En todas las épocas los hombres han intentado librarse de las exigencias de su libertad buscando una instancia superior que decidiese por ellos las opciones fundamentales. Por eso la medicina es una institución social tan importante. Durante milenios, los hombres rehuyeron la responsabilidad teologizando la moral. Hoy la rehúyen medicalizando la moral. El Estado teocrático pretendía salvar a los hombres por decreto, reprimiendo ejemplarmente todo lo que había quedado establecido como malo; el Estado terapéutico pretende curar a los hombres de ser lo que son, por las buenas o por las malas. Ambos modelos pretenden coaccionamos por nuestro bien.
La mayoría de la gente mantiene la postura de que el control de los medicamentos psicotrópicos, de los esteroides, tranquilizantes, medicamentos para el control del dolor severo y crónico y muchísimos más es necesario. Como ejemplo de esa postura arguyen que "la venta de productos farmacéuticos sin receta médica representa un peligro para la sociedad, y más para los jóvenes que tienen acceso a medicamentos de consumo restringido”.
Mi pregunta es: ¿Por qué los medicamentos sin receta son un peligro para la sociedad más que las bebidas alcohólicas o el tabaco, por ejemplo? Esos tratamientos en realidad son mucho menos peligrosos para la sociedad lo que es el alcohol. La libertad es lo que sienten peligrosa. Todos los dictadores y los déspotas burocráticos lo han repetido siempre.
¿Por que un adulto de la inteligencia normal y la mente sana no debe tener el derecho de ingerir cualquier tipo de tratamiento que desee sin la necesidad de tener una receta médica primero?
¿Los derechos de cuál otra persona está violando por ingerir un medicamento que puede crear dependencia?
¿Acaso el Estado no debe velar por la salud de las personas? - dicen los médicos- Pero el Estado no puede decretar lo que es la salud de una persona contra la opinión o la voluntad de esa persona. Por lo mismo que la Iglesia no puede salvar a nadie a la fuerza. ¿Por qué un adulto de inteligencia normal y mente sana necesita un Big Brother (el gobierno) para protegerle de sí mismo?
Los productos farmaceúticos se acompañan de información escrita acerca de dosis, precauciones, efectos secundarios y posibles peligros. Debemos considerarnos adultos para tomar nuestras opciones. Y el Estado no debe persiguir delitos sin víctimas.
El lobby médico muy poderoso ha tenido gran éxito durante muchas décadas persuadiendo a los legisladores para exigir recetas médicas para el control de miles de medicamentos diferentes con el pretexto de "la protección de los consumidores", aunque el motivo verdadero para tanto control es su propia hegemonía.
La medicina no es una instancia de reforma moral, ni mucho menos de represión policial: nadie debería ser jamás medicado contra su voluntad y todo el mundo debería tener derecho a automedicarse del modo que prefiriera. Pero hoy esto no es posible. Los burócratas de los gobiernos no quieren que la gente tenga un acceso más fácil a los psicotrópicos, los esteroides, los medicamentos fuertes para el dolor, y otros medicamentos que pueden dar lugar al "abuso" y de la dependencia. Nos protegen de nosotros mismos.
Casi nadie parece darse cuenta de que el derecho a la automedicación y, por tanto, a la colaboración de cada cual en la invención de su propia salud es un derecho humano fundamental, del mismo rango que la libertad de expresión, de conciencia o de asociación, ni más peligrosa ni menos imprescindible. Los médicos deberían ser los primeros interesados en la defensa del derecho a la automedicación, gracias al cual su ejercicio profesional adquirirá la dignidad de la ayuda libremente elegida y no se prestará a ser coacción inquisitorialmente impuesta. Por supuesto, la automedicación abarca aspectos muy distintos -entre ellos, la opción por una muerte que sea remate de la vida activa y no desenlace de la prolongación mecánica de las funciones vegetativas.
El único espectro de fármacos que los gobiernos deben restringir por medio de la receta médica es el antibiótico. Cuando los antibióticos están mal utilizados o utilizados demasiado, algunas cepas de bacteria pueden dar lugar a la resistencia contra el antibiótico y se perjudica a terceros.
Por otro lado, hay muchas medicinas disponibles sin receta que pueden ser peligrosos para algunas personas; una pastilla sola y también las pastillas combinadas. Entonces todas las medicinas debían ser por receta exclusivamente.
El argumento de la receta podría ser aplicado a muchos productos químicos vendidos en las ferreterías. Muchos tienen vapores que son tóxicos a los pulmones mientras otros son tóxicos por contacto con la piel, y dos o más sustancias químicas pueden ser peligrosos si se mezclan. Y simismo los de las droguerías ¿Entonces tales productos debían ser sólo disponibles por la receta de un químico antes, aparte del hecho que hay información acerca de precauciones en la etiqueta?. Y en cada aspecto de la vida. Conducir es potencialmente peligroso. ¿Cada salida con nuestro automóvil debería ser previamente supervisada por médicos y psicólogos para estimar nuestro estado psíquico - físico del momento?
Estoy de acuerdo en que es tonto en algunas circunstancias, para las personas que no son médicos, intentar curar sus problemas por sí mismos sin una consulta con un médico antes. Sin embargo, la decisión debería ser la del individuo y no la del Estado, y me quedo con mi análisis acerca del motivo verdadero por el que muchas medicinas están sólo disponibles con receta médica.
Para verficar la libre elección y asunción de responsabilidad sobre uno mismo, los precios de los fármacos debieran ser más altos en los libres que los que se expiden con receta, con un impuesto extra en aquel caso. Como ocurre con el tabaco. Así se financian posibles o futuros gastos de tratamientos u hospitalizaciones sobre uno mismo si se hiciese mal uso.
Lo mismo ocurre con las ludopatías. Las mismas batas blancas y demás terapeutas que designan y tratan dolencias como la toxicomanía, el alcoholismo, la bulimia, la anorexia nerviosa, la cleptomanía,etc. La libertad es para todos los que no violan los derechos y la libertad de otros. Rechazo que se traten como enfermedades a los vicios -como el juego, el alcohol y la droga- que sólo perjudican o benefician a quien sucumbe a su tentación, y miro con desprecio a quienes se escudan en condicionamientos sociales para liberarse del peso de sus propios actos. El hombre libre es responsable para lo bueno y lo malo, y hace frente a la vida con su propia lucidez, generosidad y fuerza.
Evidentemente, el juego, la demencia, el consumo de opio y el de alcohol llevaban milenios existiendo, sin que nadie los incluyese en el elenco de trastornos diagnosticables y tratables por una especialidad médica determinada. ¿Qué era el jugador compulsivo antes de ser definido como “ludópata”, y equipararse así con un tísico o con un leproso? Era una persona aquejada por cierto vicio, entendiendo por vicio una mala costumbre, considerada indeseable no sólo por los demás, sino por él mismo. Su problema era un asunto de eticidad, entendiendo por ética la relación entre aquello que alguien tiene por justo o bueno en sí, y aquello que hace. Actualmente cada vez pensamos menos en nosotros mismos como seres libres y responsables de nuestros actos. Cada vez nosgusta más pensar que eso es lo de menos, y que nuestras flaquezas pueden ser suplidas con recursos técnicos. Ese es el problema. Y la nula acogida de las ideas de libre albedrío por parte de la propaganda institucional.