jueves, 24 de enero de 2008

Autómata

El truco de Von Kempeler

Ahora que están tan en boga las investigaciones reconstruyendo los autómatas de Leonardo, recordemos alguno que ha hecho historia, como el autómata jugador de ajedrez (conocido como El Turco ) del barón Von Kempeler (s. XVIII), obra maestra de la estafa. Lo contó Edgar Allan Poe en su ensayo El jugador de ajedrez de Maelzel, donde relató que era un enano que que se metía en una caja anexa al autómata y hacía los movimientos. Maelzel era un tipo que, a la muerte del barón, adquirió la máquina y realizó una gira de exhibición.

Luigi Russolo, el futurista, inventó el autómata anti claro de luna. Russolo creo unas máquinas magníficas llamadas síntoma rumori, que eran bocinas y emitían ruidos alucinantes de todo tipo, bombas, sirenas, tremendo.

Los autómatas sinéstésicos del movimiento utópico moderno, como el caso del compositor Scriabin, con una suerte de órganos que decía que podía interpretar los colores con notas musicales y viceversa.

El Golem famoso, creado a partir del barro, el la mitología judía; el más famoso el que construye el Rabino de Praga, con la palabra le da la vida. Al introducir la palabra Emet (verdad) dentro del personaje de arcilla se la da, pero esa misma palabra, al borrar una de las letras, lo que es vida es muerte. (Met es muerte en hebreo).