Spinoza fue el primero que comprendió que nos unimos a los otros por lo mismo que nos aleja de ellos: no queremos las cosas porque las necesitamos, las queremos (necesitamos) porque las desean los demás.
Kant también recordó (Idea de una historia universal en sentido cosmopolita) que al codiciar todos lo mismo damos origen a la civilización: lo que nos separa, nos une. Si todos deseamos las mismas cosas, hay que crear instituciones, leyes, organizarse, para que no nos matemos vilmente.
¿Y qué tiene que ver todo ésto con la seducción?
René Girard ha incidido en su libro La violencia y lo sagrado en cómo sólo nos resulta deseable aquello que alguien próximo o rival a su vez desea con fuerza. También, para querer, necesitamos un tercero que mire y codicie. Siempre planea un triángulo que confiere valor al dúo. La posibilidad de la infidelidad refuerza la seducción. Ese sueño de la infidelidad es íntimo e inseparable de la pasión. El mismo Henry Miller llegaba a decir: "Quien no ha visto a su mujer besar a otro no llegará a conocerla nunca."
Kant también recordó (Idea de una historia universal en sentido cosmopolita) que al codiciar todos lo mismo damos origen a la civilización: lo que nos separa, nos une. Si todos deseamos las mismas cosas, hay que crear instituciones, leyes, organizarse, para que no nos matemos vilmente.
¿Y qué tiene que ver todo ésto con la seducción?
René Girard ha incidido en su libro La violencia y lo sagrado en cómo sólo nos resulta deseable aquello que alguien próximo o rival a su vez desea con fuerza. También, para querer, necesitamos un tercero que mire y codicie. Siempre planea un triángulo que confiere valor al dúo. La posibilidad de la infidelidad refuerza la seducción. Ese sueño de la infidelidad es íntimo e inseparable de la pasión. El mismo Henry Miller llegaba a decir: "Quien no ha visto a su mujer besar a otro no llegará a conocerla nunca."