sábado, 19 de abril de 2008

Autómatas (II). Blade Runner.

El replicante líder, Roy Batty.

Los Ángeles. 2019. Se examina por medio del test Voight-Kampff a un supuesto humano. Pero éste resulta ser un replicante, un androide, un ser construido mediante ingeniería genética, con casi todos los atributos humanos, perfeccionado para realizar las más complejas tareas: Es el modelo Nexus 6, producto de la factoría del doctor Tyrell. Viéndose descubierto por el test , el replicante Leon Kowalsky dispara al Blade Runner que lo interrogaba y huye.

300 años antes, un antepasado de León también es sometido a un examen por la Academia de las ciencias de París. Examinan a un flautista con labios y lengua que se mueven, y dedos animados cuyas puntas abren y cierran perfectamente los orificios de la flauta. Elogiado por Diderot y D'Alembert, el flautista creado por Jacques de Vaucanson pasó a acupar una referencia ni más ni menos que en la Encyclopedie francesa. También otros ingenios, como el Pato Mecánico, que incluso defecaba.

En 1920, el escritor checo Karel Capek, inventó la palabra robot en su libro R.U.R. recogiendo la tradición ancestral del objeto animado.

Los teléfonos de La espuma de los días de Boris Vian rabiaban cuando daban una mala noticia. Incluso un personaje era condenado por matar a una silla. Pero los objetos, aunque se muevan, no tienen vida. ¿O sí?

Volvamos a Blade Runner. El ayudante de diseñador genético J.F. Sebastian tiene la casa llena de una suerte de personajes genéticamente realizados, enanos con atuendos grotescos, que lo saludan cuando entra y pululan por el apartamento. Mucho tiempo antes, en los siglos XVI y XVII, en la corte de los Austrias, tenemos unos personajes similares, los bufones, humanos en este caso. Solían ser seres deformes para resaltar la belleza de sus dueños. Se vestían con ropas usadas de los monarcas para parodiar más esperpénticamente sus costumbres. Su vida estaba en manos del señor al que servían. Algunos bufones incluso llegaron a conspirar en la corte, como sus descendientes, los replicantes Nexus.

Un replicante bufón de J.F. Sebastian


Los replicantes se crean con una duración de cuatro años. Y cuando lo empiezan a comprender, al igual que los hombres, buscan desesperadamente la eternidad. Y quizá sea su gran error, no liberarse de los deterioros del tiempo:

Ciorán : Tras tantos años, toda una vida, volví a verla. ¿Porqué lloras, le pregunté de entrada?. No lloro, me respondió. Y en efecto, no lloraba, me sonreía, pero habiendo la edad deformado sus rasgos de alegría no podía ya acceder a su rostro, en el que se hubiera podido leer: "Quién no muera joven se arrepentirá tarde o temprano".