Hace un año aproximadamente discutía con un amigo acerca de los resultados de una encuesta internacional sobre los conocimientos de estudiantes de muchos países, entre los cuales quedaban en muy mala posición los alumnos españoles (el famoso informe PISA. Se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes a partir de unos exámenes mundiales que se realizan cada tres años y que tienen como fin la valoración internacional de los alumnos. Este informe es resultado de la realización de pruebas iguales a estudiantes de 15 años. En el informe realizado en 2006 participaron 62 países, y en cada país fueron examinados entre 4500 y 10.000 estudiantes).
Mi amigo se escandalizaba de que nuestra juventud estuviese cada vez "peor preparada". Su inquietud se refería a la falta de conocimientos en materias como ciencias, historia, geografía o literatura. ¿Qué profesionales podemos esperar si las nuevas generaciones padecen tales deficiencias en su formación? …
Yo compartía en parte su preocupación pero añadí que no era esa presunta falta de preparación académica lo que más me preocupaba de los jóvenes actuales. Por el contrario, a mí lo que me asusta es que además, mucha gente con suficiente competencia profesional tiene una perfecta incompetencia social. O sea, son idiotas.
Tomaremos el término idiota, según su etimología griega ésto es: persona carente de interés cívico y de capacidad para desarrollar las funciones que corresponden a un ciudadano.
En uno de los últimos libros de John Kenneth Galbraith antes de fallecer, aseguraba que todas las democracias actuales viven bajo el temor permanente a la influencia de los ignorantes. Por "ignorantes" no entiende aquellas personas que desconocen dónde está Tegucigalpa o quién fue el abuelo de Chindasvinto. Los ignorantes de Galbraith, los idiotas, no simplemente están mal informados académicamente sino sobre todo mal formados cívicamente: no saben expresar con argumentos sus demandas sociales, no son capaces de discernir en un texto sencillo o en un discurso político lo que hay de sustancia y lo que es demagogia, desconocen los valores que deben ser compartidos y aquellos contra los que es conveniente rebelarse.
Un panel publicitario de una escuela de Brasil, que reprodujo algún periódico español, mostraba una gran foto de de Bin Laden, con la leyenda: Osama Bin Laden, ingeniero. Formar profesionales es fácil, lo difícil es formar ciudadanos.
Probablemente la preparación técnica de nuestros días es mejor que la del pasado. Pero la educación de lo que trata y no consigue es de acuñar miembros responsables, tolerantes y críticos, para vivir en sociedades pluralistas. Y más bien patentamos insolidarios que sólo se preocupan de sus derechos pero no de sus deberes o fanáticos que dan miedo. O sea idiotas, pero eso si, suficientemente preparados.
En uno de los últimos libros de John Kenneth Galbraith antes de fallecer, aseguraba que todas las democracias actuales viven bajo el temor permanente a la influencia de los ignorantes. Por "ignorantes" no entiende aquellas personas que desconocen dónde está Tegucigalpa o quién fue el abuelo de Chindasvinto. Los ignorantes de Galbraith, los idiotas, no simplemente están mal informados académicamente sino sobre todo mal formados cívicamente: no saben expresar con argumentos sus demandas sociales, no son capaces de discernir en un texto sencillo o en un discurso político lo que hay de sustancia y lo que es demagogia, desconocen los valores que deben ser compartidos y aquellos contra los que es conveniente rebelarse.
Un panel publicitario de una escuela de Brasil, que reprodujo algún periódico español, mostraba una gran foto de de Bin Laden, con la leyenda: Osama Bin Laden, ingeniero. Formar profesionales es fácil, lo difícil es formar ciudadanos.
Probablemente la preparación técnica de nuestros días es mejor que la del pasado. Pero la educación de lo que trata y no consigue es de acuñar miembros responsables, tolerantes y críticos, para vivir en sociedades pluralistas. Y más bien patentamos insolidarios que sólo se preocupan de sus derechos pero no de sus deberes o fanáticos que dan miedo. O sea idiotas, pero eso si, suficientemente preparados.