domingo, 16 de noviembre de 2008

Los placeres de lo bueno

Platón y Aristóteles en la Academia. Rafael Sanzio.


En el Protágoras, Sócrates se empeña en mostrar que lo bueno y lo placentero son equivalentes y que el problema del mal y de la desdicha consiste en que se calcula mal el valor de los placeres. Nos dejamos llevar de las apariencias y de la ignorancia. Por eso la felicidad consistiría en un cálculo adecuado que "mostrando lo auténtico lograría que el alma se mantuviera serena permaneciendo en la verdad y pondría a salvo nuestra existencia".

Esta idea la repite Epicuro: "la vida feliz procede de un cálculo prudente que investiga la causa de toda elección y rechaza las falsas opiniones" y concluye que no es posible vivir feliz sin vivir honesta y sensatamente. Séneca en sus Cartas a Lucilio también concluye que que el verdadero gozo hay que tomárselo en serio, buscando lo que provoque alegría . Más tarde Spinoza señalaba que lo bueno para cada cual es lo que aumenta nuestra capacidad de obrar, provocándonos alegría.