domingo, 29 de junio de 2008

Los inhumanos

Visto en la calle Cavendish, de Lorenzo Alessandri

El ser humano se ha fascinado, a lo largo de la historia, con los espectáculos crueles. Primero con los anfiteatros romanos. O la inquisición; en los autos de fe se reservaban balcones, la gente dormía en el suelo la noche anterior para no perder el mejor sitio. La Guerra Civil; cuenta Vilallonga que después de Misa las mujeres iban a ver los fusilamientos. Sade nos recordó que el gusto por la crueldad estaba arraigado en la naturaleza humana. No estaba desencaminado el marqués.

André Malraux en los años 30s se preguntaba a sí mismo qué se puede ya contar en la novela si los horrores más extremos que podemos inventar se quedan en algo casi infantil cuando hemos descubierto, a partir de Freud, que lo más monstruoso está en la mente, en el inconsciente del ser humano. Terencio decía que nada humano nos es ajeno. Pero parece que lo esencial de lo humano es lo inhumano.

domingo, 22 de junio de 2008

Breve historia de limpiarnos el culo


En la antigua Roma se practicó un hábito de la limpieza que podemos asociar con el uso del papel. Una esponja amarrada a un palo y sumergida en un balde de agua salada estaba a disposición en los baños públicos. Los usuarios compartían la herramienta, con la que se refrescaban.

En 1391 emperadores chinos ordenan la fabricación de hojas especiales para el baño, de medio metro de ancho por casi uno de longitud, supongo que lo trocearían.

Los colonos norteamericanos usaron las mazorcas de maíz hasta bien entrado el siglo XVIII. Minetras, en las zonas costeras se echaba mano de conchas marinas, y en islas como Hawai de las cortezas de coco.

En otras zonas encontraban muy útiles los libros y revistas de toda clase. Cuando aparecieron los periódicos, desde principios del siglo XVIII, pronto se hizo del baño su "segundo hogar".

El almanaque del agricultor venía con agujeros para una rápida acción de "lea y limpie". Los catálogos de grandes almacenes no tenían desperdicio.

Sin embargo, el público perdió "interés" en los años treinta, cuando las tiendas comenzaron a editarlos en papel brillante. Aquello fue motivo de queja ( no servían para asearse).

Otra historia, claro está, tenía lugar en castillos y mansiones. Ricos y poderosos no sometían sus traseros a semejantes rigores. Los suyos estaban hechos para paños de algodón.

El año 1857 marca el inicio de una cierta "democratización" del baño. Ese año, el empresario neoyorquino Joseph Gayetti sacó a la venta el que llamó, con todo orgullo, "papel terapéutico Gayetti"; se trataba de hojas de papel especiales para el baño, aderezadas con humectante y en presentación de quinientas por paquete, a 50 centavos de dólar cada uno; toda una fortuna para la época. Gayetti no tenía el menor reparo en pregonar que "papel terapéutico" era fruto de su ingenio. De hecho, su nombre aparecía impreso en cada hoja.

Poco parece haber cambiado el papel de baño los siguientes treinta años, hasta que en 1890 la compañía Scott lo "enrolla". Le causaba tanta vergüenza aparecer asociada a una cosa como ésa que decidió no poner su nombre en los paquetes. En aquel entonces, intermediarios dieron la cara por la avergonzada compañía, como el hotel Waldorf de Nueva York, aparecían anunciados en los rollos.

En 1932 la depresión obliga a los fabricantes a repensar su estrategia de ventas. La marca Charmin introduce el paquete económico de sólo cuatro rollos.

Pero, quizás, el gran reto para la tecnología del papel higiénico fue el de lograr una fibra más suave al tacto. En este sentido, la introducción del papel de dos capas en 1942 por parte de la empresa St Andrew, en el Reino Unido, fue un avance notable.

La importancia del papel de baño para el hombre moderno fue reconocida en 1944, cuando el gobierno de EE.UU. distinguió a una de las fabricantes, Kimberly-Clark por sus "heroicos esfuerzos" en el suministro del producto a los combatientes durante la II Guerra Mundial.

Hoy los hay de todos los colores, texturas y empaques. Ahora se estila el papel higiénico húmedo, tipo toallitas. Lo curioso es que en esta última evolución, las grandes marcas siguen siendo las mismas, Charmin, Scott...

Inventores japoneses amenazan ahora con convertirlo en una especie en vías de extinción: en 1999 se dio a conocer el "inodoro sin papel", un aparato que lava, enjuaga y seca las partes del usuario automáticamente.

jueves, 19 de junio de 2008

Dalí y la factoría Rubens

Pedro Pablo Rubens (taller) , Las consecuencias de la Guerra.

En el semanal de El Norte de Castilla de hace quince días, en un artículo sobre las falsificaciones hechas a Dalí, se apuntaba que éste pensó en organizar una suerte de taller en el que otros, ante la gran demanda y éxito de sus obras, pintasen y Dalí sólo diese toques surrealistas. Idea no original, pues ya existía desde Rubens.

La cantidad de encargos que constantemente recibía de las cortes europeas empujaron a Rubens a organizar una especie de cadena de montaje para atender la demanda. Tuvo un gran taller con aprendices, estudiantes y discípulos muy experimentados. Éstos trabajaban siguiendo las directrices del maestro, que en ocasiones sólo retocaba la obra. Expertos en paisajes o en la pintura de flores,iniciaban o completaban los lienzos, y algunos de sus colaboradores, como Van Dyck y Jordaens, alcanzaron fama universal.

Sus pinturas se pueden dividir en tres categorías: las pintadas por él mismo; las que pintó en parte ( sobre todo las manos y los rostros) y las que solamente supervisaba. A menudo, además, subcontrataba la pintura de elementos muy determinados, como las naturalezas muertas o las figuras de animales, dentro de las grandes composiciones, a especialistas como Frans Snyders o al propio Jordaens.


martes, 17 de junio de 2008

Franco, Hitler, Alemania

Franco y Hitler en el vagón de tren, en Hendaya.

Cuando se inició la Guerra Civil española, Franco sólo era conocido por algunos expertos en materia militar. Con el paso de apenas unos días, Franco fue capaz, sin embargo, de proyectar claramente una imagen de sí mismo en Roma y en Berlín, que lo convertía en el líder rebelde español más capaz de concluir con éxito acciones militares decisivas. Eso hizo que disfrutara del aprecio de Hitler y de Mussolini, si bien no era aún técnicamente, por así decirlo, el comandante en jefe de las fuerzas insurgentes. Pero la percepción inicial de ambos a propósito de Franco, como detentador de la llave que garantizaba la unidad de acción de las fuerzas militares levantadas contra la República, estaba más que justificada.

No obstante, el primer informe enviado por los representantes en España de Italia y de Alemania no era especialmente elogioso: “Franco no posee la apariencia física de un gran líder”, escribió el embajador alemán Faupel en su informe enviado a Berlín. Lo describía como excesivamente bajo de estatura, tímido, estólido, nada elocuente ni autoritario en sus maneras. Se daba además una tendencia, por parte de sus aliados en el Eje, a criticar el liderazgo militar de Franco, tachándolo de poco imaginativo y carente de miras; tanto los fascistas como los nazis le consideraban excesivamente “reaccionario”, “católico” y “clerical”, cosas que además tenían por inherentes al Movimiento Nacional, algo que no podía equipararse, según ellos, con el movimiento revolucionario “dinámico” y “moderno” que caracterizaba a los regímenes de Roma y Berlín. Así, el segundo embajador alemán en Madrid, Von Stohrer, dudaba de que Franco pudiera unificar, mediante la manipulación necesaria, a las fuerzas que en principio le sostenían.

Tales consideraciones, en cualquier caso, no parecieron preocupar en exceso a Hitler, al que tampoco interesaba demasiado la victoria rápida de Franco pues prefería utilizar la guerra en España como una diversificación estratégica que distrajera al mundo de sus movimientos operativos sobre la Europa central.

Hitler nunca mostró el menor interés personal por él hasta septiembre de 1940, cuando la posibilidad de que España se incorporase a la Segunda Guerra Mundial constituyó para Hitler un asunto de importancia. Hitler confiaba en convencer al Generalísimo en el famoso encuentro que ambos tuvieron en Hendaya, a finales de octubre de 1940. Varias horas de conversación con el dictador español, en las cuales mostró Franco gran resistencia a secundar sus planes y a comprometerse en obligaciones concretas, supusieron una experiencia nada grata, desde luego, para el Führer, quien diría después que prefería que le sacaran tres o cuatro muelas antes que tener que mantener otro encuentro con Franco.

Aunque al final, Franco y Serraño Suñer tuvieron que aceptar un protocolo de entrada en la Guerra en lucha contra Inglaterra, cuando se lo pidiesen las potencias del Eje y el ejército estuviese reconstituido, haciéndose cargo Alemania del material y demás necesidades de la Guerra, aparte de ayuda económica. Circunstancia que no llegó a darse.

Antes de aquella entrevista en Hendaya, la escasa opinión de Hitler sobre Franco era positiva, si bien siempre le había concedido aquel papel secundario del que ya se ha hablado, pero, desde luego, tras su entrevista se deterioró rápidamente. Franco, según Hitler, era “desagradecido”, y tanto él como su cuñado, Serrano Suñer, “jesuíticos”. No mejor consideración tendría Hitler sobre los soldados de la División Azul, a los que tachó de “intrépidos” y “sucios”, por su desprecio de la estrategia militar y el poco aseo que mostraban.

La opinión final de Hitler, en suma, fue que había cometido un gran error en España. Llegó a decir que, si Alemania ganaba finalmente la guerra, en cuanto brotase una nueva contienda civil en España, cosa de la que no dudaba, apoyaría a los “rojos”, que eran realmente revolucionarios y no reaccionarios y clericales como los franquistas.

Al contrario, Churchill y De Gaulle apreciaron a Franco por su anticomunismo y tuvieron influencia en su continuidad. Pero esa es otra historia...

jueves, 12 de junio de 2008

Imitación y seducción

La inaccesibilidad, otro secreto de la seducción

Baudrillard dice en sus Cool Memories (I). - las únicas traducidas al castellano - : “basta que hables a una mujer de otra para despertar en ella la idea de reemplazarla “, es esa la rivalidad primordial entre las mujeres…

Señalaba Aristóteles en la Poética que el imitar es algo connatural al ser humano desde su niñez y que el aprendizaje inicial se realiza por la mimesis. El antropólogo René Girard da un paso más y en Mentirá romántica y verdad novelesca habla de la mimesis de apropiación. Girard afirma que el hombre es incapaz de desear por sí mismo; en toda la literatura, en toda la épica, de Don Quijote a Madame Verdurin, de Shakespeare a Cervantes, siempre hay un mediador, un tercero que señala y refuerza el objeto de deseo. Ya decía Lacan que el deseo del yo es el deseo del otro. Deseamos lo que desean los demás.

Kant, en un librito titulado Idea de una historia universal en sentido cosmopolita subraya lo que ya había marcado Spinoza, que es precisamente lo mismo que enfrenta a los humanos lo que los une. Como cada ser humano quiere lo que quieren los demás, pero desgraciadamente muchas veces sólo puede haber un dueño, gracias a ello, la especie humana va desplegando todas sus capas para institucionalizarse como sociedad civil ( si todos deseamos lo mismo, debe haber instituciones para regular ese acceso)…Pero esa es otra historia…

En cuanto que el mediador desea lo que deseamos nosotros, se convierte en un rival. La rivalidad se acentúa a medida que la distancia entre el sujeto y su modelo-rival disminuye. Así, por ejemplo, D. Quijote tiene como modelo a Amadís de Gaula. En cada circunstancia en que se encuentra su pregunta es "¿que haría Amadís ahora?". Todos sus deseos están mediatizados por la figura de su modelo. Pero este modelo no entra en rivalidad conflictiva con él, porque, como dice Girard, Amadís reside en un cielo inaccesible.

Aprendizaje: Para seducir, crea un rival, alguien que te marque como objeto deseado. Milan Kundera en El libro de la risa y el olvido, apunta: “Las mujeres no buscan a los hombres hermosos, las mujeres buscan a los hombres que han tenido mujeres hermosas” . Anunzio en El placer señala que “Un hombre que haya sido amado por una mujer de cualidades singulares, excita en otras la imaginación, y todas compitiendo, se consumen por poseerlo…La fascinación de D. Juan está más en la forma que en su persona.”

miércoles, 11 de junio de 2008

Soledad

Pablo Ransa

Schopenhauer decía : “El dilema humano es que hay que elegir entre la soledad y la ordinariez”.

Lo que consideramos bienes y riquezas, son elementos sociales. Quieres dinero porque existen los otros. La persona es gregaria. El que quiere ser millonario es el ser más sociable, pues el dinero es lo único que no nos llevaríamos a una isla desierta.

En cuanto a la soledad, si uno se encierra en casa lleno de libros escritos por otros, escuchando música compuesta por otros, pensando cosas en diálogo con otros, no está sólo. Está sólo de la vecina que viene a darle la lata. Maquiavelo cuenta que por la noche se ponía su mejor ropa para entrar el coloquio con los grandes espíritus (leer en su biblioteca) y Quevedo decía aquello de “hablando con muertos”(la lectura y lo que inspira).


Únicamente estamos solos de quien echamos de menos.

domingo, 8 de junio de 2008

La lógica de la mujer


Antes de que una mujer se acueste contigo, todo son razones para no hacerlo. Una vez se ha acostado contigo, todo son razones que justifican por qué lo ha hecho.

Este es un comportamiento que a veces también encontramos en el hombre, pero con un grado y frecuencia mucho menor. Por lo general, el hombre ya ha construido toda clase de razones para acostarse con una mujer antes de hacerlo.

El hombre decide su comportamiento en función de sus deseos; la mujer decide sus deseos en función de su comportamiento.

Esta es, además, la razón por qué a veces las mujeres hablan de auténticos cretinos como si fueran Superman. O la razón por la que, cuando critican a un hombre que se ha acostado con ellas, con frecuencia se adivina un destello de codicia en sus ojos.

jueves, 5 de junio de 2008

Contar la vida. Javier Marías.


Javier Marías, notable imitador de voces y humano sobresaliente
.


La primera frase de la parte inical (Fiebre y lanza) de las 1.600 páginas que componen la novela de Javier Marías Tu rostro mañana es: "No debería uno contar nunca nada...". El contar o no contar es uno de los temas del libro y su autor opina que contamos cosas constantemente sin pararnos a medir su trascendencia: "Tengo la sensación de que contar es uno de los desencadenantes de todo, de cosas buenas, pero también de tragedias espantosas". En una conversación que en la novela sostiene el narrador con su padre, éste le dice: "Si hay algo de lo que estoy contento es de no haber hecho daño a nadie por haber contado lo que no debía".

Corazón tan Blanco, otra novela de gran éxito del autor, versa sobre tema del secreto, otra de sus preocupaciones: "Es una forma civilizada de tratarse con los demás. Si contáramos siempre la verdad nos mataríamos unos a otros". El secreto circunscrito a lo privado.

lunes, 2 de junio de 2008

Virtudes del tabaco

Fumando espero

Allan M. Brandt en su ensayo El siglo del cigarrillo narra la historia de cómo los dóciles fumadores fueron seducidos mediante perversas campañas publicitarias.

Fumar cigarrillos no era un hábito masivo a comienzos del siglo XX; fue la primera guerra mundial lo que disparó su consumo al asociar el cigarrillo con la figura romántica del soldado hundido en su trinchera, mirando las estrellas con un pitillo entre los dedos.

A la masculinidad, que duraría hasta los vaqueros de Marlboro, se unió muy pronto la sexualidad. Durante la posguerra, Hollywood asoció tercamente el contacto sexual con cigarrillos cuyo humo sellaba el coito.

En 1953 aparecieron los primeros datos científicos sobre el cáncer de pulmón entre fumadores. Las compañías contratacaron con estudios escritos por prestigiosos mercenarios. En 1962 el informe del comité dirigido por Luther Ferry dio pruebas inequívocas, no solo de la relación del tabaco con el cáncer, sino de los millones de víctimas que ya había causado. Comenzaron entonces las batallas legales en las que la industria se impuso comprando médicos, abogados, jueces y congresistas. En 1988 fue un estudio gubernamental el que demostró la relación del cigarrillo con millones de muertes y el uso consciente de adictivos para enganchar al cliente por parte de las tabaqueras.

La batalla continúa, pero el público culto de los países ricos ya no se lleva a engaño y las ventas han caído. En consecuencia, las tabaqueras disparan ahora su publicidad hacia los países del tercer mundo.

Ahora bien, es como ese ejemplo de Savater al inicio de sus clases de ética en la Universidad. Una joven sale de casa de un amigo que se niega a acompañarla por desidia hasta la parada del autobús, es de noche, ella debe cruzar un descampado al que el Ayuntamiento no ha puesto iluminación, Un ladrón la asesina para robarla. ¿De quién es la culpa, del amigo gandul, del Ayuntamiento y su dejación de funciones... ? No, del ladrón, sin duda.

Nosotros somos los que elegimos en último caso.