especial la soledad: la soledad reduce la percepción del apoyo social pero induce recuerdos nostálgicos que magnifican la sensación de integración social. Este aparente empate se resuelve a favor de la nostalgia por sus efectos beneficiosos añadidos.

Entre otros, la nostalgia eleva los sentimientos positivos y mejora la percepción sobre uno mismo. Además, estos recuerdos ayudan a dar significado a la vida, lo que reduce la angustia existencial.

La nostalgia sería un buen mecanismo para atacar varios trastornos psicológicos. Ante el choque que sufren los inmigrantes en una cultura que no es la suya, podría usarse como medio de integración.

Aunque un exceso de nostalgia puede tener un efecto narcótico. Sin embargo en general, las personas que recurren al recuerdo nostálgico también tienden a un estado y actitud más positiva ante la vida.

Los estudios revelaron que la nostalgia, asociada tradicionalmente a los pusilánimes, es un recurso habitual de los fuertes. Las personas más adaptativas, los primeros que se recuperan ante una desgracia, son las que más recurren a los recuerdos nostálgicos.

sábado, 18 de abril de 2009

Monógamos o polígamos

El zoólogo y psicólogo evolucionista de la Universidad de Washington David O. Barash y la psiquiatra de la Swedish Medical Center en Washington, Judith Eve Lipton desmitifican la monogamia como comportamiento natural en la naturaleza. Incluso los pájaros utilizados como ejemplo de fidelidad, escapan a este comportamiento y buscan nuevas parejas.

Aparte de los pájaros el de Playboy tampoco es monógamo

Las últimas investigaciones de los dos científicos norteamericanos revelan que entre los mamíferos y, particularmente, entre los primates no es fácil constatar la monogamia como práctica habitual. Los pájaros, en cambio, son monógamos. Y los pájaros como los humanos practican la monogamia social, pero ambos no son monógamos desde la óptica puramente sexual.

Es un mito pensar que tener una sola pareja será fácil, porque ni siquiera los animales lo cumplen, sostiene David Barash. El sueño de todo hombre es que su pareja le sea eternamente fiel. Cuando el asunto sale en los medios de comunicación, debido a la infidelidad de famosos, vuelve la polémica pública: ¿es posible lograrlo? "El mito de la monogamia es creer que ese sistema forma parte de la naturaleza humana, y que resulta fácil una vez que se ha encontrado la pareja perfecta", puntualiza Barash. La realidad "es que la monogamia no es natural y, por lo tanto, resulta difícil de cumplir. Esto no quiere decir que sea imposible o algo no deseado; simplemente, requiere un gran esfuerzo".

¿Qué significa que la monogamia precisa un gran esfuerzo? "La conciencia de nuestra propia vulnerabilidad, al igual que de la vulnerabilidad de la pareja"." Si alguien opta por una sola pareja, por la razón que sea, le pido que entienda su biología y que reconozca que ser monógamo no es fácil porque no es natural. Ahora bien, muchas cosas no son naturales, como tocar el violín o aprender un nuevo idioma".

Las investigaciones en animales muestran que, aun cuando el adulterio es habitual, ninguna especie lo acepta; por el contrario, cualquier individuo reacciona violentamente al ser traicionado.

La conducta que podemos llamar de variedad sexual está condicionada no tanto por la búsqueda de la diversidad como por la de la calidad. En otras palabras, se otorga inconsciente o conscientemente una gran importancia a la salud y la belleza y, por lo tanto, a los genes. Ahora bien, ¿cómo se sabe dónde están los buenos genes? ¿Cómo puede saber un miembro de la pareja, que no cuenta con un microscopio ni con el equipamiento necesario, que los genes del otro son buenos?

Una especie de ranas –concretamente el macho de las ranas de árbol grises– nos da una pista. El macho que goza de mejor salud, y por consiguiente de mejores genes, tiene un canto inconfundiblemente más prolongado. Otras veces las señales no tienen que ver con el sonido, sino con los colores; sobre todo, en el mundo de los peces y los pájaros. En el caso de los humanos y de gran parte de insectos y mamíferos, la señal determinante es el nivel de fluctuaciones asimétricas; si este nivel es inferior al promedio, el organismo en cuestión está exteriorizando que su metabolismo funciona perfectamente y que, por lo tanto, sus genes son envidiables.

En caso contrario –no hay simetría en las facciones– se está anticipando que las huellas del dolor y de las enfermedades han distorsionado el perfil hasta el punto de que su nivel de fluctuaciones asimétricas es superior al promedio; estamos contemplando el subproducto de genes defectuosos.

A los que les cueste admitir el papel determinante de la simetría como detector de la ausencia de enfermedades, y consecuentemente de la belleza buscada, que recuerden que la mayoría de las decisiones que tomamos forma parte de los mecanismos del inconsciente. Son centenares de miles de años de experiencia que expresan, por la vía del inconsciente, una preferencia por la salud y la ausencia de dolor que escenifican una cara y un cuerpo simétricos. Claro habrá a quienes les cueste más aún admitir que la mayoría de sus decisiones no son conscientes. Pero ese es otro asunto a refutar en otro post.


jueves, 9 de abril de 2009

Eichmann y la maldad de los burócratas

,En 1961 Hannah Arendt asistió al proceso contra Adolf Eichmann en Jerusalén. Era reportera de la revista The New Yorker. En su libro subtitulado Un informe sobre la banalidaddel mal, postulaba que por la no posesión de un motivo para el mal este es banalizado. Zygmunt Bauman en Modernidad y Holocausto expone su tesis complementaria según la cual el Holocausto no fue un fenómeno ocasional de una barbarie precivilizada, la expresión de una brutalidad salvaje contra lo humano, sino una consecuencia lógica (y añade que era del todo evitable) de la civilización moderna y su “creencia en la ingeniería social a gran escala”.

Adolf Eichmann era un alto oficial de las SS responsable del asesinato de millones de judíos durante la II Guerra Mundial. Eichmann se unió a la policía secreta nazi (Gestapo) en 1934 y cuando los alemanes anexionaron Austria en 1938, se le encargó el cometido de deportar a los judíos de ese país de acuerdo con la política antisemita nazi. Durante la II Guerra Mundial estaba encargado de ‘la solución final del problema judío’, en el curso de la cual los judíos de toda Europa ocupada por Alemania fueron enviados a campos de concentración para su total exterminio. Después de la guerra, Eichmann escapó ayudado por la organización ODESSA, pero en 1960 agentes israelíes le localizaron en Argentina, le secuestraron y le llevaron a Israel. Enjuiciado en Jerusalén y acusado de crímenes contra la humanidad, fue ahorcado dos años después.




La filósofa alemana afirmó que cuanto más se escuchaba a Eichmann, más evidente resultaba que su incapacidad para hablar iba estrechamente unida a su incapacidad para pensar. Fundamentalmente, para pensar desde el punto de vista de otra persona.

Que inclusive no era posible establecer comunicación alguna con él, no porque mintiera, sino porque estaba rodeado por la más segura de las protecciones contra las palabras y la presencia de otros y, por ende, contra la realidad como tal.

Retazos del libro de Arendt

[...] El miembro de la jerarquía nazi más dotado para la resolución de problemas de conciencia era Himmler. Himmler ideaba eslóganes, como el famoso lema de las SS, tomado de un discurso de Hitler dirigido a estas tropas especiales, en 1931, "Mi honor es mi lealtad" -frases pegadizas a las que Eichmann llamaba "palabras aladas", y los jueces de Jerusalén denominaban "banalidades"-, y los difundía, tal como Eichmann recordaba, a finales de año, seguramente acompañadas de una gratificación de Navidad. Eichmann únicamente recordaba uno de estos eslóganes. Y lo repetía constantemente: "Éstas son batallas que las futuras generaciones no tendrán que librar". Se refería a las batallas contra las mujeres, los niños, los viejos y las "bocas improductivas".

Eichmann durante el juicio en Jerusalén

He aquí otras frases tomadas de los discursos que Himmler dirigía a los comandantes de los Einsatzgruppen y a los altos jefes de las SS y de la policía: "Haber dado el paso al frente y haber permanecido íntegros, salvo excepcionales casos explicables por la humana debilidad, es lo que nos ha hecho fuertes. Ésta es una gloriosa página de nuestra historia que jamás había sido escrita y que no volverá a escribirse", "La orden de solucionar el problema judío es la más terrible orden que una organización podía jamás recibir", "Sabemos muy bien que lo que de vosotros esperamos es algo sobrehumano, esperamos que seáis sobrehumanamente inhumanos".

Lo que se grababa en las mentes de aquellos hombres que se habían convertido en asesinos era la simple idea de estar dedicados a una tarea histórica, grandiosa, única ("una gran misión que se realiza una sola vez en dos mil años"), que, en consecuencia, constituía una pesada carga. Esto último tiene gran importancia, ya que los asesinos no eran sádicos, ni tampoco homicidas por naturaleza, y los jefes hacían un esfuerzo sistemático para eliminar de las organizaciones a aquellos que experimentaban un placer físico al cumplir con su misión.

Las tropas de los Einsatzgruppen procedían de las SS armadas, unidad militar a la que no cabe atribuir más crímenes que los cometidos por cualquier otra unidad del ejército alemán, y sus jefes habían sido elegidos por Heydrich entre los mejores de las SS, todos ellos con título universitario.

De ahí que el problema radicara, no tanto en dormir su conciencia, como en eliminar la piedad meramente instintiva que todo hombre normal experimenta ante el espectáculo del sufrimiento físico. El truco utilizado por Himmler -quien, al parecer, padecía muy fuertemente los efectos de aquellas reacciones instintivas- era muy simple y probablemente muy eficaz. Consistía en invertir la dirección de estos instintos, o sea, en dirigirlos hacia el propio sujeto activo. Por esto, los asesinos, en vez de decir: "¡Qué horrible es lo que hago a los demás!", decían: "¡Qué horribles espectáculos tengo que contemplar en el cumplimiento de mi deber, cuán dura es mi misión!".

El hecho de que Eichmann recordara mal las ingeniosas frases de Himmler quizá sea un indicio de que existían otros medios más eficaces para resolver los problemas de conciencia. Entre todos ellos destacaba, como Hitler había previsto certeramente, el simple hecho de la guerra.

Eichmann repitió una y otra vez la existencia de "una actitud personal diferente" con respecto a la muerte, "cuando uno ve muertos en todas partes", y cuando todos esperaban con indiferencia la propia muerte. "No nos importaba morir hoy o morir mañana, y, en ocasiones, maldecíamos el amanecer que nos pillaba todavía vivos."


Conclusión

A pesar de los millones de personas asesinadas, a pesar de la inmensa crueldad de las acciones que se llevaron a cabo, no fue el resultado de la acción de sádicos degenerados, ni de enfermos mentales, como resultaría tranquilizador creer. Exigió la colaboración de honrados ciudadanos, de intelectuales, de científicos, de personas que, en la mayor parte de los casos serían incapaces de crueldad directa contra sus semejantes que, probablemente, reprobarían el uso de la violencia física y que jamás la habían utilizado y, pese a todo, consiguió dicha colaboración.

¿Cómo fue posible?: se había logrado la invisibilidad de las víctimas, deshumanizándolas, aislándolas, sacándolas de la vista de la mayoría, convirtiéndolas en entes intercambiables y, lo más importante, totalmente diferentes del resto de ciudadanos. Se había logrado una perfecta división del trabajo, totalmente jerarquizada que permitía a cada uno de los funcionarios implicados obtener la satisfacción del trabajo bien hecho, traspasando la responsabilidad moral al funcionario inmediatamente superior.

Se utilizaba un lenguaje neutro, aséptico, que permitía dormir las conciencias y otorgar una sensación de rutina, de normalidad. No existía una relación directa entre la nimiedad del gesto individual y la inmensidad del resultado. Ni se veía a las víctimas, ni existía una relación directa entre el trabajo de cada uno y el resultado de dicho trabajo, siempre existía un intermediario que garantizaba que la responsabilidad se diluyera. Se había utilizado, en fin, la burocracia y como en toda burocracia, lo importante eran los medios, los procedimientos, los reglamentos y no el fin que se perseguía.

De la misma forma se hizo posible la mayor crueldad, se logró la colaboración de las propias víctimas, a las que siempre se concedió el engaño de la lógica: sin poder imaginar el horror que se gestaba, acostumbradas a pensar en un mundo ordenado racionalmente, se les ofreció siempre, hasta el último momento, la apariencia de una organización racional, en la que existían leyes, procedimientos, categorías con las que podían, actuando siempre según los medios de los que anteriormente se habían valido, minimizar el sufrimiento y salvar la vida.

Es decir, fueron los propios mecanismos en los que solemos confiar para garantizar el bien general los que lograron que el éxito fuese completo. Los mismos mecanismos que siguieron funcionando actualmente. No quiere decir esto que la burocracia y la moderna organización social den cómo resultado necesariamente un fenómeno como el Holocausto, pero sí que contienen los elementos que lo hicieron posible y que dichos elementos no han sido puestos en duda como debieran. La mayor parte de las personas somos capaces de causar un daño importante a otras si ocupamos una posición de poder o si existe una autoridad firme que nos lo ordene.

Como decía el defensor de Eichmann en el juicio, se va a condenar a un hombre por hechos que, si hubieran sido otros los vencedores, le habrían glorificado.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Dormir, tal vez soñar.

John Henry Fuseli- La pesadilla

Dormir no puede ser solo para descansar. El cerebro trabaja continuamente mientras dormimos, su actividad solo se reduce un 20% respecto a la vigilia. Tenemos que dormir por otros motivos, motivos positivos, motivos fascinantes como la memoria. Todos tenemos recuerdos increíbles. Nuestro cerebro está repleto de recuerdos. ¿Cómo los conserva? ¿Cómo los mantiene actualizados y disponibles? Hay que entender los sueños y las emociones para responder estas preguntas.

Las leyes del cerebro cambian durante el sueño. Cambia la química y así desaparecen factores característicos de la vigilia como la coherencia y la continuidad. Es un cerebro diferente, y por eso no puedes organizar los pensamientos, no sabes quién eres, estás desorientado.

Los psiquiatras Allan Hobson y Robert Mc Carley sostienen que el cerebro es un generador de estados oníricos. Cuando se activan regiones implicadas en los sueños, se desencadena información que el cerebro trata de ordenar a través de un proceso fisiológico. La región implicada es el pontino. Cuando una persona sueña, células nerviosas del bulbo raquídeo llamadas pons son cuarenta veces más activas. Se propone que son las responsables de iniciar el conocido MOR (Movimiento Ocular Rápido) o REM (en inglés) y las imágenes oníricas (a través de la activación de los centros visuales del cerebro).

Bajo el sueño, las células nerviosas del pons transmiten información sobre los movimientos oculares hasta los centros principales del cerebro. Ahora bien, dicha información consistiría en ocasiones muy incoherente para el sistema cerebral que, en una persona despierta, comienza el movimiento de los ojos. Consiguientemente, se concibe al sueño como una forma de ordenar información, como una función biológica que intenta otorgar sentido a esa fuente de información incoherente. El absurdo de los sueños, teorizan ambos psiquiatras, es la falla del cerebro por integrar adecuadamente su propia información. El cerebro, tras recibir la información proveniente de los ojos en el MOR, intenta compararla con la fuente de datos disponibles en la memoria a corto plazo.

Según Allan Hobson, la esencia de la extrañeza de los sueños es la incongruencia y la discontinuidad. ¿Y por qué somos incongruentes cuando soñamos?

Porque la conciencia y los demás factores característicos de la vigilia, que hacen que nuestra conversación sea más o menos coherente, desaparecen. Ya no están. Las leyes del cerebro cambian. Y cambian como consecuencia de la química, ahora lo sabemos. Sabemos que el cerebro cuando dormimos en un cerebro distinto…

Y cuando soñamos, también es otro cerebro diferente. Así que por lo menos hay tres cerebros, y quizá tengamos un número infinitos de cerebros según los estados cerebrales. Si pensamos en la vigilia, por ejemplo, tampoco entendemos muy bien ese estado, hay muchos estados cuando estamos despiertos. Se pueden tener fantasías, y pensamientos. Si estás loco, puedes tener incluso alucinaciones despierto. El cerebro tiene la capacidad de generar una infinidad de estados

Al dormir, se genera una química distinta en el cerebro, es un cerebro distinto. La cantidad de acetilcolina aumenta en las neuronas. Llega en mayores cantidades, se libera de otra manera, se generan grandes oleadas de acetilcolina. Pero lo que más cambia es que la norepinefrina y la serotonina que son dos substancias químicas que sabemos que están relacionadas con la conciencia, el estado de ánimo y la memoria, ¡desaparecen! durante el sueño REM, al soñar. Ya no se liberan al cerebro. Por eso no puedes organizar los pensamientos, no sabes quién eres, estás desorientado… tienes toda esa incongruencia y discontinuidad, porque esas sustancias químicas nos ayudan de algún modo (no sabemos cómo) a organizar nuestros pensamientos cuando estamos despiertos. Pero el hecho de que esto se detenga al soñar hace que los sueños sean interesantes para los psiquiatra, porque tienen todos los elementos de la locura.

La acetilcolina aumenta, y la serotonina y la norepinefrina disminuyen.

Normalmente, los niveles de acetilcolina se controlan e inhiben por la serotonina y la norepinefrina, pero cuando esto se detiene, el sistema de acetilcolina puede campar a sus anchas. Y lo hace. Activa las neuronas que transmiten acetilcolina al prosencéfalo, en grandes cantidades, y gracias a los experimentos de microanálisis sabemos que la acetilcolina se libera en mayores cantidades en el tronco encefálico durante el sueño REM.

Los sueños nos cuentan algo del cerebro. Evidentemente, un sueño nos muestra un estado cerebral que no comprendemos del todo, nadie dice que en los sueños no hay gusto, no hay olfato, y siempre hay movimiento. Siempre hay movimiento en los sueños. Nunca son estáticos. Y sin embargo pasamos la mayor parte de nuestra vida, por lo menos los que trabajamos en universidades u oficinas. Sentados frente al ordenador, o al teléfono… eso nunca pasa en los sueños. Nunca. ¿Y por qué?

Siempre hay movimiento, lo que significa que el movimiento es un organizador muy importante de la memoria, probablemente, y la organización del movimiento en el cerebro se produce en lóbulo frontal, cerca de los sistemas de la memoria y las emociones. Así que, probablemente, al decidir moverte, hay muchas cosas que suceden en el cerebro.

Otra manera interesante de verlo es que, durante el sueño, sólo se produce una reducción del 20% en el consumo de oxígeno. Esto está relacionado con la energía, por supuesto. Así que, mientras duermes, la actividad de tu cerebro es de un 80% respecto a la vigilia, aunque no lo percibimos así. Nos parece que es cero.

Pero el cerebro está haciendo muchas cosas, y evidentemente esto es muy importante para responder una pregunta recurrente: ¿por qué dormimos?

Abandonamos la consciencia, pero nuestro cerebro trabaja continuamente mientras dormimos.Tiene un 80% de actividad mientras dormimos. Y en el sueño REM está casi igual de activo que en la vigilia. De modo que no es cierto que durmamos para descansar. No puede ser así. Quizá un poco, pero sólo una pequeña parte. Tenemos que dormir por otros motivos, motivos positivos. El cerebro está haciendo otra cosa con la información.

Una de las cosas más extraordinarias del ser humano es la memoria. Todos tenemos recuerdos increíbles. Nuestro cerebro está repleto de recuerdos. ¿Cómo los conserva? ¿Cómo los mantiene actualizados y disponibles? Si pensamos en un archivo de fotos con varias películas fotográficas, se deterioraría en 20 años. Buscaríamos un carrete y estaría en pedazos… pero el cerebro puede hacerlo,

Y las partes del cerebro que participan en el almacenamiento de recuerdos están muy vinculadas: el lóbulo temporal. Al estimular el lóbulo temporal, como cuando los neurocirujanos operan el lóbulo temporal, por ejemplo, se evocan recuerdos, los recuerdos llegan al paciente… recuerdos, olores, ¡sentimientos fuertes! Todo está vinculado en el cerebro. Probablemente por eso Proust recordó de un modo tan célebre la casa de su abuela en Illiers con el sabor de una magdalene. Tiene que haber reglas para evocar recuerdos que se activen con los sabores, con olores, ¡y con los sentimientos! Todo va de la mano, en cierto modo. Pero especialmente los sentimientos, esto es así con los sueños. Los sueños no se asocian con los olores, y eso resulta bastante interesante. No hay olores ni sabores No debe sea porque se reprima el sentido del gusto, simplemente es difícil de simular, o algo así. Pero el estudio de los sueños nos brinda una nueva manera de ver las cosas, especialmente cuando observamos ciertos aspectos de la conciencia que se crean con facilidad cuando estamos despiertos, pero no cuando dormimos, y viceversa. Es fascinante. Pero las emociones, claramente, prevalecen en los sueños.

Las pesadillas. A la gente le aterran las pesadillas. Miremos ahora el cuadro de Fuseli

En primer lugar, las emociones en los sueños son principalmente negativas.

La ansiedad, la ira son en conjunto mucho más frecuentes que el júbilo, que ocurre localmente también, claro, hay sueños buenos, como ya sabes. Pero lo interesante de las pesadillas es esta sensación intensa y opresiva en el pecho… Fuseli representa un íncubo sobre el pecho de la persona que duerme, porque esta figura mitológica siempre se representa así, era una teoría común en Alemania y Suiza.

Pero las pesadillas suceden en el sueño no-REM; normalmente las pesadillas más espantosas (las que son puro terror, con aceleración del pulso, sudores y el sentimiento de que te vas a morir) se producen en el sueño no-REM, y no se asocian con sueños. Claro que se pueden tener también sueños malos, pero la emoción negativa más espeluznante de miedo…

El sistema nervioso autónomo se activa, la tensión arterial sube a 180… el pulso se acelera al doble de lo normal, y llegan los sudores… Pero las pesadillas disminuyen con la edad, con la fase 4 del sueño no REM, que disminuye a los 30. Así que si alguno d tiene veinte años y sufre pesadillas, puede esperar que eso mejore con el proceso de envejecimiento. ¡Eso es lo bueno de envejecer!

martes, 14 de octubre de 2008

El espejo de las neuronas



Éste post ahonda en el tema de las neuronas espejo, hay un conglomerado de citas de neurofisiólogos y psicólogos. No se abunda en los artículos de referencia para no agobiar y aburrir.

Steven Pinker, el psicolingüista de Harvard, concluye un reciente artículo sobre la ciencia de la moralidad (2008) con estas palabras de Chejov: “El hombre llegará a ser mejor si le muestras cómo es.” En el mismo contexto, también recientemente, el destacado neurocientífico Marco Iacoboni cita el trabajo experimental que se está prodigando sobre los mecanismo neuronales que revelan que los humanos están “cableados para la empatía”. Se trata del descubrimiento, relativamente reciente, del sistema de neuronas espejo .

Lo que subyace a todo esto son los experimentos neurocientíficos que muestran que cuando uno percibe el dolor de los otros se movilizan automáticamente los mismos circuitos neuronales afectivos que cuando siente su propio dolor.

En 1996, a través de investigaciones en los monos macacos, los científicos informaron del descubrimiento de un tipo de células del cerebro denominadas “neuronas espejo”. Situadas en la corteza premotora, estas neuronas espejo se disparaban no sólo cuando el mono realizaba una acción, sino también cuando el mono observaba a otro realizando la misma acción. Las neuronas del mono reflejaban, como en un espejo, la actividad que estaba observando.

Posteriormente, mediante Resonancia Magnética, se descubrió que las áreas humanas de las que se suponía que contenían neuronas espejo también comunicaban con el sistema límbico, o emocional, facilitando la conexión con los sentimientos de otra persona, probablemente reflejando estos sentimientos. Se cree que estos circuitos neuronales constituyen la base del comportamiento empático, en el cual las acciones en respuesta a la aflicción de los demás son prácticamente instantáneas.

Valayanur Ramachandran, director del Centro del Cerebro y la Cognición en la Universidad de California en San Diego, observa: “Decíamos, usando una metáfora, ‘siento el dolor del otro’, pero ahora sabemos que mis neuronas espejo pueden sentir, literalmente, tu dolor.” . Ramachandran, escribe que “Esencialmente, la neurona es parte de una red que te permite ver el mundo “desde el punto de vista de otra persona”, de ahí el nombre ‘neurona espejo’ “.

Giacomo Rizzolatti, el neurocientífico italiano que descubrió las neuronas espejo, señala que este sistema cableado es lo que nos permite “captar las mentes de los demás no a través de un razonamiento conceptual sino a través de una estimulación directa de los sentimientos, no con el pensamiento” . La empatía nos permite forjar conexiones con gente cuyas vidas parecen totalmente ajenas a nosotros.

Hace unos cuarenta años, la célebre primatóloga Jane Goodall observó y escribió sobre las emociones de los chimpancés, sus relaciones sociales y la “cultura de los chimpancés”, pero los expertos mantuvieron un gran escepticismo. Hace una década, el etólogo especialista en primates Frans B.M. de Waal escribió sobre los antecedentes de la moralidad en “Bien Natural: Los orígenes del bien y del mal en los humanos y los otros animales”.

Todo ello ha cambiado. Hoy, según de Wall es un hecho incontestable que las mentes humanas, incluidos los aspectos del pensamiento moral, son el producto de la evolución a partir de primates anteriores. De Waal argumenta que la moralidad humana –incluida la capacidad de sentir empatía– es un subproducto natural, o una herencia de comportamiento de nuestros parientes evolutivos más próximos.

Siguiendo a Darwin, los biólogos Robert Boyd y Peter Richerson postulan que la cooperación a gran escala dentro de la especie humana (incluso con individuos no emparentados genéticamente dentro de un grupo) fue favorecida por la selección. (Citado por Marc Hauser) La evolución seleccionó el rasgo de la empatía porque el hecho de entenderse con los demás entraña ventajas para la supervivencia. En su libro “La gente del lago(1978), el paleoantropólogo de fama mundial Richard Leakey declara categóricamente: “Somos humanos porque nuestros antepasados aprendieron a compartir su comida y sus habilidades en un red de compromisos que se cumplían.”

Hay estudios que demuestran que la empatía está presente en niños de muy corta edad, incluso de 18 meses o aún menores. En el mundo de los primates, estudios del Instituto Max Planck de Leipzig, Alemania, hallaron recientemente que los chimpancés prestan ayuda incluso a chimpancés no emparentados y a humanos que no conocen, aún cuando eso les supone una molestia y sin que tengan expectativas de recompensa. Esto sugiere que la empatía puede explicar esta tendencia natural de ayudar, y que fue un factor en la vida social del antepasado común de chimpancés y humanos cuando sus líneas se dividieron, hace unos seis millones de años

Existen innumerables anécdotas de elefantes que muestran empatía hacia animales enfermos y moribundos, emparentados o no; recientes investigaciones en Kenia demuestran de forma incontestable el duelo exteriorizado del elefante, su empatía hacia otros elefantes muertos.
Los ratones sienten ansiedad cuando observan a otros ratones que sienten dolor.

Las acciones altruistas activan una parte primitiva del cerebro, dando lugar a una respuesta placentera (2007). Dentro de la corteza prefrontal, la corteza prefrontal ventromedial (VMPC) es necesaria para las emociones y los juicios morales. Los daños en la VMPC se han relacionado con comportamientos psicópatas, y los individuos con tendencias psicópatas muestran una gran carencia de empatía,

Todas estas pruebas empíricas revela que las raíces del comportamiento prosocial, incluidos los sentimientos morales como la empatía, preceden a la evolución de la cultura. Este trabajo apoya los escritos de Noam Chomsky sobre el instinto moral humano y su afirmación de que, si bien los principios de nuestra naturaleza moral no se han llegado a comprender bien, “no cabe duda de su existencia y de su función central en nuestras vidas intelectuales y morales”

La gran cuestión es por qué nuestra intuición moral tan arraigada no tiene mayor efecto de mejora, por qué no produce un mundo más pacífico. Iacoboni sugiere que esta desconexión se explica por los sistemas masivos de creencias, incluidos los políticos y los religiosos, que operan a nivel de reflexión y deliberación. Y nos recuerda de Waal, que desde el punto de vista evolutivo, la empatía es el punto de partida original del cual emanaron la cultura y el lenguaje. Pero a lo largo del tiempo la cultura filtra e influye estos sistemas de creencias y tiende a invalidar los rasgos neurobiológicos que deberían unir a la gente. Iacoboni plantea como hipótesis la presencia de lo que él denomina súper neuronas espejo en el lóbulo frontal del cerebro. Estas super neuronas espejo, más complejas, muy desarrolladas, tal vez controlen a las neuronas llamadas de bajo nivel, o clásicas. Esta investigación se encuentra en una fase preliminar aún.

Ervin Staub, un investigador pionero en este campo, admite que incluso si la empatía tiene sus raíces en la naturaleza, las personas no se guiarán por ella “...a menos que tengan un cierto tipo de experiencias vitales que dirijan su orientación hacia otros seres humanos y hacia sí mismos” El modo en que se nos educa y se nos entretiene evita que nos enteremos, o que entendamos, el dolor de los demás. Las circunstancias pueden bloquear o abrumar nuestras percepciones, volviéndonos incapaces de reconocer y dar expresión a nuestros sentimientos morales (Pinker). Por ejemplo, si se infunde temor de una escasez creada artificialmente, esto puede atenuar la respuesta empática.

Hauser anota que la proximidad fue sin lugar a dudas un factor en la expresión de la empatía. Evolucionamos en un mundo en el que teníamos delante a personas en apuros, por tanto nuestras emociones sintonizaban con ellas, pero no nos enfrentábamos al otro tipo de situación. Sugiere que el extender esta moralidad inmediata, ligada a la emoción (basada en circuitos fundamentales del cerebro) a víctimas que no vemos, requiere que se preste menos atención a la intuición y más a la dimensión cognitiva

La película Diarios de motocicleta trata de la empatía de forma indirecta. La película sigue a Ernesto Guevara de la Serna y su amigo Alberto Granada en un viaje de ocho meses por Argentina, Perú, Colombia, Chile y Venezuela.

Cuando sale de su barrio residencial de clase media alta (su padre es arquitecto) en Buenos Aires en 1952, Guevara tiene 23 años y le queda un semestre para licenciarse en medicina. Los jóvenes se embarcan en una aventura, deciden echar una cana al aire antes de establecerse e iniciar una vida acomodada. Les interesan las mujeres, la diversión y la aventura, y desde luego que ni buscan ni esperan un odisea que cambie sus vidas.

El poder de la película estriba en la forma en que se describe cómo nace la conciencia política de Guevara, a consecuencia de una acumulación de experiencias. Durante su viaje de 5.000 km, se encuentran con pobreza masiva, explotación y condiciones de trabajo brutales, todo ello consecuencia de un orden económico injusto. Al final, Guevara abandona la idea de ser médico porque la medicina se limita a tratar los síntomas de la pobreza. Para él, la revolución se convierte en la expresión de la empatía, la única forma efectiva de tratar las raíces del sufrimiento. Esto requiere fusionar el componente cognitivo de la empatía con el compromiso, con la resistencia contra el poder. Guevara afirmó que “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”.

Marc Hauser postula una “gramática moral universal”, cableada en nuestros circuitos neurales a través de la evolución; esta maquinaria neuronal es anterior a las decisiones conscientes en situaciones de vida o muerte. Más adelante Hauser sugiere que los factores ambientales pueden impulsar a los individuos hacia una razonamiento moral defectuoso, y los diversos resultados para una cultura local dada son prácticamente ilimitados .

Recapitulando, los datos neurofisiológicos apoyan decisivamente la idea de que la moralidad se funda en la biología. No son algo que recibamos “desde arriba”, de las altas autoridades religiosas o los filósofos, sino algo que surge “desde abajo”, como consecuencia de los procesos evolutivos del cerebro. Ahora bien, como Rizzolatti hacen bien en recordarnos, “Para usar el mecanismo de espejo (un mecanismo biológico) estrictamente de una forma positiva, hace falta añadir algo, algo cultural.”

Empleando la estimulación magnética transcraneal se ha encontrado una diferencia significativa, en la actividad de las neuronas espejo en los sujetos, según la persona que transmitía la información compartiera, o no, unas características culturales y étnicas determinadas Tanto la etnicidad como la cultura interaccionan para influir en la actividad del cerebro, específicamente dentro de la red de neuronas espejo que interviene en la comunicación e interacción social.

Hasta aquí hemos llegado en la mitad del 2008.

domingo, 5 de octubre de 2008

Más perspectivas sobre el amor

1.Decía el poeta Luis Cernuda que el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe. Y el amor es otra pregunta de la que llevamos en el blog varias versiones. ¿Es sólo la química su alimento? Amor y sexo. Moléculas y alma dibujan varias realidades sobre la respuesta que define el amor.

2.Helen Fisher, antropóloga estadounidense experta en la química del amor, sostiene que las parejas humanas tienen una fecha de caducidad de cuatro años. Transcurrido ese tiempo, el amor y sus alrededores se esfuman. Los 4 años son el tiempo que necesita una cría humana para ser mínimamente independiente y que alguien que no sea ni papá ni mamá pueda ocuparse de ella. En consecuencia, a partir de ahí ya no es estrictamente necesario que ambos sigan juntos. Y la naturaleza ha determinado que, transcurrido ese tiempo, los niveles de dopamina desciendan drásticamente, de modo que la fascinación del principio se evapora

La dopamina es la responsable de esa sensación de mariposas en el estómago que provoca estar ante la persona amada. Proporciona mucha energía, provoca estados de excitación y de euforia. Muchos estudios indican que, para el cerebro, el amor es comparable al chocolate, al dinero o a cualquier otra forma de recompensa. En todos los casos, lo que se activa son los centros de recompensa, y la descarga química que se produce lleva sobre todo dopamina.

En la fase de atracción irresistible interviene también la adrenalina, que es la responsable de los sudores y de las palpitaciones, y otro neurotransmisor: la serotonina. La serotonina está también relacionada con varias patologías psiquiátricas, entre ellas el trastorno obsesivo compulsivo. De ahí que se compare el amor con un estado de locura. Pero además es el objetivo de los antidepresivos de la familia del Prozac; por esta razón, Fisher considera estos fármacos como auténticos filtros antiamor y antideseo.

3.Desde otro punto de vista, el psiquiatra suizo Carl G. Jung describió ese estado de embriaguez absoluta como el efecto que produce la proyección del ánima sobre ánimus la persona amada. Esto significa que todo hombre tiene un lado femenino dentro de sí: el ánima. Y toda mujer tiene una parte masculina: el ánimus. El asunto es que todo el mundo aspira a completarse, de ahí lo de la media naranja. De modo que cuando encontramos a alguien que parece encajar con la imagen que tenemos dentro, inmediatamente proyectamos la imagen sublimada de lo femenino interior, en los hombres, y de lo masculino, en las mujeres. Es nuestra proyección.

Lo que está claro es que en ese momento no se ve realmente a la persona que está enfrente, con sus virtudes y defectos. Lo que se ve es la proyección de los propios sueños. Pero uno siempre se despierta de los sueños. Después de un tiempo más o menos largo comienza a ser evidente que la persona que duerme al lado no es la que se pensaba. Y la realidad reaparece. Entonces es cuando entra en juego la oxitocina. La hormona del amor. Cuando la dopamina y su enamoramiento desbordante abandonan el terreno, interviene la que se conoce como la hormona del amor, encargada de crear un vínculo sólido y estable.

Hay experimentos con perros de la pradera ( que no pecadores ), animales extraordinariamente fieles, que permanecen con la misma pareja toda la vida, que si se les bloquean los receptores de la oxitocina buscan a un ejemplar del otro sexo para el apareamiento, y después, si te he visto no me acuerdo. En realidad, esta hormona se segrega no sólo cuando se establecen relaciones de pareja, sino en otros tipos de contactos afectivos. Es muy importante entre madres y bebés. En el momento del parto, el contacto piel con piel estimula la producción de la hormona y, por tanto, la creación del lazo materno-filial.

En las parejas, el contacto físico en forma de masajes o haciendo el amor estimulan la secreción de oxitocina.

4.John Gottman, director del laboratorio del amor en la Universidad de Washington, lleva años estudiando el universo de la pareja cree que no hay que refugiarse tanto en las moléculas para justificar los comportamientos amorosos; lejos de análisis bioquímicos, Gottman puede vaticinar el futuro inmediato de una pareja con una fiabilidad del 90%. Su método consiste en observar el comportamiento de cada miembro durante una discusión de 15 minutos y hacer unas pocas preguntas sobre el pasado. Tras estudiar a cientos de parejas ha constatado que, en aquellas que tienen futuro, la proporción de frases positivas y negativas es de cinco a uno, mientras que en las que no llegan muy lejos es de uno a uno.

Además ha descubierto que todas las parejas tienen un patrón característico de comportamiento, una especie de marca de la casa que se repite siempre. Gottman lo descubre pidiendo que le cuenten cómo se conocieron. En ese relato sale a la luz el tipo de interacción que existe y la forma en la que uno percibe al otro. El científico ha identificado lo que denomina los cuatro jinetes del apocalipsis: la crítica, estar a la defensiva, la incomunicación y, el más destructor de todos, el desprecio. Un dato más que demuestra los efectos perniciosos de este último: ha observado que el hecho de que alguien a quien se ama exprese desprecio produce un impacto negativo sobre el sistema inmune.

5. ¿Cómo se elige a la pareja? Hay muchos estudios que indican que las mujeres seleccionan al compañero por el olor de su sistema inmune. La evolución las ha equipado con los mecanismos que permiten detectar el más adecuado al suyo: ni demasiado distinto para que no se produzcan rechazos en la fecundación, ni demasiado parecido porque significaría un empobrecimiento de la genética.


Otros estudios, como los del Instituto Ludwing-Boltzmann de Etología Urbana en Viena, sugieren que las mujeres buscan hombres muy masculinos para la fecundación, pero prefieren los varones con más características femeninas como compañeros de vida. La razón es que los primeros tienen, en general, una buena genética y son fértiles, pero la fidelidad no es lo suyo. Por el contrario, los segundos son buenos padres y esposos. Los criterios de elección masculinos también están basados en la búsqueda de mujeres sanas y fértiles. De ahí que algunas investigaciones hayan indicado que las mujeres con cuerpos ondulantes, es decir, con una cintura marcada en relación a las caderas, estén muy solicitadas. La relación cadera-cintura se considera un signo de salud reproductiva.

Según otras versiones complementarias, ellos se sienten atraídos por la belleza y la juventud, mientras que las mujeres son seducidas por la educación y la posición.

Los procesos de enamoramiento y lujuria son similares en los dos sexos, pero la emoción se vive de manera distinta. Las mujeres al ser más ciclotímicas manifiestan más los vaivenes emocionales. Además de lo cultural, hay una diferenciación del cerebro, procesan las cosas de una manera diferente. Les motivan otras cosas y el feedback que reciben lo viven de una forma distinta. Hay etapas en donde tiene altos niveles de oxitocina (hormona que produce la contracción del útero), que si suben demasiado en vez producir empatía la incomodan y cuando éstos bajan, se tranquiliza. En los hombres todo está menos exacerbado porque lo suyo es más externo.


6. Narcisismo. En la Universidad de California y en la de Saint Andrews (Escocia) han llegado a la conclusión de que la atracción hacia el otro es una variante del narcisismo. Los investigadores de esas han observado que las personas que más nos gustan son las que más se parecen a nosotros. En un estudio, el equipo científico manipuló las fotos de los propios participantes para convertirlas en una persona del sexo opuesto; cuando tuvieron que elegir, la mayoría de los participantes mostraron su preferencia por la foto travestida de sí mismos.

martes, 30 de septiembre de 2008

El amor ilimitado


Según la Sátira IV Mesalina trabajaba en un burdel con el nombre de Lycisca, 'la mujer-perra'. Grabado de Agostino Carracci, siglo XVI.


En lo que se llama hacer el amor, sabemos muy bien que hay una desigualdad tremenda entre sexos. Los hombres son limitados, numéricos; el más atlético de todos queda encerrado dentro de números que se pueden contar con los dedos de una mano. En el otro lado no hay ningún límite más que el puro agotamiento.

Mesalina, presentada por Juvenal:Al fin, cansada, pero no rendida (se refiere a una noche de Mesalina que se había ido a hacer de prostituta por algún sitio), pero no saciada de hombres”.

El hecho de que el placer sea ilimitado en principio, lo incluye en lo vago, lo sumergido de la imaginación femenina, y es una de las fuentes del temor del sexo dominante, que es dominante por eso, porque es limitado y teme lo ilimitado.

Freud, en una de sus cartas a Fliess (su amigo más cercano) recoge el caso de una muchacha de veinte años amante de un banquero de sesentón, que tenía muchos orgasmos en una misma relación, cinco, seis y el banquero consulta a Freud: ella tiene como desmayos, pérdidas. En definitiva, incompatibilidad de eso con los parámetros mensurables de nuestro mundo.

viernes, 8 de agosto de 2008

Las matemáticas de los niños están en sus genes


1.Visto en el programa REDES del entrañable Eduard Punset:

En la Universidad de Nottingham han realizado un estudio que demuestra que los niños pequeños son capaces de sumar y restar antes incluso de aprender aritmética.


Los científicos presentaron a niños de 5 años una serie de problemas que implicaban sumas y restas aproximadas de números grandes. Sin saber nada de aritmética, los niños consiguieron resolver bien los problemas.


Estos resultados ponen de manifiesto que las abstracciones simbólicas y no simbólicas forman parte de una especie de conocimiento innato en los niños. Los autores sugieren que el aprendizaje de las matemáticas podría enriquecerse en los niños actuando y construyendo sobre esta capacidad.


Inmediatamente recordé que ésto no era ninguna novedad. El Menón, de Platón, es un diálogo en el cual Sócrates reflexiona sobre la virtud. En medio de esa reflexión, quiere probar que un esclavo analfabeto que sirve en casa de su interlocutor - Menón - sabe geometría sin haber tenido profesor ni conocimientos. Le hace preguntas al muchacho y sin darle pistas consigue que resuelva un problema geométrico complicado, pues requiere números irracionales.


Sócrates señala que si el muchacho sabe griego - o sea, habla - es apto para la prueba. Si habla, sabe geometría. Es decir, la geometría no depende de la información, es inherente a la estructura lingüística. Hay una matemática innata en los humanos.


Los de la Universidad de Nottinghan llevan 2400 años de retraso.


2. Un post mío de hace poco, que resumo y puntualizo de nuevo con el Menón:


Marc Hauser, profesor de psicología en la Universidad de Harvard sostiene la tesis siguiente:
Nacemos con un instinto moral, una capacidad que crece de forma natural en cada niño, desarrollada para generar juicios rápidos sobre lo que es correcto o incorrecto, y basada en unos procesos que actúan de forma inconsciente. Parte de este mecanismo fue diseñado por la mano ciega de la selección darwiniana millones de años antes que nuestra especie evolucionase. Otros aspectos fueron añadidos o actualizados durante la historia de nuestros antepasados, y son exclusivos de los humanos y su psicología moral.

Según Hauser existen unos principios universales e inconscientes que subyacen a nuestros juicios sobre lo correcto y lo incorrecto. Las diferencias culturales afectan a cómo actuamos frente a dilemas morales concretos (pena de muerte), pero no tanto en cómo los valoramos de una forma abstracta (matar es malo). En esto todos los humanos compartimos una innata lógica común.

Marc Hauser pretende hacer por la moral lo mismo que Noam Chomsky hizo por el lenguaje. Chomsky propuso la teoría por la cual se hizo famoso, cuya idea principal era la siguiente: si nos fijamos en la adquisición del lenguaje en el niño, los estímulos que recibe son escasos comparado con las generalizaciones que hace, con lo bien que lo aplica, no comete errores de construcción , no dice las frases al revés. Como resultado, tenemos que inferir que el niño ha nacido con cierto tipo de capacidades innatas que, en palabras del propio Chomsky, le permiten hacer “crecer” el lenguaje, no aprenderlo, sino hacer crecer como por ejemplo nos crecen los brazos.

Nuevamente aplico aquí la receta de Platón. Como recordamos, el Menón es un diálogo sobre la virtud. Sócrates, deduciendo del ejemplo de las matemáticas, afirma que igualmente, el saber de las proposiciones morales, como que es un cerdo quién abusa del débil, es inherente a la condición humana. Nadie tiene que ser ilustrado para conocer que es repugnante robar al pobre para dar el dinero al banquero. La tesis del Menón es que, tanto las proposiciones fundamentales de la ciencia como las de la moral, son innatas a los humanos.