Jean Paul Sartre pensaba, al principio de sus escritos, que podíamos elegirnos de arriba a abajo. Pero se contradecía pues él estaba realmente muy preocupado por la imagen que daba de sí mismo ante la mirada ajena.
Paul Watzlawick, Gregory Batteson y la Escuela de Palo Alto se interesan por el cambio puntual: una acción, a veces mínima. Una escala progresiva y gradual de pequeños objetivos, sin provocar ansiedad, pues no ven posible modificar radicalmente lo que llaman yo ocurrente.
Y es que nuestro yo ocurrente es muy díscolo, no atiende a razones, al contrario, pretender razonar favorece la aparición de resistencias. Watzlawick sostiene la idea de que todo sistema se resiste al cambio y si se toma consciencia de ese cambio se pone en guardia, Para cambiar hay que salirse de alguna manera de ese sistema.
Una posibilidad es optar por la alternativa del ideal griego; para los griegos, el supremo valor no era la vida real, sino la vida posible. No dirigir nuestro amor propio a lo que somos, sino a lo que podríamos ser, un ideal de virtud, la areté.
Paul Watzlawick, Gregory Batteson y la Escuela de Palo Alto se interesan por el cambio puntual: una acción, a veces mínima. Una escala progresiva y gradual de pequeños objetivos, sin provocar ansiedad, pues no ven posible modificar radicalmente lo que llaman yo ocurrente.
Y es que nuestro yo ocurrente es muy díscolo, no atiende a razones, al contrario, pretender razonar favorece la aparición de resistencias. Watzlawick sostiene la idea de que todo sistema se resiste al cambio y si se toma consciencia de ese cambio se pone en guardia, Para cambiar hay que salirse de alguna manera de ese sistema.
Una posibilidad es optar por la alternativa del ideal griego; para los griegos, el supremo valor no era la vida real, sino la vida posible. No dirigir nuestro amor propio a lo que somos, sino a lo que podríamos ser, un ideal de virtud, la areté.