A mi juicio, nadie sabe si es joven o viejo. Para saberlo, deberíamos conocer lo que aún nos queda por vivir. Si Rimbaud hubiese escrito sus memorias a los treinta y seis años, lo hubiera hecho en su más extrema vejez, murió nada más cumplir 37. Yo creo que en ese sentido uno puede contar su vida cuando cree tener ya algo de que hablar...
Actualmente se valora mucho la juventud. En otros tiempos la madurez era muy apreciada. Sospecho que eso tiene que ver con la esperanza de vida. Antes no era fácil llegar a viejo, así que eso podía ser un logro, e incluso la gente tenía que madurar, no existía siquiera el concepto de infancia y querían madurar, rápidamente.
Hoy sin embargo parece que tenemos dominada la madurez. Muchos llegarán a la vejez. Hay muchos mecanismos que ayudan a ello. Es como si la vejez ya no fuera un objetivo, está ahí, llegará. Así que intentamos alargar la juventud lo más posible.
Pero bien mirado mientras que de la infancia sólo quedan recuerdos casi siempre falsos, porque la memoria vive de relatos y uno aprende a relatar justamente al abandonar la infancia. Mientras en la juventud estamos a todas horas pendientes de los demás, sujetos al capricho de los mayores, esclavos de nuestro cuerpo y de la voluntad ajena.Y mientras en la madurez empezamos a ponernos gordos, lo que es indicio de estancamiento y además nos implica estar al acecho, no sea que algún día nos de un petardazo y nos quedemos en el sitio.
Así que el más ansiado tesoro debiera ser la vejez. La mejor época para ser delincuente, a partir de los setenta ( los jueces apenas te echan tres años de cárcel) . Lo mejor de Tiziano o de la poesía de Yeats fue en la vejez. Saramago, dentro de lo tópico de su prosa, es un prolífico octogenario. Y encima normalmente sin la esclavitud del despertador y el trabajo.
Además si tu actividad es un trabajo intelectual, si los instrumentos que utilizas son instrumentos del cerebro, conforme avanzas en edad te sientes mejor. Las cosas más complicadas las puedes hacer más fácilmente. Con la edad, uno mejora en cuanto a madurez intelectual. Y lo que es interesante es llegar a ese punto en que tienes tanta riqueza de ideas, que el problema es elegir entre las que más te gustan. Cuando veo a una persona de treinta años tan preocupada por su futuro, por decidir qué va a hacer a continuación, me doy cuenta de las ventajas de haber superado ya esa etapa.
Pero lo mejor de la vejez es ese punto de locura aceptada que hace tolerable perseguir a la criada o a la enfermera escaleras arriba…