lunes, 23 de febrero de 2009

Adán y Eva, ciencia y ombligo

Si tuvieron ombligo Adán y Eva fue una cuestión objeto de controversias prácticas entre pintores y escultores del Renacimiento. A veces se les representó sin ombligo, pues ninguno de sus componentes había nacido de mujer. Otros artistas lo evitaron colocando estratégicamente algún material. Algunos teólogos sostuvieron que estos primeros hombres fueron creaciones acabadas y aunque realmente nunca tuvieron cordón umbilical, si mostraban en sus abdómenes el correspondiente botón. Miguel Angel pintó a Adán siendo creado por el dedo de Dios, y la figura tiene ombligo. Casi todos los artistas de épocas posteriores siguieron el ejemplo de Miguel Ángel; como pintaba para la capilla privada del Papa (la Capilla Sixtina) y estaba en estrecho contacto con el pontífice entonces reinante, se podría pensar que esto había zanjado la cuestión.



Pero no fue así, porque en 1646, el doctor sir Thomas Browne se encuentra envuelto en la controversia del lado "antiombliguísta". La atribución a Adán, dice, de "esa tortuosidad o complicada nudosidad que usualmente llamamos ombligo" es un error espantoso, no obstante "los auténticos dibujos de Angelo y otros", de los que se infiere que "el Creador afectó superfluidades o partes ordenadas sin uso ni oficio".

En 1752 se publicó en Alemania el tratado definitivo sobre el tema. Se titulaba Untersuchung der Frage:Ob unsere ersten Uraltem, Adam und Eve, ciñen Nabel gehabt. Tras discutir todos los aspectos de esta difícil cuestión, el autor, el doctor Christian Tobías Ephraim Reinhard, llegaba por fin a la conclusión de que la famosa pareja carecía de ombligo.

En el siglo XIX el zoólogo británico Philip Henry Gosse se aferró a la idea de que tenían ombligo porque eran creados por Dios ya como seres perfectos y de la parte pasó al todo, concluyendo que Dios creó todo en un instante y hasta los fósiles y los estratos geológicos de la Tierra los fabricó como restos falsos de un pasado que nunca tuvo lugar.

La cuestión no se olvidó, y volvió a salir a la luz nada menos que en 1944 en EE.UU. El Congreso de Estados Unidos revivió al ombligo milenario cuando una subcomisión de la Comisión de Asuntos Militares de la Cámara de Representantes, presidida por el representante Durham, de Carolina del Norte, se opuso a la distribución del libro "Las razas de la humanidad" a los soldados, sosteniendo (entre otras cosas) que en una de sus ilustraciones, "Adán y Eva estaban representados con ombligos".

Adán y Eva aún perviven en el imaginario científico. Cuando en 1934 el antropólogo Louis Leakey escribió su artículo sobre los ancestros por él hallados, los más antiguos jamás descubiertos, lo tituló Los antepasados de Adán. Y cuando los bioquímicos creyeron haber rastreado al moderno ser humano remontándose hasta una mujer africana de hace doscientos mil años, le dieron el apodo de Eva mitocondrial.

Hace algo más de un siglo, Mark Twain promovió una campaña para que todos los pueblos del mundo hiciesen una colecta para eregir en Tierra Santa una estatua colosal de Adán y Eva que campeara por encima de todos los santuarios religiosos, pues se lamentaba de que a los fundadores de la especie nadie los conmemoraba.