viernes, 19 de septiembre de 2008

Otra forma de ver el amor (II)



"El amor es ciego, pero el matrimonio le devuelve la vista" (Lichtenberg).

"No existe la relación sexual", dijo Lacan en su momento, y causó sorpresa en el mundo civilizado (en España no hubo tal extrañeza porque como nadie lo leía, ni se enteraron, es decir, siguieron follando). Pero el mundo civilizado se escandalizó. En realidad lo que quiso decir Lacan no fue que el amor no existe, sino que la relación sexual es lo que los escolásticos llamaban una contradictio in adjecto (una contradicción entre un término y lo que le sigue, por ejemplo entre un sustantivo y su adjetivo). Donde hay sexo no hay relación, sólo goce. Lacan decía que “el goce, en tanto que sexual, es fálico, es decir, que no remite al otro como tal” (J. Lacan, Seminario XVII, El Reverso del Psicoanálisis,. Ed. Paidós). Todo en el sexo es juego. Y en el juego el contrincante es únicamente una ficción. Desde Dostoievski en El Jugador, desde Malraux en La condición humana, sabemos que el jugador sólo juega contra sí mismo.

El amor es una invención de Occidente. Léase a Proust, casi siempre da en el clavo cuando habla del amor: "Amamos a partir de una sonrisa, una mirada, un hombro. Con eso basta; entonces, en las largas horas de esperanza o de tristeza, fabricamos una persona, componemos un carácter".

Denis de Rougemont estudia lo mismo: En El amor y Occidente, compuesto en 1938, se ocupaba del amor pasión. Aunque la mayoría no hayamos leido la historia de Tristán e Isolda, su trasfondo mítico ocupa nuestras mentes, nuestros hábitos amorosos, los guiones de Hollywood, la historia entera de nuestra literatura. Gracias a ese mito y a esa literatura, nosotros los occidentales amamos como amamos -e, inevitablemente, nos divorciamos como nos divorciamos- . ¿Cuántos hombres y mujeres se sentirían "enamorados" si no hubiesen oído hablar de esa clase especial de amor, precisamente el amor pasión?

Según De Rougemont, no hay, rastros de tamaño mito en otras culturas. Asia lo ignora. Lo que más se parece al verbo amar en chino, es la palabra que designa la relación entre madre e hijo. De ahí que la crisis del matrimonio sea algo muy específicamente occidental. Con el concepto pasional del amor, el matrimonio está condenado al fracaso. Porque el origen de este sentimiento inventado por los trovadores europeos del siglo XII es, en última instancia, místico. "La historia del amor pasión -escribe el autor- es el relato de las tentativas cada vez más desesperadas que hace Eros para reemplazar una transcendencia mística por una intensidad emocional".