domingo, 1 de noviembre de 2009

Número 62 de la calle de Humboldt. Día de Muertos en Cuernavaca

En el pueblo de Ripe, en Sussex, cerca de Brighton, en 1957, la señora Lowry halló muerto a su esposo, el hombre que había escrito una de las mejores novelas del siglo XX. Cerca de él podían verse, rotos, una botella de ginebra y un frasco de zumo de naranja. La policía descubrió vacío otro frasco con veinte píldoras de amital sódico. El informe médico concluyó que la muerte del autor de Bajo el volcán se debió a un agudo envenenamiento barbitúrico asociado con un estado crónico de alcoholismo. Margerie Lowry había estrellado la botella en el piso para evitar que su marido siguiese bebiendo y éste la había golpeado. La mujer huyó a la casa de una vecina y no regresó a su domicilio hasta la mañana siguiente, para encontrarse con el cadáver.

Lowry. foto de El País

Malcolm Lowry habría cumplido cien años el pasado 28 de julio, pero resulta muy improbable pensar que los hubiera alcanzado con el ritmo de destrucción etílica del escritor de los últimos tres años, que le impedía afeitarse por la falta de pulso o colocarse como es debido el cinturón, que dejó de usar para amarrarse los pantalones con una cuerda o una vieja corbata.

Malcom Lowry nació en Cheshire en Inglaterra, en el seno de una familia con dinero. El padre se dedicaba al comercio del algodón en Liverpool, así que el muchacho creció con una buena educación y sin privaciones: destacó en los deportes, tuvo amigos y amores y en una de las escuelas privadas a la que iba, en Cambridge, editaban una revista y empezó allí a publicar algunos relatos. Aquello le gustó y decidió ser escritor. Leyó a Conrad y Melville, cogió fama de excéntrico y rebelde, empezó a frecuentar los pubs y a beber con dedicación. Pactó entonces con su padre que lo dejara viajar un año antes de entrar en la universidad. Y zarpó de Liverpool como ayudante en un carguero. Estuvo en Singapur, Shanghai, Yokohama…, pasó calamidades y vivió aventuras, siguió dándole duro al alcohol.

Ya de vuelta su primer libro fue Ultramarina. En 1932 estuvo en España y se casó con Jan Gabriel. El alcohol se encargó de fulminar la relación y se separaron en 1938. Un año después conoció a Margerie Bonner, con quien se casó en 1940 y con quien se fue a vivir en una cabaña a la Columbia Británica, hasta 1954.

Su obra capital, Bajo el volcán, que consiguió publicar en 1946 tras haber escrito cuatro versiones, se desarrolla durante el Día de Muertos de 1938 en Cuernavaca, México, y cuenta la historia del Geoffrey Firmin, el Cónsul, y de su mujer Ivonne. El viaje a los infiernos de quien se ha sumergido en un proceso de autodestrucción total y la crónica de una inútil batalla por recuperar el amor: es seguramente una de las más grandes novelas que se han escrito. Bajo el volcán, con todo su mezcal, el alcohol el cónsul y Cuernavaca, la escribió muy lejos de México, en una cabaña de Dollarton, en Canadá, frente al mar, al lado de Vancouver, con la compañía de una mujer, Margerie Bonner, y de una botella. La génesis la había escrito años antes, en 1936, cuando vivía en la villa mexicana de las dieciocho iglesias y las cincuenta y siete cantinas, en compañía de su otra mujer, Jan Gabriel, en plena agonía de su matrimonio.

En el número 62 de la calle de Humboldt de Cuernavaca sigue en pie la ebria casa que habitaron Lowry y Jan.