Alemania invade Polonia en setiembre de 1939. Le sigue Finlandia el 30 de Noviembre, Dinamarca el 9 de abril de 1940 y al día siguiente, Noruega...
Nueve de mayo de 1940 : Hitler sale de Berlín en automóvil. A las 4,38 toma un tren hacia Hamburgo, pero al caer la noche, el tren invirtió su marcha y comenzó a rodar velozmente hacia el sur, hacia Hannover, a donde llegó a las 9 de la noche... Sólo Hitler y sus más próximos colaboradores conocían el destino de aquel misterioso tren, que no paraba en ninguna estación y que, para mayor seguridad, había dado marchas y contramarchas hasta alcanzar, hacia las 4 de la madrugada, la estación de Euskirchen, al suroeste de Bonn. Luego, en automóviles que esperaban camuflados en aquella pequeña población, Hitler y sus acompañantes recorrieron la zona de Hohe Eifel, de cuyos pueblos habían sido eliminados los carteles indicadores.
A las 5,30 de la mañana del 10 de mayo llegó el grupo a una pequeña colina, donde una posición antiaérea les sirvió de refugio. Amanecía. Un sordo rumor avanzaba por todos los valles próximos: la Wehrmacht se acercaba a la frontera belga.
A las 5,35, un inmenso trueno comenzó a escucharse en el este y avanzó cada vez más grande hacia el oeste: centenares de aviones de la Luftwaffe cargaban contra Bélgica. Lieja estaba a menos de 50 kilómetros en línea recta.
Hasta el refugio de Hitler, tenso y pálido por la emoción y con la mirada perdida en las tierras belgas contiguas a la frontera, comenzaron a llegar los primeros rugidos de la artillería. Había comenzado la guerra en el oeste: la Segunda Guerra Mundial.
Nueve de mayo de 1940 : Hitler sale de Berlín en automóvil. A las 4,38 toma un tren hacia Hamburgo, pero al caer la noche, el tren invirtió su marcha y comenzó a rodar velozmente hacia el sur, hacia Hannover, a donde llegó a las 9 de la noche... Sólo Hitler y sus más próximos colaboradores conocían el destino de aquel misterioso tren, que no paraba en ninguna estación y que, para mayor seguridad, había dado marchas y contramarchas hasta alcanzar, hacia las 4 de la madrugada, la estación de Euskirchen, al suroeste de Bonn. Luego, en automóviles que esperaban camuflados en aquella pequeña población, Hitler y sus acompañantes recorrieron la zona de Hohe Eifel, de cuyos pueblos habían sido eliminados los carteles indicadores.
A las 5,30 de la mañana del 10 de mayo llegó el grupo a una pequeña colina, donde una posición antiaérea les sirvió de refugio. Amanecía. Un sordo rumor avanzaba por todos los valles próximos: la Wehrmacht se acercaba a la frontera belga.
A las 5,35, un inmenso trueno comenzó a escucharse en el este y avanzó cada vez más grande hacia el oeste: centenares de aviones de la Luftwaffe cargaban contra Bélgica. Lieja estaba a menos de 50 kilómetros en línea recta.
Hasta el refugio de Hitler, tenso y pálido por la emoción y con la mirada perdida en las tierras belgas contiguas a la frontera, comenzaron a llegar los primeros rugidos de la artillería. Había comenzado la guerra en el oeste: la Segunda Guerra Mundial.