Yo nunca he creído en la felicidad. Prefiero la idea de la serenidad, lo que los griegos llamaban "sabiduría". No consiste en satisfacer todos tus deseos sino en descubrir, como Nietzsche, que las dos tragedias que pesan sobre el hombre son el pasado y el futuro. Ahí viven todos los miedos. Si el pasado fue feliz sentimos nostalgia; si no lo fue, das paso a "las pasiones tristes" de Baruch de Spinoza, los remordimientos, la culpabilidad, e intentas reescribir tu historia. Crees que las cosas irán mejor, cambias de peinado, de coche, de vestido, de marido o de mujer...Pero no es así. Es una desgracia porque cada vez que eres tocado por el pasado o cautivo de las ilusiones del futuro, dejas de vivir en el presente.
Desde que los griegos inventaron la filosofía, en el sigo VI a.C., su mismo nombre la define como la búsqueda de la sabiduría. Sabiduría en filo-sofía, la "sophia" se da en el momento de la vida en que somos capaces de vencer los miedos que nos impiden vivir, que nos restringen. Hay diferentes miedos: miedo social, miedos psíquicos como las fobias, el miedo a la oscuridad o a quedarnos encerrados dentro del ascensor y el miedo del amor, es decir el miedo por los otros: el miedo por nuestros hijos, el miedo por nuestros padres que van a morir. La idea de los griegos que va a atravesar toda la filosofía hasta Nietzche y Heidegger es que el sabio es aquél que ha triunfado en la tarea de no sentir miedo, aquél que ha logrado remontarlo.
Otto Dix, la guerra
Cuando uno ha vencido el miedo, se ha salvado, ha logrado la salvación. Y cuando se ha logrado la salvación se puede acceder a la vida buena. ¿Qué significa este triunfo sobre el miedo? Significa la libertad y la generosidad.
Cuando uno tiene miedo se vuelve totalmente egocéntrico, totalmente cerrado a los otros, menos capaz de amar y pierde todo tipo de libertad de espíritu porque está preocupado, precisamente, por el miedo. La idea de los griegos era que la sabiduría es la serenidad que proviene del hecho de no tener miedo. El sabio es libre porque ha perdido el miedo y puede amar a los otros porque es libre.
Hay tres materias que tienen el mismo proyecto: ayudarnos a remontar el miedo y que son la religión, la filosofía y la psicología. En la religión cristiana, el mensaje de Cristo es justamente que el amor es más fuerte que la muerte, que al final uno va a reencontrarse con las personas que ama. El discurso del psicoanálisis hace lo mismo. Su objetivo es ayudar a los humanos a remontar la angustia. Freud, que fue el más grande le escribe en una carta a su amigo Flies que desde el momento en que se formula la pregunta sobre la muerte se está enfermo, porque todo eso no existe realmente, sino que es algo fantasmal. Yo pienso exactamente lo contrario, que todo aquel que no se pregunta sobre la muerte es un imbécil. En la religión hay un imperativo: respetar a los otros. La pregunta que se plantea la filosofía es cómo vivir sabiendo que vamos a morir. No se trata de un imperativo moral, sino de un imperativo de sabiduría.
La muerte no es solamente el fin de la vida biológica. Para los filósofos griegos y para la tradición que les sigue, en el interior mismo de la vida, incluso de la vida más dichosa, hay muchas muertes que tienen que ver con lo que es irreversible, lo que, como repite el cuervo del poema de Edgar Allan Poe, no sucederá "never more". En la infancia este "never more" puede ser la separación de los padres, el fin de las vacaciones, el cambio de escuela, la ruptura con un amigo. La muerte está presente de mil maneras a lo largo de la vida.
Desde que los griegos inventaron la filosofía, en el sigo VI a.C., su mismo nombre la define como la búsqueda de la sabiduría. Sabiduría en filo-sofía, la "sophia" se da en el momento de la vida en que somos capaces de vencer los miedos que nos impiden vivir, que nos restringen. Hay diferentes miedos: miedo social, miedos psíquicos como las fobias, el miedo a la oscuridad o a quedarnos encerrados dentro del ascensor y el miedo del amor, es decir el miedo por los otros: el miedo por nuestros hijos, el miedo por nuestros padres que van a morir. La idea de los griegos que va a atravesar toda la filosofía hasta Nietzche y Heidegger es que el sabio es aquél que ha triunfado en la tarea de no sentir miedo, aquél que ha logrado remontarlo.
Otto Dix, la guerra
Cuando uno ha vencido el miedo, se ha salvado, ha logrado la salvación. Y cuando se ha logrado la salvación se puede acceder a la vida buena. ¿Qué significa este triunfo sobre el miedo? Significa la libertad y la generosidad.
Cuando uno tiene miedo se vuelve totalmente egocéntrico, totalmente cerrado a los otros, menos capaz de amar y pierde todo tipo de libertad de espíritu porque está preocupado, precisamente, por el miedo. La idea de los griegos era que la sabiduría es la serenidad que proviene del hecho de no tener miedo. El sabio es libre porque ha perdido el miedo y puede amar a los otros porque es libre.
Hay tres materias que tienen el mismo proyecto: ayudarnos a remontar el miedo y que son la religión, la filosofía y la psicología. En la religión cristiana, el mensaje de Cristo es justamente que el amor es más fuerte que la muerte, que al final uno va a reencontrarse con las personas que ama. El discurso del psicoanálisis hace lo mismo. Su objetivo es ayudar a los humanos a remontar la angustia. Freud, que fue el más grande le escribe en una carta a su amigo Flies que desde el momento en que se formula la pregunta sobre la muerte se está enfermo, porque todo eso no existe realmente, sino que es algo fantasmal. Yo pienso exactamente lo contrario, que todo aquel que no se pregunta sobre la muerte es un imbécil. En la religión hay un imperativo: respetar a los otros. La pregunta que se plantea la filosofía es cómo vivir sabiendo que vamos a morir. No se trata de un imperativo moral, sino de un imperativo de sabiduría.
La muerte no es solamente el fin de la vida biológica. Para los filósofos griegos y para la tradición que les sigue, en el interior mismo de la vida, incluso de la vida más dichosa, hay muchas muertes que tienen que ver con lo que es irreversible, lo que, como repite el cuervo del poema de Edgar Allan Poe, no sucederá "never more". En la infancia este "never more" puede ser la separación de los padres, el fin de las vacaciones, el cambio de escuela, la ruptura con un amigo. La muerte está presente de mil maneras a lo largo de la vida.