Un joven Georges Bataille - a la sazón numismático de la Biblioteca Nacional de París - y uno de los grandes pensadores - antropólogo- sobre el erotismo, escribió una novela, La historia del ojo, bajo el seudónimo de Lord Auch, cuya primera aproximación temática se le ocurrió cuando un día, en compañía de Ernest Hemingway, éste le relata cómo un toro había arrancado de una cornada un ojo al diestro Granero.
En La historia del ojo, alude Bataille varias veces a ese incidente. Señala que quería buscar la más grande obscenidad y en ese tiempo cayó en sus manos un libro de anatomía animal, donde aparecían los testículos de un toro, Siempre se imaginó que debían ser como una masa de un rojo vivo, parecido al de la carne. Pero comprobó que los del toro y otros mamíferos tienen todo el aspecto y color de un globo ocular.
Simone, la heroína de la obra de Bataille, muestra una pasión morbosa por todo lo que recuerda al globo ocular, desde los huevos de gallina, que casca al borde del bidet, hasta los testículos de toro en la arena, que luego se comen asados, al fin de las corridas; "Esas glándulas de la forma y tamaño de un huevo eran de un blanco resplandeciente, surcado de venillas rojas, igual que un globo ocular".
Al final Simone acaba sacándole un ojo a un cura para metérselo en el ano.