martes, 30 de septiembre de 2008

El amor ilimitado


Según la Sátira IV Mesalina trabajaba en un burdel con el nombre de Lycisca, 'la mujer-perra'. Grabado de Agostino Carracci, siglo XVI.


En lo que se llama hacer el amor, sabemos muy bien que hay una desigualdad tremenda entre sexos. Los hombres son limitados, numéricos; el más atlético de todos queda encerrado dentro de números que se pueden contar con los dedos de una mano. En el otro lado no hay ningún límite más que el puro agotamiento.

Mesalina, presentada por Juvenal:Al fin, cansada, pero no rendida (se refiere a una noche de Mesalina que se había ido a hacer de prostituta por algún sitio), pero no saciada de hombres”.

El hecho de que el placer sea ilimitado en principio, lo incluye en lo vago, lo sumergido de la imaginación femenina, y es una de las fuentes del temor del sexo dominante, que es dominante por eso, porque es limitado y teme lo ilimitado.

Freud, en una de sus cartas a Fliess (su amigo más cercano) recoge el caso de una muchacha de veinte años amante de un banquero de sesentón, que tenía muchos orgasmos en una misma relación, cinco, seis y el banquero consulta a Freud: ella tiene como desmayos, pérdidas. En definitiva, incompatibilidad de eso con los parámetros mensurables de nuestro mundo.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Ludwig

Neuschwanstein
Ludwig muy jóven

Otto Federico Guillermo de Wittelsbach , hijo de Maximiliano II y de la Reina María de Prusia, nieto de Guillermo de Prusia y de Luis I de Baviera - amante de la famosa Lola Montes -, nació en Nymphenburg, Baviera, el 25 de agosto de 1845.

"Un eterno enigma quiero permanecer para mí y para los demás", le había escrito cierta vez a su institutriz, y ese enigma fascina aún. Yo lo descubrí por el film que pusieron en TV en 4 capítulos, Ludwig, de Visconti, con Helmut Berger, que realmente se parecía, excepto que el Ludwig real rápidamente engordó y se deterioró su belleza física juvenil.

Luis y su hermano Otto fueron educados severamente y con un fuerte sentido de la obligación. Sus padres se mantuvieron a cierta distancia.

"A Luis le gustaba disfrazarse …, disfrutaba haciendo obras de teatro, le encantaban pinturas y similares y él regalaba … de buen grado dinero y cosas de su propiedad" señalaba su madre. Todo esto continuó así. También su gran fantasía, su tendencia al aislamiento y un acusado espíritu de soberanía se atestiguan desde su infancia.

A los 18 años ocupó el trono de Baviera con el nombre de Luis II.

En un comentario retrospectivo hecho en 1873, diría él mismo: "He sido rey excesivamente pronto. No he aprendido lo suficiente. Había comenzado tan bien, ... estudiando derecho público. De repente fui arrancado y sentado en el trono. Ahora, todavía intento estudiar"

Ya en el año 1866 sufrió la mayor derrota de su vida: La expansionista Prusia venció a Austria y Baviera en la "Guerra Alemana" de 1866. Desde entonces Baviera dependería de Prusia en política exterior y su rey se convirtió en dependiente de su tío prusiano, con una autonomía muy limitada. Entonces, liberado Ludwig de buena parte de los asuntos de estado, se empezó a dedicar a la cultura, su fascinación.

Wagner

Los dramas musicales y escritos de Richard Wagner entusiasmaban ya al príncipe cuando era heredero. Luis quería llevar al compositor a Múnich tan pronto fuera rey y llevar a cabo la idea de los festivales. En 1864 llamó a Wagner a la corte sacándole con ello de una gran estrechez económica.

"… Hoy he sido llevado ante él. Por desgracia es tan bello y genial, inspirado y magnífico, que temo que su vida se desvanezca como un fugaz sueño divino en este mundo malvado. De la magia de sus ojos no puede Vd. hacerse ni idea: ¡ si pudiera sobrevivir; es un milagro demasiado inaudito!", escribió el compositor tras su primer encuentro.

En los años siguientes, Múnich se convirtió en capital musical europea con los estrenos de "Tristán e Isolda" (1865), "Los maestros cantores de Núremberg" (1868), "El oro del Rin" (1869) y "La Walkiria" (1870). Con ello Luis II continuaba brillantemente la tradición de mecenazgo de la casa de Wittelsbach.

Sin embargo, Wagner tuvo que abandonar Múnich ya a finales de 1865 por haberse inmiscuido en negocios del gobierno. Tiempo después, Luis II protestó ante manifestaciones antisemíticas de su amigo, pero continuó sufragando el costoso mantenimiento del talento de Wagner. La planeada monumental sala de conciertos se construyó, de forma mucho más simplificada, en Bayreuth, inaugurándose en 1876 con el ciclo "El anillo del Nibelungo"; en 1882 se estrenó "Parsifal". Sin el entusiasmo de Luis II no se hubieran podido celebrar los festivales de Bayreuth, los más prestigiosos del mundo en cuanto a música clásica.

Ludwig más maduro y gordito

Arquitecto

Luis II estaba convencido de la idea de una monarquía santa por la gracia de Dios. En realidad él era un monarca constitucional, un dirigente estatal con derechos y deberes y poca libertad de movimientos. Por ello construyó su universo paralelo, su fantástico mundo aparte, en el que – lejos de la realidad – podía sentirse como un verdadero rey. Desde más o menos el año 1875 vivía de noche y dormía durante el día.

Ya desde el año 1868 habían surgido bocetos ideales creados por escenógrafos de un "Nuevo Castillo de Hohenschwangau", más arriba del apacible castillo de Hohenschwangau de su padre, y de un "Palacio bizantino" y de una copia de Versalles. Desde el comienzo su universo paralelo trascendía las épocas. El "Nuevo Castillo" (posteriormente llamado Neuschwanstein), transportaba al imperio cristiano medieval.

La construcción de este palacio, que Luis exigió que estuviera hecho de cabo a rabo por trabajadores bávaros, con materiales bávaros, sin apenas importaciones extranjeras, desarrolló una poderosa artesanía que hace que, hoy por hoy, Baviera siga siendo uno de los enclaves industriales más poderosos de Alemania.

El nuevo Versalles, construido desde 1878 en el lago de Herrenchiemsee, rememoraba el absolutismo barroco de los Borbones como reyes de Francia.

Contrariamente a lo que se piensa, en principio Luis II utilizó su fortuna familiar para la construcción de estos castillos, aunque pronto no le era suficiente y acabó endeudando fuertemente a su Estado. En la construcción de los castillos fue ayudado por el diseñador de edificios Christian Jack.

Al contrario que sus estancias en las montañas, las de Múnich se fueron haciendo cada vez más cortas. Para mantener vivo su universo paralelo le ayudaban las "representaciones privadas" en el teatro de la corte de Múnich, representaciones de teatro y operísticas privadas, sólo para el rey.

El Grial

Luis II se fue identificando cada vez más con Parsifal, figura de sagas medievales que, gracias a la pureza y a la fe, se convierte en rey del Grial y con ello en salvador de su antecesor, un gran pecador. La lucha interior relacionada con la liberación de los pecados y la pureza se refleja de modo dramático en los diarios de un rey que era muy creyente. La última ópera de Richard Wagner, "Parsifal", compuesta desde 1877, trata precisamente este mito como tema. Entre Wagner y sus allegados llamaban al rey "Parsifal". Neuschwanstein, en sus orígenes dedicado a los cantores medievales, fue reinterpretado como castillo del Grial y la Sala del Trono se decoró como la sala del Grial.

Amores

A pesar de que ciertas películas hayan insinuado una relación amorosa entre Luis II y la futura emperatriz Sisi esta relación es carente de fundamento y sin base real.

A través de su reinado, Luis tuvo una serie de enamoramientos con hombres apuestos. En 1869, comenzó a llevar un diario en el cual registró sus pensamientos privados y habló de sus tentativas de suprimir sus deseos sexuales y mantenerse fiel a sus dogmas católicos. Los diarios originales de Ludwig se extraviaron durante la Segunda Guerra Mundial y todo lo que queda hoy son copias de escritos hechos antes de la guerra. Estos escritos copiados del diario, junto con cartas privadas y otros documentos personales que han sobrevivido, sugieren que Luis luchó contra su homosexualidad.

Desde 1885 los bancos extranjeros amenazaban con embargo. El rechazo del rey a reaccionar racionalmente ante esto fue, en 1886, el desencadenante para la declaración de su incapacidad para gobernar y su derrocamiento por el gobierno – un procedimiento no contemplado en la constitución bávara. Luis II fue internado en el castillo de Berg.

Su muerte se produjo en el lago de Starnberg el 13 de junio de 1886. Por la tarde-noche Luis pidió pasear con su médico-psiquiatra Gudden. Éste aceptó de buen grado y mandó a los guardias que no les siguiesen, ya que confiaba en Luis debido a su reciente recuperación. Los dos hombres nunca volvieron y fueron encontrados ahogados dentro del lago Starnberg a las 23.30. La muerte estuvo bajo sospecha de todos, de hecho, Luis era un gran nadador, y se dice que fueron dos hombres los que "amablemente" le acompañaron hasta el lago. Otra versión es que el propio Ludwig, espantado con la perspectiva de su reclusión, asesinó al médico y luego se suicidó.

Descanse en paz.

jueves, 25 de septiembre de 2008

La Cárcel Modelo

Momia de Bentham con su cabecita real a los pies

En Londres se puede visitar la momia de Jeremy Bentham. Lo encontrará con su sombrero y su bastón, mirando con a los estudiantes desde su vitrina en un hall del University College. Al morir, el filósofo Jeremy Bentham (1748-1832), padre del «Utilitarismo», dispuso que su cuerpo embalsamado y vestido con su propia ropa, quedara en la universidad.

Desgraciadamente, la cabeza de Jeremy se estropeó en el proceso, así que tuvieron que reemplazarla con otra de cera y guardar la original en la caja fuerte. Antes de eso, estaba la original a sus pies y la de cera incrustada en el cuerpo. Una vez al año se le saca de su cubículo y preside las reuniones del claustro de la Universidad. Ver fotos ilustrativas.

Bentham tal cual se expone ahora

Bentham fue mundialmente famoso en su época. Fue filósofo, jurista, seguidor de Adam Smith, padre de la economía contemporánea. Francia lo hizo ciudadano honorífico, lo que no le privó de asesorar en política económica a otros gobiernos europeos y americanos.

El más notable, y revolucionario de sus proyectos, es el proyecto Panopticón (1787). En el prólogo, Bentham declara sus objetivos: «Reformar la moral, preservar la salud, vigorizar la industria, difundir la instrucción, aliviar los gastos públicos... y todo mediante una simple idea en Arquitectura!».¿Cuál habrá sido esa simple y genial idea para mejorar el mundo? Pues fácil: una cárcel. La cárcel perfecta.

El Panopticón sería un edificio redondo, compuesto de innumerables celdas solitarias, provistas de grandes ventanas enrejadas, todas las cuales podrían ser vigiladas por un solo guardián atisbando desde una torre en el centro del círculo. Esencial en la idea (como lo notó Foucault), es que el guardián podría ver a los reclusos pero estos no a él. Siendo Jeremy un economista utilitario, la gracia era rentabilizar el concepto, así que no se limitó a proponerlo para penitenciarias. También afirmó que sería: «aplicable a industrias, asilos de pobres, lazaretos, hospitales, manicomios, y escuelas».

En lo concerniente a los colegios, Jeremy Bentham recomienda su sistema no sólo para vigilar que los niños estudien, sino especialmente para cautelar la virginidad de las niñas. «Que grandes ventajas se podrían obtener estableciendo un internado para jovencitas diseñado conforme a este plan». Cada una en su celdilla, observadas día y noche por el ojo invisible del Gran Panopticón. Mientras los estudiantes, encerrados en las suyas, y privados de acceso a las vírgenes, quedarían obligados a lo que más detestan: estudiar.

Hay algo perturbador en esta «simple idea arquitectónica» del antepasado de las economías utilitarias. Algo que evoca los laberintos -perfectamente racionales- de Borges, como la Biblioteca de Babel («El universo es... un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas»). Y las Carceri de los dibujos de Piranesi. Y esos objetos imposibles de Escher, en los que una vez que la mirada entra ya no encuentra cómo poder salir.


Recreación de La Biblioteca de Babel de Borges

Monstruos de la razón reales, como el campo modelo de Sachsenhausen, en las afueras de Berlín, donde los nazis realizaron en parte el ideal Benthamiano. Un solo nido de ametralladoras en la torre podía barrer las calles radiales del campo. O monstruos más o menos benignos, como las «estaciones de trabajo» con paredes de cristal, en los que trabajan tantos oficinistas contemporáneos para ser mejor vigilados desde las ventanas del jefe.

Bentham dedicó una gran parte de su tiempo y casi toda su fortuna para promover la construcción de una prisión siguiendo su esquema. Tras muchos años e innumerables problemas financieros y políticos, consiguió el permiso del Parlamento inglés para la compra de un lugar donde levantar la prisión. Aunque más tarde, en el 1811, el Primer Ministro se lo revocó, aunque concediéndole una indemnización de 23.000 libras.

Más fortuna tuvo en el exterior, donde a lo largo de los siglosXVIII, XIX y XX varias cárceles se adaptaron a su modelo, ya en Edimburgo y Sicilia, a finales del propio siglo XVIII y más tarde en otros muchos países.

Como avanzamos, en 1975 el filósofo francés Michel Foucault hizo una crítica del panóptico de Bentham en su obra “Vigilar y castigar”, considerándolo un edificio totalitario. Para Foucault la clave está en la invisibilidaddel carcelero del panóptico, que lo convierte en un carcelero que pese a no saber si está o no está vigilando, puede estar en todas partes y en todo momento. Para reforzar esta idea en el subconsciente de los reclusos, los carceleros tenían que demostrar cada cierto tiempo su poder por medio del castigo. Finalmente Foucault consideró esta “invisibilidad” del vigilante un método disciplinario opresivo.

Las ideas de Bentham inspiraron también a George Orwell en su novela “1984”, la descripción de un estado totalitario dominado por un gran hermano que todo lo ve.

Lo que nuestro filósofo busca resolver es: crear una cárcel barata, donde un número pequeño de personas, cuide de una comunidad grande. Se reforme la conducta de los hombres y se les liquide su inclinación delictiva. El trato humano a los presos no implique un gasto excesivo. Los prisioneros sirvan de ejemplo a los hombres libres, y les alejen del delito.

Hasta entonces durante la época de las monarquías absolutas, la lucha contra el crimen consistía en el uso de penas ejemplares que intentaban asustar a los delincuentes. Por otro lado como el crimen se asimilaba al pecado, castigar era más que legítimo. Sin embargo se vio que no era un sistema demasiado eficaz. Bentham se acerca a pesar de cierta ingenuidad en sus ideales, a los de la Revolución Francesa.


Modelo de panopticón

domingo, 21 de septiembre de 2008

Las rubias de bote y los franceses

Isis, la felatriz de Osiris

El dicho "Rubia de bote, chocho morenote" no es del todo cierto. Hoy hablaremos de cosas digamos que para mayores de 18 años, con algún humor, claro.

He comprobado y refrendado que el pelo del pubis es más oscuro que el del cabello. Por lo que una rubia natural no muy acentuada podría parecer de bote si vemos su pubis y no aplicamos un razonamiento cauteloso, dadas las circunstancias.

¿Y para qué servirá el vello en el pubis en ambos sexos?. Parece que tuvo una primera misión de proteger contra el frío, igual que el resto del pelo del cuerpo. Ahora esa función sobra. Luego podría, en esta caso en la mujer únicamente, ser una barrera contra la entrada de suciedad o gérmenes en la vagina. Quizá por ese motivo es más rizado que el pelo del cabello, otro misterio.

Por último puede tener la misión de retener el olor, el sexual, el de las feromonas, en el fondo una función reproductiva.

Una desventaja es que con el calor la higiene es más complicada en esa zona. En definitiva yo aconsejo la depilación. El cuerpo se acostumbra. Como a todo cambio. La primera vez pica al crecer, luego ni te enteras. (1). Yo soy un fan de la depilación, es la manera de que no se traguen pelos al practicar la felación, Y aunque fláccida parece más infantil, al entrar en erección , depilado, parece más grande, destaca más.

Así enlazo con otro asunto sexual que me preocupa, el de la felación. Leí un artículo en el diario Adn sobre cómo practicar bien una felación. Me parece poesía, no incide en lo fundamental. Yo destaco cuatro detalles que pasan desapercibidos:

a) Se coge mucho el pene con la mano y se menea con ella para dar el toque de ayuda con la boca. Error. Debe ser la revés, apenas usar la mano, se trata de dar una sensación como de una vagina con vida. Hay que utilizar la boca y apenas las manos, las manos para acariciar otras partes.

b) Hay que procurar que roce la garganta, nuevamente la sensación de vagina. Si no se traga profundamente, se escamotea la gran posibilidad de vagina o ano articulado que tiene la boca.

c) Muy importante, Concentrarse en no tocar con los dientes el pene. Muchas no se dan cuentan y es un retroceso en el placer. Unos dientes ahí como si estuvieses en la boca de la piraña. Desagradable

d) Si se puede, dejad que eyaculen dentro. El sacarla para eso es como el coitus interruptus, ese método cutre de anticoncepción.

(1) Y sabéis porqué el cuerpo se habitúa. Por la plasticidad cerebral. La zonas neuronales que regulan el picor como mecanismo de defensa ante una fibra o producto agresivo se reconvierten, se adaptan.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Otra forma de ver el amor (II)



"El amor es ciego, pero el matrimonio le devuelve la vista" (Lichtenberg).

"No existe la relación sexual", dijo Lacan en su momento, y causó sorpresa en el mundo civilizado (en España no hubo tal extrañeza porque como nadie lo leía, ni se enteraron, es decir, siguieron follando). Pero el mundo civilizado se escandalizó. En realidad lo que quiso decir Lacan no fue que el amor no existe, sino que la relación sexual es lo que los escolásticos llamaban una contradictio in adjecto (una contradicción entre un término y lo que le sigue, por ejemplo entre un sustantivo y su adjetivo). Donde hay sexo no hay relación, sólo goce. Lacan decía que “el goce, en tanto que sexual, es fálico, es decir, que no remite al otro como tal” (J. Lacan, Seminario XVII, El Reverso del Psicoanálisis,. Ed. Paidós). Todo en el sexo es juego. Y en el juego el contrincante es únicamente una ficción. Desde Dostoievski en El Jugador, desde Malraux en La condición humana, sabemos que el jugador sólo juega contra sí mismo.

El amor es una invención de Occidente. Léase a Proust, casi siempre da en el clavo cuando habla del amor: "Amamos a partir de una sonrisa, una mirada, un hombro. Con eso basta; entonces, en las largas horas de esperanza o de tristeza, fabricamos una persona, componemos un carácter".

Denis de Rougemont estudia lo mismo: En El amor y Occidente, compuesto en 1938, se ocupaba del amor pasión. Aunque la mayoría no hayamos leido la historia de Tristán e Isolda, su trasfondo mítico ocupa nuestras mentes, nuestros hábitos amorosos, los guiones de Hollywood, la historia entera de nuestra literatura. Gracias a ese mito y a esa literatura, nosotros los occidentales amamos como amamos -e, inevitablemente, nos divorciamos como nos divorciamos- . ¿Cuántos hombres y mujeres se sentirían "enamorados" si no hubiesen oído hablar de esa clase especial de amor, precisamente el amor pasión?

Según De Rougemont, no hay, rastros de tamaño mito en otras culturas. Asia lo ignora. Lo que más se parece al verbo amar en chino, es la palabra que designa la relación entre madre e hijo. De ahí que la crisis del matrimonio sea algo muy específicamente occidental. Con el concepto pasional del amor, el matrimonio está condenado al fracaso. Porque el origen de este sentimiento inventado por los trovadores europeos del siglo XII es, en última instancia, místico. "La historia del amor pasión -escribe el autor- es el relato de las tentativas cada vez más desesperadas que hace Eros para reemplazar una transcendencia mística por una intensidad emocional".



miércoles, 17 de septiembre de 2008

El Grand Tour



A finales del siglo XVI surge la costumbre de mandar a los jóvenes aristócratas ingleses a hacer el gran-tour al finalizar sus estudios con el fin de complementar su formación y adquirir ciertas experiencias. Era un viaje de larga duración (entre 3 y 5 años) que se hacía por distintos países europeos, y de ahí proceden las palabras: turismo, turista, etc.

El Grand Tour es un viaje motivado por la necesidad de instrucción de estos jóvenes aristócratas que en un futuro habrán de gobernar su país. Del conocimiento de la grandeza de Roma, Paris o Atenas así como de los debates en los cafés de los grandes centros termales, los viajeros deberían aprender como llevar las riendas de un Imperio como el británico. Para algunos autores éste es el auténtico fenómeno fundacional del turismo moderno ya que surge como un fenómeno revolucionario en paralelo al resto de transformaciones que se dan en la Ilustración.

El Grand Tour era un itinerario de viaje por Europa que se desarrolló desde los años 1660 hasta la llegada de los viajes masivos en ferrocarril (a partir de la década de 1820) Fue popular entre los jóvenes británicos de clase alta y servía como un rito de pasaje educativo para los más ricos. Su valor primario residía en la exposición tanto al arte del Renacimiento como a la sociedad aristocrática del continente europeo. Un grand tour podía llevar desde varios meses a varios años. Pretendía ilustrar, enseñar a los futuros funcionarios del Imperio los logros conseguidos por las grandes civilizaciones pasadas, más allá de lo estudiado en los libros de texto.

Estos viajes se hacían con séquito de sirvientes y a las órdenes de un tutor, que solía ser el encargado de programarlo con todo detalle, fijando la fecha de salida, las ciudades a visitar, los contactos a establecer, las actividades a realizar, los medios de transporte a contratar (si es que no se contaba con medios propios) las formas de alojamiento a emplear y la fecha de regreso.

A pesar de ser minoritarios, el historiador Gibbon afirma que a fines del siglo XVIII podía haber en Europa unos cuarenta mil ingleses practicando el Grand Tour educativo, sin contar los que estuvieran haciéndose por otros motivos, un volumen que en aquellos tiempos es francamente reseñable.

El Grand Tour era ya en la segunda mitad del siglo XVIII una costumbre consolidada no solo en la sociedad inglesa sino también en otras sociedades europeas y americanas, costumbre que ya obedecía más a prácticas sociales ostentosas que al riguroso cumplimiento de fines educativos, lo que podría explicar que los jóvenes lo utilizaran más como forma de diversión que de formación.

-También en España-

Cuando el llamado Rey Prudente, Felipe de Austria, futuro Felipe II, tenía 21 años de edad, hizo un largo viaje de tres años de duración, entre 1548 y 1551, con origen en Valladolid y destino en Bruselas. Aquel viaje fue ante todo un viaje de Estado. Felipe viajó para responder a la llamada de su padre, a la sazón enfermo de gota, quien había tomado la decisión de abdicar. Tal pretensión exigía que el heredero estuviera presente en la Dieta Imperial, lo que obligó a que el príncipe se desplazara hasta donde estaba el rey para más tarde convocar el órgano que se acaba de citar. Pero también está claro que aquel Grand Tour se aprovechó para que el príncipe conociera a los que serían sus súbditos al tiempo que completaba su formación como gobernante y trababa sólidas amistades con lo más granado de la nobleza gobernante de Europa. El historiador Kamen escribe literalmente que Felipe y sus acompañantes “en cada población hacían un poco de turismo y admiraban las fortificaciones".

- Se extiende el Gran Tour -

A finales del siglo XVIII y durante las primeras décadas del siglo XIX, el Reino Unido vivió una etapa de gran crecimiento económico, derivado de la Revolución Industrial. Un mayor número de familias accedía a la educación superior y contaba con los medios necesarios para complementarla en el extranjero.

Los adelantos técnicos en los medios de transporte, abarataron el coste de los viajes, a la par que redujeron las distancias y muchas incomodidades. Fueron creadas líneas marítimas regulares para el paso del Canal de la Mancha (las primeras datan de 1820), varios túneles horadaron la hasta entonces barrera alpina y el trazado ferroviario se fue extendiendo por gran parte de Europa.

A los caballeros ingleses de ilustres linajes se añadieron hombres y mujeres de la nueva burguesía enriquecida. Muchos utilizaron para ello las líneas de ferrocarril que unían Inglaterra con Brindisi, en la Italia meridional, como parte de la ruta hacia la India.

En los lugares de destino, el impacto de esa masificación se hizo evidente, como lo reflejó el escritor alemán Heinrich Heine en un fragmento de sus Cuadros de viaje (1826-1830): "Los ingleses abundan tanto en Italia que no hay modo de pasarlos por alto. Cruzan este país en enjambres, acampan en las hospederías, corren por todas partes a verlo todo y no es posible imaginar un limonero en Italia sin una inglesa junto a él, oliendo las hojas, ni pensar en una galería de arte sin un grupo compacto de ingleses, con sus guías en las manos, mirando si está allí todo lo que el libro cita de notable".

El Grand Tour fue así perdiendo su carácter elitista y también sus metas iniciales. De método de enseñanza fue transformándose en viaje de placer, y dio paso, poco a poco, al turismo moderno. A mediados del siglo XIX, el empresario Thomas Cook comenzó a ofrecer viajes organizados para grupos numerosos, que dejaban atrás las brumas o nieves de su país en busca de ciudades monumentales, playas tranquilas o lugares lejanos y exóticos. Lejos quedaba ya el espíritu que animó a aquellos que, por voluntad propia o por deseo paterno, quisieron conocer los resortes que habían hecho funcionar la civilización antes de pasar a dirigir sus destinos.


domingo, 14 de septiembre de 2008

Otra forma de ver el amor


Decía Oscar Wilde que el matrimonio puede ser confortable, pero jamás placentero. Y en cuanto al amor eterno, Groucho Marx señalaba que es ese que no hay manera de quitarse de encima. En La Celestina, el padre de Melibea da unas voces tremendas acusando al amor de ser la ruina de las familias.

Antes del surgimiento del amor romántico, los campesinos se casaban con quien podían. Los aristócratas con quien debían. Luego cada cual se las arreglaba para tener una actividad sexual conforme a sus gustos, de modo que matrimonio y sexualidad sólo coincidían para la reproducción.

El amor romántico, tal y como lo entendemos ahora, es un producto cultural que nació en el siglo XII en la Provenza, con los juglares, como estudió Denis de Rougemont, Y nace con la dificultad, cuando surge algún obstáculo en dar rienda a esa base fisiológica que es el sexo, entonces se sublima y se produce una suerte de ensoñación sobre ese menester fisiológico. La ensoñación ante la imposibilidad es lo que se llama amor en el sentido actual.

Gráficamente, un castillo, una dama en la ventana y abajo el juglar tocando la mandolina. El marido está en las cruzadas o cazando jabalíes y ese juglar quiere hacer el amor con ella. Al final puede que incluso la dama le facilite una cuerda, trepe y haga el amor con ella. O que todo se quede en galanteo. Como la extravagante historia de Flamenca, escrita a finales del siglo XIII ; unos baños públicos de aguas termales son el escenario donde tiene lugar el adulterio entre la protagonista y su caballero enamorado, Guilhem de Niviers. En ella se narra la historia de una mujer casada y un caballero enamorado, el cual recurre a un medio de seducción curiosísimo. Como sólo puede verla en misa, se sitúa cerca y aprovecha cada vez que los fieles besan el misal como despedida litúrgica, para soltar dos palabras. Al domingo siguiente, dos más. Al cabo, ella le contesta con otras dos. Y así sucesivamente hasta que con el tiempo (mucho, se supone), el caballero logra seducirla, los adúlteros organizan un plan delirante y finalmente lo llevan a cabo con gran regocijo.

De esa dificultad nace el amor. Muchos de los que escriben sobre el amor, precisamente lo hacen sobre lo que no han consumado. Dante nunca consiguió hablar con Beatriz, si lo hubiese conseguido, y no digamos si se hubiesen casado, se habría acabado todo, incluída La Divina Comedia.

Dante, que veía pasar a Beatriz desde niña, se encontró con ella por primera vez en la plaza cuando ella tenía 8 años y él 15 y ni siquiera hablaron. Después la ve pasar hacia la misa en una capilla de Florencia. Más tarde se la encuentra ya casada y en un último encuentro en la iglesia se produce un juego de miradas. De toda esa dificultad nace la idea de amor.

jueves, 11 de septiembre de 2008

La noche

Piero de la Francesca, sueño de Constantino

Omnipresente en la literatura, Las mil y una noches, Sueño de una noche de verano. San Juan de la Cruz, la Noche oscura, la que juntaste amado con amada. Jesús nace de noche y resucita de noche. Novalis, su romanticismo es un cántico a la noche. Los nocturnos de la música clásica, Chopin escribió 16. Hasta en el derecho, la nocturnidad es un agravante, en el código penal.

Porqué nos da miedo y nos atrae la oscuridad de la noche. En parte tiene mala prensa, la muerte se asocia con el sueño, en la simbología se contrasta con la luz, la vida. Es síntoma de soledad, depresión, pero también de orgía. Porque el hombre puede romper con el ritmo de la naturaleza y vivir y actuar por la noche.

En el arte, la primera pintura de un nocturno que recuerdo es el ciclo de frescos La leyenda de la cruz del pintor Piero de la Francesca, en el coro de la Basílica de S. Francisco en Arezzo. En uno de ellos, el titulado El sueño de Constantino , un ángel viene a alertarlo de que vencerá al paganismo y de éste emana la luz.


La noche procura una concentración que el día no tiene. También desinhibe, es cómplice. Envuelve y consigue un espacio cálido. Es tiempo de franquezas. En la noche de San Juan la sociedad se recuerda a sí misma que su basamento es el desorden, el caos.

La noche es engaño y disfraz, disimulo. La luz en exceso ciega. Venimos de una cultura de miles y miles de años en los que no había electricidad, era una cultura diurna. A partir del siglo XVI empieza una cultura de la noche; en ese siglo,en el XVII y XVIII también, todas las reuniones en los salones franceses, las fiestas del Vaticano, eran de noche, a la luz de innumerables candelabros, muy caluroso en verano.

En la noche, siendo la parte del día que se destina al descanso, a la vez es el momento en que todo lo importante sucede, los amores, las confesiones, las grandes inspiraciones. Nos reflejamos en ella porque todos tenemos una parte oscura que nos es indispensable. El amor, el horror, reclaman el mismo escenario: la noche.

En Noruega hay seis meses de noche absoluta, lo que eleva la tendencia al suicidio, para evitarlo, durante el día, las luces de las calles van a mucha mayor potencia que durante la noche,para que exista diferencia.

Hay una película de fines de los 70s, de Alain Resnais, Providence, en ella un hombre cree estar muriéndose en una noche terrible insomnio, lleno de rencores y visiones apocalípticas. Todo eso se desvanece por el día, los rencores caen y vuelven las pequeñas alegrías. La noche termina bien, con la claridad, mientras que el día acaba cayando poco a poco en tinieblas.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Y dijo el tonto, " Yo opino..."

¡Cuidadín que opino y a tragar!

Vivimos en una época en que se oye la opinión disparatada de que todas las opiniones son respetables. Si algo les pasa a las opiniones es que no son todas respetables. Si todos hubiéramos creído que todas las opiniones son respetables no hubiéramos descendido todavía del árbol.

Las personas si que son respetables, sean cuales fueren sus opiniones, pero no todas las opiniones son respetables. Una persona que dice que dos y dos son cinco, no puede ser encarcelada, no puede tomarse ninguna represalia contra ella, pero lo que es evidente es que la idea de que dos y dos son cinco no es tan respetable como la idea de que dos y dos son cuatro.

La mitificación de la opinión propia lleva a considerarla como algo que se sustrae de la discusión, en lugar de algo que se pone sobre la mesa, algo que tenemos que discutir –discutere en latín es ver si un árbol tiene raíces, si las cosas tienen raíces–, ver si está enraizada en algo. Cuando se propone una opinión, no se propone como quien se acoraza, no se supone que todas las opiniones son igualmente válidas, sino que están abiertas a contrastarse con pruebas y datos. Si no, no son opiniones, son dogmas.

La idea de que todas las opiniones valen lo mismo, de que la opinión del alumno de infantil vale lo mismo en cuestiones matemáticas que la del profesor de aritmética, no es verdad. Y la idea de que es un signo de democracia o de libertad que cualquier idea vale lo mismo que cualquier otra y que da lo mismo que quien la sostiene ignore los mecanismos del asunto, no pueda aportar ninguna prueba, no tenga datos, sea incapaz de razonar su postura, vale lo mismo que la opinión de quien conoce el asunto, es preocupante.

Sin embargo, hay una mitificación de la opinión como esa especie de encastillamiento del que se siente ofendido cuando es contrariado, como si las opiniones se pudieran herir. La idea de que las opiniones forman cuerpo con nosotros, y que el decir “es mi opinión” da un grado de razón superior al de la opinión del vecino y se considere como un signo de liberalidad intelectual, cuando la única liberalidad que existe es reconocer que las opiniones deben estar fundadas en la razón y que nadie tiene derecho a exponer sus opiniones si no tiene razones para justificarlas. La postura auténticamente libre, abierta y democrática es sostener que es la razón la que vale y que las opiniones deben someterse a ella, y no que son las opiniones las que por sí mismas, por tener una persona detrás, se convierten en inviolables porque la persona es.

Ver las razones de otros forma parte de la racionalidad. Aceptar haber sido persuadido por razones suele estar muy mal visto, como si dar muestras de racionalidad fuera algo muy malo, cuando en realidad el hecho de cambiar de opinión demuestra que les sigue funcionando la razón. El mundo esta lleno de personas que se enorgullecen de pensar lo mismo que pensaban a los 18 años; probablemente no pensaban nada ni ahora ni a los 18 años, y gracias a eso se mantienen invulnerables a todo tipo de argumentaciones y razonamientos.

viernes, 5 de septiembre de 2008

La queja que no cesa

Obra del pintor alemán Neo Rauch

Ahora predomina una cultura infantilizada de la queja, en la que el Gran Hermano ( sea quien sea) tiene siempre la culpa y la expansión de los derechos se produce sin la otra mitad : los deberes y obligaciones... Si quiero tener el derecho de ser médico, primero deberé aprobar la carrera, si quiero disfrutar de la conducción en autovías, antes deberé pagar impuestos y no darme al vicio del dinero negro, para que se puedan construir. No hay un derecho sin su deber correspondiente.

El énfasis se pone en lo subjetivo: cómo nos sentimos sobre las cosas, más que lo que pensamos o podemos saber. Sin entrenamiento en análisis lógico, mal preparados para desarrollar argumentos sobre cualquier asunto, desacostumbrados a textos mínimamente profundos, la gente se retira a lo que podrían llamar sí mismos: lo que sienten sobre las cosas.

Cuando los sentimientos y la actitud son los referentes principales de un argumento, atacar cualquier posición es automáticamente insultar al que la sostiene, incluso atacar sus “derechos” tal y como los perciben ellos.

martes, 2 de septiembre de 2008

La plasticidad neuronal

Hasta el cerebro de Hommer se puede regenerar

En la Universidad de California hace unos 15 años, Michael Merzenich descubrió cuáles eran las neuronas en cerebros de monos que controlaban el dedo índice. Registró lo que sucedía con esas neuronas y luego extirpó el índice a algunos monos y, en dos semanas, las células de ese dedo ya estaban reasignadas y controlaban el dedo corazón. Y lo importante es que algo tan pequeño como eso puede tener repercusiones tan grandes en tan sólo dos semanas.

Lo adquirido se plasma en los circuitos cerebrales. Toda conducta acaba teniendo su reflejo en el cerebro; el entorno, los cambios adquiridos se codifican en las células del cerebro.

Otro ejemplo, el neurólogo Álvaro Pascual-Leone, señala que si te dejamos con los ojos vendados, en apenas unos días la parte de la corteza cerebral que normalmente procesa la información visual empieza a procesar la del tacto y la del oído, y aumenta la memoria verbal.

Ya se ha comprobado que el uso insistente del dedo pulgar por los jóvenes en los teléfonos móviles hace que ahora, cuando mueven ese dedo, se enciende un área mayor del cerebro. Para bien o para mal, toda actividad, toda percepción, cambia nuestro cerebro. Y todo pasa en el cerebro.

Norman Doige señala cómo los afectados por derrames cerebrales que han visto limitada la movilidad de la parte izquierda (o derecha de su cuerpo), reciben terapia durante un periodo en el que hacen ejercicios intensivos y progresivos (6 horas día) , que se centren en el empleo de las partes del cuerpo afectadas. Así, para evitar el uso de la mano sana, deben llevar puesto continuamente en la misma un guante de béisbol. El sorprendente resultado es que estas personas, forzadas a utilizar los miembros "lisiados", recuperan gran parte de la movilidad de los mismos.

Las terapias convencionales en estos casos no son tan intensivas (apenas una hora al día, con ejercicios repetitivos, no progresivos) y tratan de potenciar la "compensación", esto es, enseñan a desarrollar estrategias que ayuden a suplir la deficiencia ocasionada por la lesión cerebral. En esta terapia compensatoria tradicional, el cerebro acaba por percibir que un órgano no responde, en poco tiempo se adapta (ley de no uso) y deja de emitir señales para dicha función. Ésta terapia tradicional para lesiones cerebrales es consecuencia lógica del localizacionismo, según el cuál era imposible recuperar las funciones ubicadas en las partes dañadas del cerebro.

Pero ultimas investigaciones demuestran que es al revés. El cerebro sólo está a la espera de recibir los estímulos precisos para reconstruir circuitos y recuperar funciones.

Toda la neuroplasticidad puede resumirse en dos expresiones: aquéllas neuronas que emiten al mismo tiempo, acaban por conectarse; las neuronas que se activan por separado, terminan por desconectarse.

Incluso, según defiende el científico antes citado, Álvaro Pascual-Leone, el propio pensamiento, la imaginación, pueden llegar a producir cambios en la estructura del cerebro. Personas que se imaginan tocando un instrumento durante el mismo tiempo en el que otros efectivamente practican sobre un instrumento real, muestran similares niveles de destreza. Pascual-Leone también ha conseguido demostrar que es posible, mediante campos magnéticos intracraneales, mover partes de nuestro cuerpo de manera totalmente involuntaria.

Del cerebro conocemos aún poco; consume el 20% de la energía que gasta nuestro organismo, y consume casi la misma tanto cuando está muy activo como cuando está en reposo. ¿Para qué necesita tanta energía en reposo?. Aún dormido funciona en un 80%. Seguramente porque está focalizado hacia el interior. Marcus Raichle ha acuñado el término default network o red por defecto, que es la que actúa en estos casos. Cree que esta actividad cerebral "por defecto" se dedica a promover mecanismos de defensa para proteger la salud del organismo.