Todo parte de un librito de Pushkin, Mozart y Salieri (1830), un estudio sobre la envidia, que se basaba en el entonces muy difundido rumor del envenenamiento -del que el mismo Mozart se había creído víctima-, en él se inspiró el compositor Rimski-Kórsakov para hacer una ópera de nombre .Mozart y Salieri.
Pushkin imagina en dos escenas los tormentos de Salieri y la cita mortal en que le administra el veneno a su rival. Mozart, sin embargo, redime a Salieri, al considerarle amigo e igual: "Era un genio... Y el genio y la maldad no casan entre ellos". Pero en cuanto a Salieri, prepondera la imagen del artista insignificante, corroído por la envidia, que pinta Pushkin del que realmente fue exitoso músico de la corte ( con muchas más representaciones de sus obras que Mozart en la época ), repercutió no poco en los biógrafos posteriores e influyó en la oscarizada película de Milos Forman.
Ahora se sabe que casi seguro no fue envenenado: Según los testimonios de la época, la enfermedad de Mozart, con fiebre alta, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, dolor e hinchazón en brazos y piernas, fue repentina. El compositor seguía estando lúcido, pero de mal humor. Se sabe que el simple canto de su canario empezó a causarle irritación, un síntoma de la fiebre reumática. Mozart sufrió vómitos y diarreas. Su cuerpo llegó a estar tan hinchado que no podía ponerse la ropa y necesitaba ayuda para levantarse de la cama. Finalmente, empezó a delirar, entró en coma y murió.
Actualmente se han descartado las enfermedades del riñón y el hígado porque Mozart seguía teniendo las facultades mentales intactas. Su piel se puso amarilla, síntoma de una ictericia. Los problemas gastrointestinales y la retención de fluidos, con la típica hinchazón del cuerpo, pueden atribuirse perfectamente a las fiebres reumáticas.
Sin embargo, la ciencia medica de la época no tenia los medios de hoy en día. La muerte a edad temprana perpetuó el mito del envenenamiento.
En lo tocante a la rivalidad, alrededor de 1790 Mozart, entonces en la cúspide de la fama, acusara a Salieri, de plagio y de querer atentar contra su vida. Según el historiador Alexander Wheelock Thayer las sospechas de Mozart podrían tener origen en un episodio ocurrido diez años antes, cuando Mozart vio cómo Salieri le quitaba el puesto de profesor de música de la princesa de Württemberg. El año siguiente, Mozart no consiguió ni siquiera el puesto de profesor de piano de la princesa.
Cuando la ópera de Mozart Las Bodas de Fígaro tuvo en principio un juicio negativo tanto del público como del propio emperador, el compositor acusó a Salieri del fracaso y de haber boicoteado el estreno ("Salieri y sus acólitos moverían cielo y tierra con tal de hacerlo caer", comentará el padre de Mozart, Leopold, refiriéndose al primer fracaso de su hijo, fracaso sólo temporal, como demostrará más adelante el éxito de esta ópera). Pero en aquella época Salieri estaba ocupado en Francia con la representación de su ópera Les Horaces, lo que nos hace dudar sobre las posibilidades que habría tenido de decidir a esa distancia el éxito o el fracaso de una ópera.
Siguiendo a Thayer, una confirmación indirecta de hasta qué punto esta disputa entre Mozart y Salieri pudo haber sido algo artificialmente montado está en el hecho de que cuando en 1788 éste es nombrado Kapellmeister, en lugar de proponer para la ocasión una de sus óperas prefirió reeditar Las Bodas de Fígaro.
Pushkin imagina en dos escenas los tormentos de Salieri y la cita mortal en que le administra el veneno a su rival. Mozart, sin embargo, redime a Salieri, al considerarle amigo e igual: "Era un genio... Y el genio y la maldad no casan entre ellos". Pero en cuanto a Salieri, prepondera la imagen del artista insignificante, corroído por la envidia, que pinta Pushkin del que realmente fue exitoso músico de la corte ( con muchas más representaciones de sus obras que Mozart en la época ), repercutió no poco en los biógrafos posteriores e influyó en la oscarizada película de Milos Forman.
Ahora se sabe que casi seguro no fue envenenado: Según los testimonios de la época, la enfermedad de Mozart, con fiebre alta, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, dolor e hinchazón en brazos y piernas, fue repentina. El compositor seguía estando lúcido, pero de mal humor. Se sabe que el simple canto de su canario empezó a causarle irritación, un síntoma de la fiebre reumática. Mozart sufrió vómitos y diarreas. Su cuerpo llegó a estar tan hinchado que no podía ponerse la ropa y necesitaba ayuda para levantarse de la cama. Finalmente, empezó a delirar, entró en coma y murió.
Actualmente se han descartado las enfermedades del riñón y el hígado porque Mozart seguía teniendo las facultades mentales intactas. Su piel se puso amarilla, síntoma de una ictericia. Los problemas gastrointestinales y la retención de fluidos, con la típica hinchazón del cuerpo, pueden atribuirse perfectamente a las fiebres reumáticas.
Sin embargo, la ciencia medica de la época no tenia los medios de hoy en día. La muerte a edad temprana perpetuó el mito del envenenamiento.
En lo tocante a la rivalidad, alrededor de 1790 Mozart, entonces en la cúspide de la fama, acusara a Salieri, de plagio y de querer atentar contra su vida. Según el historiador Alexander Wheelock Thayer las sospechas de Mozart podrían tener origen en un episodio ocurrido diez años antes, cuando Mozart vio cómo Salieri le quitaba el puesto de profesor de música de la princesa de Württemberg. El año siguiente, Mozart no consiguió ni siquiera el puesto de profesor de piano de la princesa.
Cuando la ópera de Mozart Las Bodas de Fígaro tuvo en principio un juicio negativo tanto del público como del propio emperador, el compositor acusó a Salieri del fracaso y de haber boicoteado el estreno ("Salieri y sus acólitos moverían cielo y tierra con tal de hacerlo caer", comentará el padre de Mozart, Leopold, refiriéndose al primer fracaso de su hijo, fracaso sólo temporal, como demostrará más adelante el éxito de esta ópera). Pero en aquella época Salieri estaba ocupado en Francia con la representación de su ópera Les Horaces, lo que nos hace dudar sobre las posibilidades que habría tenido de decidir a esa distancia el éxito o el fracaso de una ópera.
Siguiendo a Thayer, una confirmación indirecta de hasta qué punto esta disputa entre Mozart y Salieri pudo haber sido algo artificialmente montado está en el hecho de que cuando en 1788 éste es nombrado Kapellmeister, en lugar de proponer para la ocasión una de sus óperas prefirió reeditar Las Bodas de Fígaro.