viernes, 27 de marzo de 2009

Fundamentos biológicos de la moral

Los relativistas multiculturales creen que la moral es una fantasía variable, producto de la utilidad social y por lo tanto sin fundamento. Otros, como Rawls, se encuentran en un punto intermedio según el cual la satisfacción "natural" de actuar rectamente tiene un fundamento social, la funcionalidad del bien común. Al contrario, uno de los científicos más prestigiosos de Harvard, Marc Hauser, lleva tiempo demostrando que nacemos con una especie de principios morales universales, que las principales fuentes de nuestros juicios morales no proceden de la religión. Como dice una famosa pegatina de algunos coches, la religión no es un prerrequisito de la moral. Hay un conjunto de principios comunes que todos los seres humanos parecen compartir en lo que respecta a sus juicios morales.

Mujeres a orillas del mar. Puvis de Chavannes.


La mayoría de nuestras intuiciones morales son inconscientes, involuntarias, y universales, y se desarrollan en cada niño a pesar de no tener educación formal. Cuando los humanos, desde los hombres primitivos de tribus de Tanzania hasta los multimillonarios de Silicon Valley, generan intuiciones morales, éstas son decisiones instintivas que se toman sin saber porqué o cómo. Esta capacidad es nuestra facultad moral.

Primero tenemos esa gramática moral universal que se desarrolla inconscientemente. Algo que tiene que ver con la genética; debe de haber algún tipo de mecanismo que se supone que está biológicamente predeterminado en cierto nivel, que nos permite emitir esos juicios muy rápidos. Cuando le pedimos a la gente que nos dé una respuesta de lo que para ellos es moralmente justo ante distintos problemas morales, a veces dan una respuesta pero no pueden decir por qué, y esto sugiere un proceso inconsciente que básicamente los empuja en una dirección u otra.

Algunos de estos principios morales, son compartidos con el resto de los animales; es algo darwiniano, procede de la selección natural, de hace millones de años. Otros, en cambio, son específicos de nuestra especie.

En algunos experimentos y observaciones que se han hecho con animales salvajes o
en cautividad, ocurre lo mismo que con los humanos; los animales a veces deciden cooperar, por ejemplo un animal puede cooperar con otro para cazar, para capturar una presa. Hay muestras de cooperación, de altruismo, de reparto de la comida; animales donde después de una lucha entre uno subordinado y otro dominante, se abrazan para reconciliarse y tranquilizar a todo el mundo, para que los niveles de estrés no suban; es lo mismo que vemos en las sociedades humanas.

En cambio, hay cosas que parecen ser únicamente humanas, por ejemplo, la capacidad de correspondencia: yo te doy algo a ti hoy y dentro de un tiempo, tu me lo darás a mí. Es algo bastante común en las sociedades humanas, pero es una capacidad que no vemos demasiado en los animales. Sugiere que a los animales les cuesta ser pacientes.

Hay estudios muy interesantes con humanos que han hecho ecografías del cerebro. Se puede observar que cuando una persona experimenta dolor, surge un cierto modelo de activación cerebral, pero cuando alguien ve a otra persona que experimenta dolor surge exactamente el mismo modelo de activación; de modo que existe una correspondencia entre las áreas del cerebro en el contexto de la empatía.

Cuando Chomsky propuso su teoría la idea principal era la siguiente: si nos fijamos en la adquisición del lenguaje en el niño, los estímulos que recibe son escasos comparado con las generalizaciones que hace; es lo que Chomsky llama el “Problema de Platón”. Como resultado, tenemos que inferir que el niño ha nacido con cierto tipo de capacidades innatas que, en palabras del propio Chomsky, le permiten hacer “crecer” el lenguaje, no aprenderlo, sino hacer crecer como por ejemplo nos crecen los brazos. Por eso, hay una maduración biológica muy fuerte de los factores que preparan al niño para el futuro, y que forman parte de lo que significa ser humano. Estos principios generales o, en este caso la gramática universal, forman parte de nuestra especie.

El aspecto más profundo de la teoría de Chomsky sobre el lenguaje puede trasladarse perfectamente a nuestra manera de pensar sobre la moralidad, y nuestra manera de hacer ciencia. Que el ser humano nace con un conjunto de principios universales. Lo que la cultura puede hacer es hacer pequeños cambios, ajustar parámetros. Modular el comportamiento.

Hay una población indígena en Panamá: los Kunas. Están muy aislados, apenas tienen contacto con el mundo exterior. Viven en un tipo de sociedad bastante simple. Los colaboradores de Marc Hauser fueron allí y les presentaron dilemas morales que trataban de animales salvajes. En uno de los ejemplos, los cocodrilos van a devorar a cinco personas en el río. Si estás en una canoa, y puedes desviar a los cocodrilos para que sólo maten a una persona, ¿es aceptable? Sí, lo es.

Otra alternativa: puedes tirar a alguien al río para que los cocodrilos lo devoren y así se salven cinco personas. ¿Es aceptable? No. Así que los indígenas muestran un sistema psicológico paralelo y muy similar al nuestro, en el que el daño intencionado, lanzar a alguien para provocarle daño, es menos aceptable que un daño que sólo se prevé.

Pero los indios kunas están más dispuestos a decir que es aceptable lanzar a un hombre a los cocodrilos de lo que lo estamos en nuestra sociedad. Tienen grupos poco estables, y altos niveles de infanticidio. Así que matar, en su sociedad, es mucho más común. Es aquí donde la cultura puede intervenir, cambiando la manera de juzgar.

En conclusión, nuestro sentido moral funciona de un modo muy parecido al lenguaje: hay un conjunto de principios universales que permiten establecer los posibles sistemas morales.

Una de las cosas que han empezado a hacer en Harvard es utilizar tecnologías en neurociencias para intentar identificar circuitos cerebrales que son cruciales en la toma de decisiones morales. Los laboratorios de Antonio Damasio, de la Universidad de Iowa, y Marc Hauser, de Harvard, han examinado a seis personas con daños muy localizados en el córtex prefrontal ventromedial (VMPC), uno de los nodos centrales de la red emocional del cerebro, muy estudiado desde el 13 de septiembre 1848, cuando una explosión accidental disparó una barra de hierro de un metro de largo y seis kilos de peso exactamente hacia el VMPC de Phineas Gage, el capataz de una cuadrilla de trabajadores del ferrocarril. Sobrevivió, y sin daños en la capacidad del lenguaje ni en otras funciones intelectuales. Pero como dijo poco después un amigo suyo: "Este hombre ya no es Phineas Gage".

Aunque todo esto parece cierto, resulta que cuando estamos confrontados a dilemas morales,para cierto tipo de problemas morales, esta zona es muy relevante, pero para otros muchos, no lo es. Lo que se intuye es que para algún tipo de problemas morales, las emociones parecen ser irrelevantes: se pueden tomar decisiones basándose en lo que alguien creyó, en lo que alguien intentó, y parece que las emociones no desempeñan ningún papel. Pero cuando surge un dilema, cuando la acción causa daños a uno pero beneficia a muchos, surge el conflicto: puedo matar a una persona y salvar a cinco; en tal caso, estos pacientes con el lóbulo dañado, prefieren salvar a los cinco. La repugnancia del daño no tiene demasiada importancia y se hace realidad el Mayor Bien en sentido utilitario.

Hauser piensa que gran parte de nuestros juicios morales se hacen antes de las emociones; en cierto modo las emociones siguen a los juicios morales, en lugar de precederlos…

Es la visión radical; veamos los psicópatas. Son gente que matan a otros. La interpretación clásica es que tienen un déficit emocional. Y que debido a este déficit emocional, ellos no saben lo que está bien o mal, pero hay una interpretación alternativa: ellos saben lo que está bien o mal, pero como carecen de las emociones necesarias, no pueden evitar hacer lo que está mal.

domingo, 22 de marzo de 2009

Manifiesto pro medicinas libres

No al Gran Hermano de bata blanca

En todas las épocas los hombres han intentado librarse de las exigencias de su libertad buscando una instancia superior que decidiese por ellos las opciones fundamentales. Por eso la medicina es una institución social tan importante. Durante milenios, los hombres rehuyeron la responsabilidad teologizando la moral. Hoy la rehúyen medicalizando la moral. El Estado teocrático pretendía salvar a los hombres por decreto, reprimiendo ejemplarmente todo lo que había quedado establecido como malo; el Estado terapéutico pretende curar a los hombres de ser lo que son, por las buenas o por las malas. Ambos modelos pretenden coaccionamos por nuestro bien.

La mayoría de la gente mantiene la postura de que el control de los medicamentos psicotrópicos, de los esteroides, tranquilizantes, medicamentos para el control del dolor severo y crónico y muchísimos más es necesario. Como ejemplo de esa postura arguyen que "la venta de productos farmacéuticos sin receta médica representa un peligro para la sociedad, y más para los jóvenes que tienen acceso a medicamentos de consumo restringido”.

Mi pregunta es: ¿Por qué los medicamentos sin receta son un peligro para la sociedad más que las bebidas alcohólicas o el tabaco, por ejemplo? Esos tratamientos en realidad son mucho menos peligrosos para la sociedad lo que es el alcohol. La libertad es lo que sienten peligrosa. Todos los dictadores y los déspotas burocráticos lo han repetido siempre.

¿Por que un adulto de la inteligencia normal y la mente sana no debe tener el derecho de ingerir cualquier tipo de tratamiento que desee sin la necesidad de tener una receta médica primero?

¿Los derechos de cuál otra persona está violando por ingerir un medicamento que puede crear dependencia?

¿Acaso el Estado no debe velar por la salud de las personas? - dicen los médicos- Pero el Estado no puede decretar lo que es la salud de una persona contra la opinión o la voluntad de esa persona. Por lo mismo que la Iglesia no puede salvar a nadie a la fuerza. ¿Por qué un adulto de inteligencia normal y mente sana necesita un Big Brother (el gobierno) para protegerle de sí mismo?

Los productos farmaceúticos se acompañan de información escrita acerca de dosis, precauciones, efectos secundarios y posibles peligros. Debemos considerarnos adultos para tomar nuestras opciones. Y el Estado no debe persiguir delitos sin víctimas.

El lobby médico muy poderoso ha tenido gran éxito durante muchas décadas persuadiendo a los legisladores para exigir recetas médicas para el control de miles de medicamentos diferentes con el pretexto de "la protección de los consumidores", aunque el motivo verdadero para tanto control es su propia hegemonía.

La medicina no es una instancia de reforma moral, ni mucho menos de represión policial: nadie debería ser jamás medicado contra su voluntad y todo el mundo debería tener derecho a automedicarse del modo que prefiriera. Pero hoy esto no es posible. Los burócratas de los gobiernos no quieren que la gente tenga un acceso más fácil a los psicotrópicos, los esteroides, los medicamentos fuertes para el dolor, y otros medicamentos que pueden dar lugar al "abuso" y de la dependencia. Nos protegen de nosotros mismos.

Casi nadie parece darse cuenta de que el derecho a la automedicación y, por tanto, a la colaboración de cada cual en la invención de su propia salud es un derecho humano fundamental, del mismo rango que la libertad de expresión, de conciencia o de asociación, ni más peligrosa ni menos imprescindible. Los médicos deberían ser los primeros interesados en la defensa del derecho a la automedicación, gracias al cual su ejercicio profesional adquirirá la dignidad de la ayuda libremente elegida y no se prestará a ser coacción inquisitorialmente impuesta. Por supuesto, la automedicación abarca aspectos muy distintos -entre ellos, la opción por una muerte que sea remate de la vida activa y no desenlace de la prolongación mecánica de las funciones vegetativas.

El único espectro de fármacos que los gobiernos deben restringir por medio de la receta médica es el antibiótico. Cuando los antibióticos están mal utilizados o utilizados demasiado, algunas cepas de bacteria pueden dar lugar a la resistencia contra el antibiótico y se perjudica a terceros.
Por otro lado, hay muchas medicinas disponibles sin receta que pueden ser peligrosos para algunas personas; una pastilla sola y también las pastillas combinadas. Entonces todas las medicinas debían ser por receta exclusivamente.

El argumento de la receta podría ser aplicado a muchos productos químicos vendidos en las ferreterías. Muchos tienen vapores que son tóxicos a los pulmones mientras otros son tóxicos por contacto con la piel, y dos o más sustancias químicas pueden ser peligrosos si se mezclan. Y simismo los de las droguerías ¿Entonces tales productos debían ser sólo disponibles por la receta de un químico antes, aparte del hecho que hay información acerca de precauciones en la etiqueta?. Y en cada aspecto de la vida. Conducir es potencialmente peligroso. ¿Cada salida con nuestro automóvil debería ser previamente supervisada por médicos y psicólogos para estimar nuestro estado psíquico - físico del momento?

Estoy de acuerdo en que es tonto en algunas circunstancias, para las personas que no son médicos, intentar curar sus problemas por sí mismos sin una consulta con un médico antes. Sin embargo, la decisión debería ser la del individuo y no la del Estado, y me quedo con mi análisis acerca del motivo verdadero por el que muchas medicinas están sólo disponibles con receta médica.

Para verficar la libre elección y asunción de responsabilidad sobre uno mismo, los precios de los fármacos debieran ser más altos en los libres que los que se expiden con receta, con un impuesto extra en aquel caso. Como ocurre con el tabaco. Así se financian posibles o futuros gastos de tratamientos u hospitalizaciones sobre uno mismo si se hiciese mal uso.

Lo mismo ocurre con las ludopatías. Las mismas batas blancas y demás terapeutas que designan y tratan dolencias como la toxicomanía, el alcoholismo, la bulimia, la anorexia nerviosa, la cleptomanía,etc. La libertad es para todos los que no violan los derechos y la libertad de otros. Rechazo que se traten como enfermedades a los vicios -como el juego, el alcohol y la droga- que sólo perjudican o benefician a quien sucumbe a su tentación, y miro con desprecio a quienes se escudan en condicionamientos sociales para liberarse del peso de sus propios actos. El hombre libre es responsable para lo bueno y lo malo, y hace frente a la vida con su propia lucidez, generosidad y fuerza.

Evidentemente, el juego, la demencia, el consumo de opio y el de alcohol llevaban milenios existiendo, sin que nadie los incluyese en el elenco de trastornos diagnosticables y tratables por una especialidad médica determinada. ¿Qué era el jugador compulsivo antes de ser definido como “ludópata”, y equipararse así con un tísico o con un leproso? Era una persona aquejada por cierto vicio, entendiendo por vicio una mala costumbre, considerada indeseable no sólo por los demás, sino por él mismo. Su problema era un asunto de eticidad, entendiendo por ética la relación entre aquello que alguien tiene por justo o bueno en sí, y aquello que hace. Actualmente cada vez pensamos menos en nosotros mismos como seres libres y responsables de nuestros actos. Cada vez nosgusta más pensar que eso es lo de menos, y que nuestras flaquezas pueden ser suplidas con recursos técnicos. Ese es el problema. Y la nula acogida de las ideas de libre albedrío por parte de la propaganda institucional.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Entendamos la evolución

Yacimiento de la Gran Dolina, Atapuerca, Burgos

Lo que no se ha entendido sobre la evolución y sobre Darwin ahora que acaba de hacer 200 años que nació. Y la realidad más abajo.

Errores:

1,El hombre desciende del mono

Este dicho repetido hasta la saciedad, no forma parte del darwinismo. En su obra de referencia, El origen de las especies, Darwin no abordó el linaje humano, pero al día siguiente de publicarlo, la gente ya decía que el hombre viene del mono. Los detractores de Darwin lo ridiculizaron en caricaturas que mostraban al científico convertido en un simio peludo. Posteriormente, en El origen del hombre, Darwin planteó la hipótesis de que humanos y simios descienden de progenitores comunes, no unos de otros. En realidad, la idea no era novedosa para la ciencia de mediados del XIX, sino que aparecía sugerida en trabajos de otros científicos, como Thomas Henry Huxley.

2,La evolución conduce al ser humano

El del hombre y el mono es un caso particular de un error más general, entender la evolución como una carrera de relevos en la que una especie cede el testigo a otra. A esta confusión contribuye el gráfico tan usado de un simio caminando tras una fila de antropoides con rasgos cada vez más humanos hasta llegar al hombre. Pero ni el ser humano desciende del mono, ni ninguna especie viva se ha detenido a medio camino de la evolución para dar el relevo a otra. Suele equiparse lo más evolucionado a lo mejor, como en las generaciones sucesivas de teléfonos o de coches. Pero un chimpancé no es menos evolucionado que un humano. De hecho, genéticamente se podría considerar más evolucionado; un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Michigan (EEUU) descubría que el genoma del chimpancé acumula un 51% más de genes modificados por selección natural que el del Homo sapiens. Para el primatólogo Josep Call, la humana es solo "una especie más".

3,Los organismos evolucionan para adaptarse al medio

El concepto científico de evolución biológica es que no evolucionan los organismos, sino las especies o los linajes. Esta idea entronca con otra noción errónea; no se puede evolucionar con un fin concreto. Entre los protoevolucionistas anteriores a Darwin, el francés Jean Baptiste Lamarck propuso que los organismos se adaptaban al medio y legaban esas adaptaciones a su progenie; Lamarck postulaba que el cuello de las jirafas era cada vez más alto porque a base de forzarlo crecía ligeramente en cada generación, y eso se heredaba de padres a hijos. Darwin en cambio descubrió que en épocas de escasez de alimentos, las jirafas con cuellos altos tenían acceso a más hojas, y eran las que lograban sobrevivir y dejar más descendencia. Cuando la selección natural de Darwin se fusionó con las leyes de la genética de Mendel del que hablaremos más abajo y la biología molecular empezó a mostrar que los genes compuestos por una larga combinación de A, G, T y C que se pasaba inalterada de padres a hijos, la idea de Lamarck quedó desterrada para siempre. Podían existir mutaciones e intercambio de genes, pero no había ningún mecanismo que explicara cómo la jirafa transmitía el esfuerzo de alargar su cuello a su descendencia. Era imposible.

Sin embargo, hoy esa idea de Lamarck sigue infiltranda en cierta interpretación popular de la evolución.

La realidad es que la mutación es la base de la evolución. Es un cambio permanente y transmisible en el material genético el ADN o ARN de una célula, que puede ser producida por errores de copia en el material genético durante la división delular o por la exposición a radiación, a químicos o virus. En los organismos multicelulares, las mutaciones pueden dividirse en mutaciones germinales, que se transmiten a la descendencia, y las mutaciones somáticas, que (cuando son accidentales) generalmente conducen a malformaciones o muerte de células y pueden producir cáncer. Las mutaciones introducen nuevas variaciones genéticas, siendo la principal fuente de evolución. Añadamos la recombinación genética, proceso mediante el cual la información genética se redistribuye por transposición de fragmentos de ADN entre dos cromosomas durante la meiosis. Los efectos son similares a los de las mutaciones, es decir, si los cambios no son deletéreos se transmiten a la descendencia y contribuyen a la diversidad dentro de las especies.

Ni Darwin, ni el codescubridor de la evolución Alfred Russell Wallace, conocían el trabajo que un solitario monje checo llevaba a cabo cruzando variedades de guisante. Gregor Mendel definió las leyes que explican cómo se heredan los caracteres de padres a hijos. En un principio la herencia mendeliana fue interpretada como un obstáculo a la teoría evolutiva, porque Darwin incorporaba la herencia lamarckista de caracteres adquiridos que debían diluirse en la progenie, mientras que Mendel planteaba una herencia persistente y predecible. En la década de 1930, genética y evolución se fundieron en la teoría sintética.

Modificaciones posteriores de la teoría.

El gradualismo propugnado por Darwin ha sido cuestionado también desde el campo estrictamente científico. En 1972, Niles Eldredge y Stephen Jay Gould enunciaron la teoría del equilibrio puntuado. Según esta propuesta, las especies permanecen evolutivamente estáticas durante la mayor parte de su existencia, y solo cambian en rápidos y drásticos eventos de especiación. Esta ‘evolución a saltos’ cambiaría el árbol irregular de la historia de las especies por otro con ramas más rectas, verticales y horizontales.

Entre las modificaciones a la teoría evolutiva original se puede mencionar también la deriva genética, que resta importancia a la selección natural al proponer que muchas variaciones de los genes son neutrales y se conservan por azar. Pero quizá ningún descubrimiento ha sido tan revolucionario como el de la transferencia horizontal de genes entre especies, algo ya conocido en bacterias pero cuyo peso en la doctrina evolutiva ha aumentado en los últimos años. A esto se unen los crecientes indicios de que la hibridación entre especies y la transferencia de genes mediante virus son mecanismos evolutivos importantes, por lo que algunos expertos sugieren desterrar la representación clásica del árbol de la vida en favor de un esquema en forma de red.

Evolución versus diseño inteligente

Ya en 1973 el evolucionista T.G. Dobzhansky, dijo: "nada tiene sentido en la biología si no es a la luz de la evolución", desde la neurobiología y la bacteriología hasta la medicina, pasando por el comportamiento humano. Está más comprobada que la teoría heliocéntrica, que dice que la Tierra gira alrededor del Sol y no al revés, o que la teoría atómica, según la cual la materia está hecha de átomos.

Sólo hay dos científicos que escriben a favor del diseño inteligente, Michael Behe, un bioquímico de la Universidad Lehigh y William Dembski, quien tiene formación matemática y dice que el cálculo de probabilidades hace que la evolución sea imposible sin un diseñador. Francisco J. Ayala, prestigioso biólogo evolucionista, comenta que no discute con Dembski porque no existe. La probabilidad de que William Dembski exista es más pequeña todavía que la probabilidad de que exista una de las proteínas que él dice que son imposibles sin un diseñador. A lo largo de su vida, un hombre produce billones de espermatozoides, todos genéticamente distintos. Una mujer produce, por su parte, unos quinientos huevos durante su vida. La probabilidad de que el espermatozoide que diera lugar a Dembski fecundara el huevo que diera lugar a Dembski es un número muy pequeño, el equivalente uno entre varios billones -el espermatozoide Dembski- multiplicado por uno entre quinientos -el óvulo de Dembski-. Si retrocedes hasta sus abuelos, la probabilidad de que exista Dembski se convierte en uno dividido por un uno seguido de sesenta o setenta ceros, y va reduciéndose con cada generación. Así que Dembski no existe y, por tanto, no hay que perder tiempo discutiendo con él.

Cómo se puede casar con la evolución la creencia en un dios que actúa históricamente, como el del Antiguo Testamento. Francisco J. Ayala señala que los valores espirituales de la Biblia y del Nuevo Testamento no son contrarios a la ciencia. La Biblia es contraria a la ciencia si uno la interpreta literalmente. Pero, si uno la lee como un texto religioso, puede ver en ella la idea de que somos criaturas creadas por Dios y todos los seres humanos somos hermanos, hay que dejar a los obreros que descansen el séptimo día… ¿Cómo se mantiene entonces el dios presente en el mundo? Ahí hay que recurrir a una explicación que hacen muchos teólogos y que se puede aplicar también al individuo. Los teólogos y los cristianos creen que Dios también está presente en el individuo. Eso no requiere negar que hemos sido concebidos en el vientre de nuestra madre a partir de una célula que se dividió en dos, en cuatro, en ocho… y acabó naciendo el bebé Pepito. Es posible hacer una afirmación religiosa a un nivel y otra científica a un nivel diferente. Hay algunos científicos que niegan esa compatibilidad, como el biólogo Richard Dawkins.

Después de Darwin, la hipótesis de un ser superior que ha diseñado el mundo deja de sostenerse. Si uno cree en Dios debe hacerlo por otros motivos, pero no porque lo necesite para explicar el mundo", sostiene Richard Dawkins. No se necesita la hipótesis de Dios para explicar el mundo. Hay muchos teólogos cristianos, judíos y musulmanes que aceptan la evolución y, además, creen que su teología se explica mejor con ella. Es una escuela que se llama teología del proceso.

Los partidarios de la teología del proceso son teístas. Para ellos, Dios está presente en todo el mundo y siempre, que, en cierto sentido, da cuenta de todos los fenómenos naturales. A veces lo explican diciendo que Dios es la fundamentación del ser. Uno de los problemas a los que se enfrentan es la crueldad del mundo biológico, con el parásito de la malaria, por ejemplo; del geológico, con los terremotos y tsunamis como el que mató a cientos de miles de personas en 2004... Si estas cosas fueran resultado de la acción directa de Dios, entonces sería muy cruel, porque hay muchas más crueldades en el mundo biológico que las que la gente conoce. Aunque parezca muy cruel que un león viva matando cebras, las acciones del león por sí mismas no son crueles, porque la crueldad es un valor moral y sólo los seres humanos -y Dios si uno quiere creer en Dios- tenemos valores morales. Si el mundo lo ha diseñado Dios, Dios es cruel porque tiene valores morales; pero, si todo es el resultado de un proceso natural, la evolución, ahí no hay crueldad. Por eso la teoría de la evolución no sólo fue un gran regalo de Charles Darwin a la ciencia, sino también a la religión.

¿No podía haber creado Dios un mundo en el que esas cosas crueles no pasaran? La respuesta es que sí, pero que sería un mundo bastante menos interesante. Los humanos cometemos crímenes. Dios podría habernos creado sin libre albedrío, sin libertad, y entonces no habría crímenes; pero seríamos robots. Los seres humanos hacemos cosas malas, pero también buenas. También podía haber creado un mundo biológico en el que nada cambiara y las especies no se dañaran unas a otras; pero no habría sido el mundo interesante y bello de la evolución. Y lo mismo se puede decir del mundo físico: ¿por qué hay terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis...?, ¿por qué Dios no creó un mundo en el que esas cosas no pasaban? Porque un mundo en el que los procesos físicos crean planetas, estrellas y galaxias es mucho más interesante y bello que un mundo estático.

El diseño inteligente presupone que estamos demasiado bien hechos como para ser fruto de mutaciones azarosas y de la selección natural. Sin embargo, como suele decirse irónicamente, hasta un urbanista humano consideraría un disparate colocar un vertedero (la cloaca) junto a un parque de atracciones (los genitales). Si estudiamos al detalle el organismo humano, no hay nada que esté bien diseñado. Otro ejemplo: nuestra mandíbula no es suficientemente grande para todos los dientes y, por eso, nos tienen que sacar la muela del juicio y, frecuentemente, enderezar las otras piezas. Un ingeniero que hubiera diseñado la mandíbula humana habría sido despedido al día siguiente. Y lo mismo pasa con el resto. Nuestro ojo tiene un punto ciego porque el nervio se forma dentro de él, y no por fuera. Los calamares y los pulpos tienen un ojo complejo, muy parecido al nuestro, pero sin el punto ciego, porque el nervio se forma por fuera de la retina, lo cual demuestra, evidentemente, que Dios quiere a los pulpos y los calamares mucho más que a nosotros.

sábado, 14 de marzo de 2009

Las rayas y los colores

Las rayas ahora se las asocia a los elegantes trajes sastre o a la indumentaria playera. Pero las franjas y las telas listadas fueron durante mucho tiempo en occidente marcas de exclusión e infamia. Las figuras que mayores probabilidades tenían de lucir rayas en la literatura y la iconografía de la Edad Media eran juglares, músicos, bufones, verdugos, condenados, herejes, judíos, musulmanes, así como el diablo, las prostitutas, los verdugos, los traidores, las mujeres adúlteras y los sirvientes codiciosos.

Todo surge con el regreso de San Luis (el rey Luis IX) a Francia luego de cuatro desalentadores años en Tierra Santa. En el transcurso de su fallida cruzada, San Luis había conocido a algunos discípulos de la orden carmelita, monjes mendicantes a quienes se reconocía de inmediato debido a sus capas rayadas. Vestimenta que homenajeaba, según cuenta la leyenda, a la capa chamuscada que el profeta Elías lanzó desde el carro de fuego que lo llevó al cielo.

A invitación del rey, los carmelitas volvieron con él a Francia en el verano de 1254. Sin embargo, a pesar de su protección, las capas rayadas causaron indignación en París y se los recibió con burlas e insultos. En los años siguientes el escándalo adquirió tales proporciones que el Papa Alejandro IV ordenó a los carmelitas que evitaran las rayas. Estos se negaron. La batalla prosiguió a medida que se sucedían los papas hasta que convencieron a los religiosos de que adoptaran hábitos blancos.

Al tiempo que se privaba a los carmelitas de la vestimenta que ellos habían elegido, se obligaba a otros a usar rayas como advertencia de su dudosa categoría, cosa que invitaba a los demás ciudadanos a apartarse. Leyes que proliferaban tanto en el norte germánico como en el sur de Europa, las cuales recomendaban la ropa rayada para indeseables sociales como leprosos y herejes.
Enrique VIII, detalle, Hans Holbein el joven, todo rayas

El Renacimiento concedió a las rayas un breve respiro y jugó incluso con su utilidad como elemento de diseño. Francisco I de Francia decidió que Clouet lo pintara vestido a rayas; Holbein retrató a Enrique VIII con similares vestiduras. Todo esto, sin embargo, no pasó de un flirteo.

Sólo una vez que la rebelión norteamericana adoptó las rayas como símbolo de libertad, estas hicieron una entrada triunfal en Europa. La Revolución Francesa se identificó hasta tal punto con las rayas, que en la memoria quedaron unidas de manera indisoluble al símbolo tricolor. Incluso los ingleses, contra quienes se había esgrimido la raya revolucionaria original, empezaron a usar rayas en vestidos, levitas, chalecos, medias, cintas y todo otro accesorio que se considerara adecuado agregar al atuendo.

A pesar de la rehabilitación histórica de las rayas, su carácter marginal persistió. Hasta entrado el siglo XX, las rayas se utilizaban para trajes de los presos. Empezaron a adquirir nuevos significado como el rayado higiénico que se introdujo para ropa íntima como los pijamas; el rayado festivo, usado a menudo en la ropa infantil o los juguetes; y la raya náutica, que no tardó en adoptar la indumentaria playera. En vísperas de la Primera Guerra Mundial no quedaba playa europea que no se hubiera convertido en un muestrario de rayas.


En un intento de comprender por qué el mundo medieval se sintió agraviado ante la vestimenta rayada de hombres dedicados a Dios, Michel Pastoreau en La ropa del Diablo, especula con que el ojo medieval se concentraba de manera particular en la lectura por capas. Una imagen se creaba mediante la superposición de niveles sucesivos y, para leerla de manera adecuada, era necesario empezar por el nivel inferior y, una vez atravesadas todas las capas intermedias, terminar en el nivel superior. Con las rayas, sin embargo, tal lectura no es posible. No hay un nivel inferior y otro superior un color de fondo y otro de superficie. Hay un solo nivel bicromático dividido en igual número de rayas de colores alternados.


En la Edad Media, teoriza Pastoureau, las rayas evocaban asociaciones que estaban enfrentadas a lo que entonces se consideraba políticamente correcto. Para la mente medieval, la idea de la diversidad y las rayas estaban estrechamente relacionadas. Destaca que el latín medieval a menudo usa como sinónimos las palabras "rayado" y "variado", y nos dice que la cultura medieval desaprobaba la variación: "La forma sustantiva de ''varietas'' sirve para designar engaño, maldad y lepra simultáneamente". En la actualidad consideramos que la diversidad es algo deseable y, como consecuencia de ese cambio de valores, el status de las rayas experimentó una revolución.

En general los colores y las religiones han mantenido una relación. estrecha. De un lado la Contrarreforma en el barroco eligió el abigarramiento cromático para manifestar la fastuosidad de su imperio en tiempos de crisis . Paralelamente el protestantismo, austero, impuso el prestigio del vestido negro sobre la burguesía emergente. De este estilo negro, contrario al descontrol de lo vistoso, derivaron a finales del siglo XIX y comienzos del XX los objetos negros, las máquinas de escribir, los teléfonos, las cámaras fotográficas, los automóviles negros. Desde 1860 la química industrial de los colorantes permitía fabricar objetos de casi cualquier tono pero hasta después de la Segunda Guerra Mundial los norteamericanos, tan religiosos, y todos los demás habitantes, no disfrutaron de los coches bicolores y tricolores o de electrodomésticos y herramientas que no fueran blancos o negros.

El color fue para los Santos Padres materia que se sumaba a la luz. La luz, símbolo de la pureza se contaminaba con los verdes, los amarillos o los azules, colores que a diferencia del rojo tardaron en incorporarse a la liturgia. El culto católico a la Virgen abrió las puertas al azul celestial pero en la liturgia, las casullas, no asumieron el azul mientras emplearon durante siglos el morado.

Newton demostró en el siglo XVII que todos los colores formaban parte de la luz pero la estimación popular y religiosa de la verdad del color permaneció ajena a las consideraciones de la ciencia.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Hitler, Kubizek y apártame de ese iluminado

Allá por el invierno de 1908 el joven Hitler vivía en Linz, un pueblecito austríaco cercano a la frontera alemana. Ya desde esa temprana juventud se había sentido atraído por las narraciones de las viejas leyendas alemanas.Y por descontado las operas del compositor alemán Richard Wagner, y su grandioso universo asociado a antiguas leyendas nórdicas sobre el santo grial y otros temas mitológicos, como el anillo de los Nibelungos, lo que no pasaba desapercibido para el hijo del aduanero, aspirante entonces a arquitecto o pintor reconocido.

Kubizek

Su único amigo entonces, August Kubizek, recordaría años después una fecha concreta de una desapacible tarde de noviembre. (Memorias de Kubizek, llamadas El joven Hitler que conocí) Esa noche representaban Rienzi una opera wagneriana donde se narraba como el pueblo de Roma era subyugado por la nobleza; los hombres son obligados a la servidumbre, las mujeres y doncellas son deshonradas y ultrajadas. Pero en un momento concreto, de entre la multitud surge Rienzi, un hombre del pueblo, sencillo y desconocido, el liberador de su nación.

La escena generó una honda impresión en los dos jóvenes y la tensión siguió en aumento cuando Rienzi, tras llegar al poder en Roma, es traicionado por sus propios seguidores que acaban asesinándolo. Conmovidos presenciaron la caída de Rienzi. Al final, abandonaron en silencio el teatro siendo ya medianoche. Kubizek recuerda: "Mi amigo caminaba por las calles, serio y encerrado en sí mismo, las manos profundamente hundidas en los bolsillos del abrigo, hacia las afueras de la ciudad. Esto me asombró". Le preguntó su parecer sobre la obra. "Entonces Adolf me miró extrañado, casi con hostilidad".

La húmeda y helada niebla se extendía densa sobre las estrechas y desiertas callejuelas en medio de la noche. Los acelerados pasos resonaban extrañamente sobre el adoquinado. Tomaron un camino que pasaba por delante de las pequeñas casitas de los arrabales de la ciudad.

"Ensimismado, mi amigo caminaba delante mí. Todo esto me parecía casi inquietante. Adolf estaba más pálido que de costumbre. El cuello del abrigo levantado reforzaba aún más esta impresión. No había ya nadie a nuestro alrededor. La ciudad estaba sumida en la niebla... Como impulsado por un poder invisible, ascendió hasta la cumbre del Freinberg (la cumbre mas alta de la zona). Y ahora pude ver que no estábamos en la obscuridad, pues sobre nuestras cabezas brillaban las estrellas".

"Adolf estaba frente a mí. Tomó mis dos manos y las sostuvo firmemente. Era éste un gesto que no había conocido hasta entonces en él. En la presión de sus manos pude darme cuenta de lo profundo de su emoción. Sus ojos resplandecían de excitación. Las palabras no salían con la fluidez acostumbrada de su boca, sino que sonaban rudas y roncas... Nunca hasta entonces, ni tampoco después, oí hablar a Adolf Hitler como en esta hora en la que estábamos tan solos bajo las estrellas, como si fuéramos las únicas criaturas de este mundo. Me es imposible reproducir exactamente las palabras que mi amigo dijo".

"En estos momentos me llamó la atención algo extraordinario que no había observado jamás en él, cuando me hablaba lleno de excitación: parecía como si fuera otro. Pero no era, como suele decirse, que un orador es arrastrado por sus propias palabras. ¡Por el contrario! Y tenía más bien la sensación como si él mismo viviera con asombro, con emoción incluso, lo que con fuerza elemental surgía de su interior. No me atrevo a ofrecer ningún juicio sobre esta obsesión pero era como un estado de éxtasis, un estado de total arrobamiento... En imágenes geniales, arrebatadoras, desarrolló ante mí su futuro y el de su pueblo... hablaba de una misión, que recibiría un día del pueblo, para liberarlo de su servidumbre y llevarlo hasta las alturas de la libertad... El silencio siguió a sus palabras".

Treinta años después Kubizek, su amigo de juventud, quedo asombrado cuando Hitler recordó a la señora Wagner en cuya casa habían sido invitados, la escena que había tenido lugar después de la representación del Rienzi en Linz. Tras el relato, Hitler le dijo seriamente: En aquella hora empezó.

No fue la unica ocasión en que sucedieron ese tipo de fenómenos. En las cartas que enviaba desde la trinchera el cabo Hitler en la primera guerra mundial, se advierte con la creencia de que debe la vida a una cadena de milagros; que los escudos le protegieron una y otra vez; que mientras la mayor parte del regimiento era sacrificada en un baño de sangre, él gozaba de la protección especial de la Providencia.

En ese sentido, es interesante una experiencia ocurrida en la primera guerra mundial que relataría a la periodista Janet Flanner. Según diría Hitler a la periodista: "me encontraba cenando en una trinchera con varios compañeros de milicia y de pronto sucedió lo impredecible. Repentinamente pareció que una voz me decía ¡levántate y vete allí!. La voz era tan clara e insistente que automáticamente obedecí, como si se tratase de una orden militar. De inmediato me puse en pie y caminé unos veinte metros por la trinchera. Después me senté para seguir comiendo, con la mente otra vez tranquila. Apenas lo había hecho cuando, desde el lugar de la trinchera que acababa de abandonar, llego un destello y un estampido ensordecedor. Acababa de estallar un obús perdido en medio del grupo donde había estado sentado. Todos sus miembros murieron".

Moraleja de todo ésto: No sientas que tienes una misión que cumplir, porque lo pagará el prójimo.

sábado, 7 de marzo de 2009

Cómete a un filósofo

Nietzsche llama casuística del egoísmo a la preocupación por uno mismo, de la que son signo la alimentación, los climas, los lugares, los descansos. Dice que esas preocupaciones permiten hacer de la vida una obra de arte, "seamos poetas de nuestra vida - señala - de cada detalle". Para él la cuestión del régimen alimenticio es vital, cómo alimentarse para llegar al máximo de virtud.

Luigi Cornaro, un filósofo veneciano, autor del Discurso sobre la vida sobria encomienda un régimen bajo en calorías, que deduce que es la causa de su vida prolongada. Nietzsche argumenta que era su bajo consumo energético lo que le impelía a comer poco, añade que uno no elige el propio régimen alimenticio, sino que debe adaptarse a sus necesidades con inteligencia.

Nietzsche aboga por un solo vaso de vino en la comida y suprimir el pan, que ahoga el sabor del resto de la comida. Despotrica de la ordinariez de la cocina alemana. Y para los vegetarianos, como Wagner, que lo fue algún tiempo, opina que para una vida afectiva intensa se necesita carne ( Carta a Gersdorff el 28/9/1869).

En resumen, sus Tablas de la Ley sobre la nutrición serían: 1. Conocer la talla del propio estómago. 2. Preferir una comida copiosa que varias ligeras, pues la digestión es más fácil cuando el estómago está lleno.3. El tiempo que se pase en la mesa, medio.

La comida de los remeros. Mari Fe Romero Campo, copia Renoir.

Un filósofo antecesor, el Marqués de Sade, subordina el alimento a la sexualidad, así pone por la nubes la pechuga de pollo, sobre la que tiene la teoría de que proporciona las deposiciones más suculentas a los coprófagos más hambrientos.

Los demiurgos de las utopías sociales tienen una visión colectivista, como Tomas Moro, en su Utopía. Le molesta que la gente coma en sus casas y justificaban este hecho diciendo que era necesario comer en común, pues las comidas comunes eran opíparas, en lo que todo el mundo estaba de acuerdo ya que el banquete es una ocasión para estrechar lazos familiares y de amistad.

Por otro lado señala que la cocina es el primer acto de amor de nuestros antepasados. En la cocina y por la cocina comienza nuestra inteligencia afectiva. Los utopistas querían que en un mundo perfecto, nadie comiese solo, buscaban una sociedad que se fundara sobre la alegría compartida en la mesa.


Robert Owen proponía que el primer paso para la construcción de una sociedad justa fuera dotar a la infancia de una alimentación sana, suficiente y bien condimentad. Charles Fourier cuyo proyecto político era construir una sociedad en la que cada hombre pudiera satisfacer sus placeres y sus necesidades, entendía que el primer paso de la nueva cocina seria sustituir el sosísimo pan por bollos suculentos bañados en crema y mermelada e introducir en la dieta, fresas con nata, jamón cocido con huevo hilado, etc...Su intención era crear una dieta que favoreciese el que la nueva mujer tuviera una vagina lustrosa, jugosa, prieta y vigorosa, capaz de procurarle numerosos orgasmos durante todos los días de su vida; y que los hombres disfrutaran de unos testículos gruesos y siempre llenos así como de un pene espléndido cuyas imparables erecciones no le dejaran nunca en la estacada. También añadía que la nueva cocina tenia que ser plena en virtudes afrodisíacas.

Fuera de los filósofos sociólogos, para Feuerbach, el hombre es lo que come. Manda obedecer a los sentidos, de manera que le cuerpo sea el fundamento de la razón y Brillat-Savarin, el cuñado de Charles Fourier dice "dime lo que comes y te diré quién eres".

Sartre da poca importancia en general a las necesidades del cuerpo, es conocido que la llamaban manos negras porque siempre tenía los antebrazos con grasa hasta el codo. De la comida le da igual saltársela o engullir cualquier cosa. No le gusta la fruta, no está elaborada, se presenta tal cual, no ha intervenido el hombre. Aboga por los postres cocinados. Si algo detesta son los crustáceos, los moluscos. Abomina de ellos pues le parecen seres de otro mundo, hay que estirpar su carne de dentro, de un caparazón, utilizando instrumentos. Son pues, elementos más relacionados con el mundo mineral.

martes, 3 de marzo de 2009

El valor de la apariencia

Una corriente a favor de la intuición, la emoción, el instinto o el golpe de vista ha dado la vuelta al lema de "las apariencias engañan".

Las apariencias, a las que se atribuía el engaño, han venido a ser la manera más cierta de conocer la verdad. Por la impresión o el impacto se decide la compra o el consumismo. Pero también, según la neuroeconomía, inversiones de mayor categoría. De la misma forma, en la selección de candidatos para casi cualquier actividad, la entrevista personal de unos minutos decide con más fuerza que otros contrastes objetivos

"Nadie cree básicamente en lo real, ni en la evidencia de su vida real. Sería demasiado triste", dice Jean Baudrillard en El crimen perfecto. El crimen perfecto es el de la muerte de la realidad.

En la mujer es lo femenino como apariencia lo que hace fracasar la profundidad de lo masculino. Las mujeres harían bien en dejarse seducir por esta verdad, pues ahí está el secreto de su fuerza. Ni siquiera es exactamente lo femenino como superficie lo que se opone a lo masculino como profundidad, es lo femenino como indistinto de la superficie y de la profundidad. O como indiferencia entre lo auténtico y lo artificial.

Algunos trompe l´oeil del studiolo

Las pinturas del duque de Urbino, Federico de Montefeltro, en el palacio ducal de Urbíno : enteramente hechos en trompe-l’oeil en el corazón del inmenso palacio. Fabricado por Sandro Botticelli y el arquitecto Baccio Pontelli como juego de artificio, sin pretender confusión con la realidad. Es el triunfo de la perspectiva arquitectónica erudita, de un espacio desplegado según las reglas. El studiolo es un microcosmos inverso: separado del resto del edificio, sin ventanas, sin espacio propiamente dicho — en él el espacio es realizado mediante simulación.

Hay un verso en La Tempestad, de Shakespeare, que resume uno de los puntos centrales del budismo: “Estamos hechos de la materia de los sueños”. Para el Gran Vehículo o Mahayana (la corriente esotérica del budismo) el universo nos presenta continuamente formas, colores, olores, sonidos y sensaciones, pero detrás de esas apariencias no hay nada. El universo es ilusorio y vivir es soñar.