martes, 23 de diciembre de 2008

HISTORIAS DEL ÁNGEL CAÍDO

Fuente del Ángel Caído. Jardines del Retiro, Madrid. Ricardo Bellver.

1. EL ESPECTÁCULO

Hay una película española muy poco conocida, de 1997, Memorias del Ángel Caído que me hizo reocuparme en el asunto, en síntesis: Durante una ceremonia celebrada en una antigua parroquia del centro de la ciudad, un grupo de fieles mueren envenenados tras comulgar. Mientras la policía se encarga de la investigación, los sacerdotes comienzan a sufrir extrañas visiones. La situación da un giro inesperado cuando los cadáveres de los comulgantes vuelven a la vida. Todo parece relacionado con los vaticinios de un misterioso libro. Los actores hacen un trabajo excelente: Santiago Ramos, Héctor Alterio, José Luis López Vázquez, Tristán Ullóa, Emilo Gutierrez Caba.

La cinta plantea la eterna lucha entre el bien y el mal y la rebelión de las minorías contra las masas. Lo que hace una minoría a la que hay que perseguir, esos que se dejan llevar por el principio del placer y que son los peligrosos.

Por otro lado se plantea otro asunto universal. La lucha entre la fe y la razón, provocándose una discusión entre los protagonistas por este motivo. Quienes quieren creer que el plan de Dios está detrás de los milagros y quienes piensan que son curiosidades científicas. Aparece un personaje, el padre Matasanz, profesor del seminario que escribe el libro maldito en el que dice que este es el mundo del diablo. Por lo tanto todo lo que hagamos en esta vida no tiene sentido. Fue echado del seminario pero entre sus alumnos estaban el actual párroco de la iglesia en la que se sucede la acción.

Otra película, esta vez de Wim Wenders, Cielo sobre Berlín versa sobre un ángel auxiliador que se enamora de una mortal que trabaja como trapecista en un circo, por lo que elige asumir la naturaleza humana. Abandona su mundo bueno, aunque monótono, con el objetivo de sentir el universo de las dualidades. Inmediatamente descubre los placeres y el sufrimiento. Lo que sugiere el relato es que el mundo de el ángel bueno solo es apreciado plenamente por los que han caído. Plantea que si únicamente se conoce el bien, cómo es posible reconocer el mal.

2. LA CAIDITA LITERARIA

En la lectura que hacen los románticos de El Paraíso perdido de Milton, ven a Dios como un personaje plano, aburridor, monótono, sin desarrollo alguno -que, teológicamente, tiene que ser así, puesto que Dios ante todo es- mientras que el personaje que desarrolla toda la fascinación es el Diablo, el mismo que al entrar al Paraíso de La Divina Comedia se asombra con la belleza, y se tiene que recordar: "Yo acá vengo a hacer el mal." Dante había presentado antes a Satán como uno de los serafines más poderosos pero debido a su arrogancia cayó del cielo cual relámpago. En su caída espectacular creó una inmensa tumba que se convirtió en el infierno.

En Milton y en El Paraíso Perdido¸ se constata el agotamiento de Dios como personaje literario que justamente había llegado a su máxima expresión en La Divina Comedia. Pero el mundo de Dante es un mundo en el que esa esfera perfecta se estaba rompiendo, y seguirá rompiéndose, de manera que por ejemplo, ya Shakespeare se cita muy poco a "Dios" en toda su obra. Milton recoge la idea de que el Dios cristiano, se ha vuelto literariamente plano. Y el personaje que tiene entidad literaria es el ángel caído, Lucifer, Satanás. Milton es el primero que es estudia la complicidad psicológica del hombre a través del diablo. Quien tiene todos los rasgos psicológicos del hombre en un grado extremado es a partir de ahí el diablo. Porque no es que Dios haya muerto, según tan pesado y manido aserto; el problema es que Dios se convierte en poco carismático. Sin morir, Dios enmudece porque va perdiendo el carisma. Va perdiendo el aura. Y al final evidentemente es un personaje que es incapaz de concitar ese entusiasmo que sí concita el rey de las fuerzas oscuras, con el cual el hombre es capaz de identificarse porque está indagando en sus propias fuerzas oscuras.

3.EL MEDIEVO Y UN POCO ANTES

La Visión de Tundal” es un texto que tuvo una enorme popularidad en la Edad Media durante al menos tres siglos. El texto original fue escrito en latín en el siglo XII por un monje benedictino irlandés llamado Marcus del que apenas se sabe nada. El protagonista del texto se presenta como un pecador que ha cometido los ocho pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza, y, según la tradición irlandesa, la traición. La historia comienza cuando Tundal es invitado a cenar por un vecino suyo. En mitad de la cena, Tundal sufre un ataque y muere. Su alma sale del cuerpo y viaja a un sombrío y oscuro lugar. El ángel guardián de Tundal aparece entonces y lo acusa de no haberle prestado la debida atención en vida cuando éste estaba más centrado en los placeres materiales y carnales y en hacer el mal a los demás que en preparar su alma para gozar del cielo tras su muerte a través de la caridad y las oraciones. Tundal admite su culpabilidad y comienza un arduo y complicado periplo a través del purgatorio.

Apocalipsis 12:7-9: "Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado f uera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él".

Se calcula que el ejército rebelde disponía de más de 113 millones de miembros y que el arcángel Miguel capitaneó al doble en el ejército de Dios.

4.LOS ORÍGENES

En el Antiguo Testamento el diablo aparece como un ser irrelevante hasta que a partir de 300 a. C., con la irrupción del helenismo, los demonios cobraron importancia. Por aquel entonces todo el mundo quería conocer su origen y empezaron a aparecer numerosas fábulas que giraban en torno al pecado y la caída de los ángeles. Existía la imperiosa necesidad de descargar a Dios de toda responsabilidad por las acciones malas de los hombres. Fue la comunidad esenia de Qumrán la que mostró de manera más acusada el dualismo entre el bien y el mal. Identificaron a Belial como exponente del mal. Es Belial quien corrompe a la humanidad, Belial trata de seducir a los hombres, y Dios y su ángel Miguel les ayudan a no sucumbir.Negrita
En el libro extracanónico Vida de Adán y Eva se encuentra el intento más popular para explicar la caída de un príncipe de los ángeles. Datado hacia el siglo I a. C., cuenta lo sucedido tras la expulsión del Paraíso. Satán le hace saber a Adán que él ha sido el culpable y promotor de esa caída. Hecho a imagen y semejanza de Dios, Adán iba a ser más glorioso que los propios ángeles. Por este motivo, Dios les pidió que lo veneraran. Miguel y los suyos obedecieron, pero Satán y sus partidarios se negaron y fueron expulsados del cielo. Como el Maligno, lleno de envidia y rabia, no podía vivir viendo feliz a Adán en el Paraíso, le indujo a desobedecer a Dios, a engañar a la mujer y compartir así su destino. Como podemos imaginar, esta leyenda permitió a la teología cristiana establecer una conexión entre el diablo y el pecado original. De igual modo, esta fábula la recoge el Corán para explicar el origen de su gran demonio, Iblis.

Otro giro de la historia del Diablo lo vemos en el Segundo libro de Enoc. En uno de sus viajes al cielo, este se encontró a los ángeles hechos prisioneros. Satán les había incitado a mantener relaciones sexuales con mujeres, y había tenido la peregrina idea de proclamarse igual a Dios. La consecuencia obvia es que fue arrojado al abismo. Lleno de envidia, embaucó a Eva para que Adán pecara. En esta leyenda del siglo I tenemos en juego dos de los grandes escenarios pecaminosos del cristianismo: el sexo y la soberbia.

Quien sentó las bases de la satanología cristiana fue Juan –mejor dicho, el autor o los autores del Evangelio de Juan, sus cartas y el Apocalipsis–. Es este evangelista, quien lo nombra Señor del Mundo y causante de todas las acciones malas. Pero la llegada del Hijo de Dios quebrantó este dominio diabólico.

El enfrentamiento entre el Bien y el Mal, heredado de las leyendas judías que nacieron en el siglo I a. C., ha marcado al cristianismo hasta extremos increíbles. Una cuestión queda pendiente: ¿de dónde vino este dualismo? La demonología judía bebió de la visión irania del mundo: Irán es el país clásico del dualismo. Demonios, ángeles y arcángeles nacen en el Irán del 500 a. C. Y el culpable es Zaratustra o Zoroastro, un hombre del que se sabe muy poco, pero que cambió el politeísmo imperante en esa región por Ahura Mazda, el señor único. Él es el inventor del monoteísmo. Para no eliminar a los viejos dioses, los convirtió en emanaciones de Ahura Mazda, es decir, los ángeles. Entre ellos, los dos más poderosos son el bueno Spenta Manyu y el malo Angra Manyu. Al principio, ambos eran la cara y la cruz de la moneda, pero al final Angra acabó por convertirse en un antidiós, el enemigo declarado de Ahura Mazda.

Lo que Zoroastro consiguió con su reforma fue una religión poderosa gracias a una definición trascendente del Bien y del Mal. Sus depositarios eran los sacerdotes, que así consolidaron su poder. Eran ellos quienes tenían jurisdicción sobre qué era el mal y, además, podían combatirlo. ¿No son éstos el precursor de los exorcistas? Se puede decir más alto pero no más claro: Satanás nació en Irán en el siglo VI a. C. Menos mal que ya no se puede enterar George Bush.